“En Tucumán, la falta de inversión en infraestructura es muy grande. Y eso nos deja expuestos”. La frase no la formuló un dirigente político de la oposición ni un vecino de El Corte, en Yerba Buena, donde el sábado murió un operario que estaba trabajando debajo del puente del río Muerto cuando un terraplén se desmoronó encima suyo. La frase salió de la boca de Ricardo Abad, el ingeniero civil de 66 años que desde hace tres conduce la Dirección Provincial de Vialidad, (DPV). “Nosotros tenemos fondos únicamente para hacer mantenimiento de rutas. Para cualquier obra nueva, tenemos que salir a buscar un crédito”, añadió.
Desde el desmoronamiento y hasta ayer a la tarde, el tránsito estuvo interrumpido en ese puente, a la espera de que la Justicia avanzara con sus peritajes. A la tarde, Vialidad decidió habilitar media calzada al tránsito vehicular, con excepción de los rodados pesados, como ómnibus y camiones. La medida trajo alivio a los residentes, pues quienes viven al oeste del río Muerto debían dejar sus autos abajo de la interrupción y continuar a pie, montaña arriba, hasta su casa.
- ¿Por qué pasó lo que pasó? ¿Por qué no pudo evitarse o prevenirse?
- Lo que ocurrió está siendo analizado por la Justicia. Todavía no sabemos demasiado. No sabemos si nosotros tuvimos algo que ver, o la empresa Hugo Cerviño Constructoras. Lo único que puedo asegurarle es que los operarios de esa firma estaban trabajando abajo del puente. Por algún motivo, se produjo un deslizamiento del suelo. Estimamos que el tránsito produjo vibraciones. Y eso desprendió la tierra. Las pericias determinarán si hubo imprudencia o falta de previsibilidad.
- ¿Qué tipo de trabajo se estaba haciendo?
- Limpieza. Se estaba preparando el terreno para habilitar, luego, un paso precario y temporal, hasta que se haga un nuevo puente.
- ¿Han hablado con representantes de la contratista?
- Sí. Mantuvimos una reunión con ellos. Seguramente, serán citados por la fiscalía.
En diciembre del año pasado, Hugo Cerviño Constructoras ganó la licitación pública para la construcción de ese paso, por $ 40 millones y con un plazo de obra de seis meses. El acta de inicio se firmó en junio pasado, por lo que -si no hubiera ampliaciones- debería culminar en diciembre de este año. El proyecto consiste en la demolición del puente actual, de 15 metros de largo y seis metros de ancho. Se hará una nueva conexión de 30 metros de largo y poco más de 11 metros de ancho, de acuerdo con el proyecto al que tuvo acceso este diario. Estos anexos funcionarían para la circulación peatonal, de motos y de bicicletas y para que los vehículos se aparten de los carriles centrales cuando necesiten disminuir la velocidad.
El plan original establecía que debía ensancharse el camino desde la rotonda situada al pie del cerro hasta El Paraíso, a la altura de la comisaría. No obstante, por falta de fondos -explica Abad-, se optó por reemplazar sólo el puente. Según lo descripto, tiene que estar hecho de hormigón pretensado y debe incluir protecciones en los cauces y en los márgenes. El planteo estructural consistiría en un tablero, apoyado sobre dos vigas cabeceras.
Al momento de los argumentos, los técnicos de esa dependencia escribieron que la extracción de áridos había ocasionado una erosión retrógrada. Eso destruyó las obras de estabilización en el cauce; descalzó los terraplenes de acceso y puso en riesgo las fundaciones de la plataforma y su estabilidad. Otro motivo que dieron -menos amenazante, mas no menor- es que el crecimiento de Yerba Buena ha generado presión sobre la red vial. “Inicialmente, era un camino que se utilizaba con fines turísticos. Hoy, la ruta 338, en ese trayecto, tiene todas las características y problemas inherentes al tránsito urbano”, se lee en el texto de la iniciativa.
- ¿Hay riesgo de que se caiga el puente?
- Ese puente es viejo. Y se encontraba totalmente descalzado debido a la extracción de áridos. Pero lo salvamos. Es estable. De todos modos, se ha vuelto obsoleto.
- ¿Por qué no se concretan las transferencias juridiccionales? ¿Acaso en los hechos no debería competerle a la Municipalidad de Yerba Buena?
- Actualmente, Vialidad tiene que transferir un montón de tramos de distintas rutas, como la 302 en Banda del Río Salí y Alderetes. Ni siquiera la señalización que colocamos nosotros tiene sentido en estas zonas urbanas, porque nuestros carteles contienen indicaciones válidas para las regiones rurales. Pero son trámites complejos en los que deben intervenir los concejos deliberantes, primero, y la Legislatura, después. En este caso, el intendente, Mariano Campero, ha manifestado su voluntad de aceptar la transferencia de las avenidas Perón y Solano Vera, por ejemplo. Pero el trámite se encuentra demorado. El tramo inicial de la ruta hacia San Javier debería seguir el mismo camino.
- Actualmente no hay ningún otro paso formal sobre el río Muerto, pese a los muchos barrios situados tanto al norte como al sur. ¿No habría que pensar en otro puente?
- Seguro que se necesita otro puente. Hacen falta más vías de comunicación. Y se ha llegado a esto debido al crecimiento no planificado.
El proyecto para modificar el puente del río Muerto comenzó a ser impulsado por Vialidad en 2017, luego de que una tormenta en marzo de 2015 puso en duda la estabilidad de la estructura, y desnudó los efectos de la extracción de áridos descontrolada justo debajo del puente.
En 2016, otro funcionario de Vialidad, el entonces jefe operativo, Pedro Madrid, había hablado de un proceso de erosión sobre uno de los estribos. Eso significa que una de sus bases estaba desgastada. En estos últimos cuatro años, además, en varias ocasiones se prohibió el tránsito de vehículos pesados sobre ese paso.