Durante la mañana la pregunta asoma entre los labios, ya automática y dispuesta a escuchar sugerencias, rogando incluso por ellas. “¿Qué comemos hoy?”, se escucha y las respuestas abundan entre el “no sé” y los teléfonos de delivery.
Al final, la constante deliberación produce cansancio y termina por alterar nuestra creatividad gastronómica, dando como resultado un menú compuesto de milanesas, puré, arroz y -de nuevo- milanesas.
Si llegaste a esta instancia es tiempo de probar el batch cooking, un método organizativo que promete salvar los almuerzos y las cenas semanales en un día. “El ‘cocinar por bloques’ consiste en preparar en pocas horas y de una sola vez el menú para consumir a lo largo de toda la semana. Optimizando al máximo los recursos y la cocción de los alimentos”, explica Valentina Sotomayor, nutricionista con un máster en desarrollo e innovación de alimentos.
Es cierto, la técnica no es nada nueva (y remite a las costumbres culinarias de nuestras madres y abuelas) pero -en una sociedad marcada por el fast food y la optimización constante de las horas- la capacidad de organizarnos y potenciar el paso por la cocina se convirtió en una especie de necesidad.
“Por cuestiones de horarios y de facilidad, poco a poco, la comida hecha en casa fue desapareciendo. Si no tenemos a mano algún preparado la opción más rápida que se nos ocurre suele ser comer pizza, empanadas o 'picar' paquetes abiertos y alimentos procesados -destaca Valentina-. El batch cooking ayuda a evitar esa excusa. No es lo mismo llegar al hogar con hambre y sin nada para comer que contar con una planificación y control de alimentos”.
Cocina (y vida) organizada
Para aquellas personas interesadas en el método culinario existen cursos especializados que se dedican a este arte de los preparados en tappers.
Hace unos meses, Claudia Drago llegó al taller de Valentina seducida por la promesa de preparar platos saludables en tres horas. “Me di cuenta que al hacer las compras no planificaba con antelación lo que metía al carrito. Entonces, la desorganización aparecía porque me faltaba alguna verdura o condimento”, comenta la chef amateur. ¿El almuerzo de hoy? verduras al horno condimentadas con cúrcuma y sal.
“El batch cooking me ayudó a incorporar nuevos ingredientes y técnicas de cocción diferentes. Gracias a eso recurro muy poco al delivery. No hay nada como comer en casa y realmente es más simple de lo que uno piensa”, afirma Mercedes Aguirre, otra participante del curso.
En efecto, la eficacia de esta técnica recae en la variedad de platos que pueden realizarse con la misma materia prima. Una especie de “nada se pierde, todo se transforma” donde hasta los garbanzos sufren su metamorfosis y terminan convirtiéndose en ensaladas, guisos, falafel y hamburguesas.
El proceso
Al hablar de la planificación del menú, lo que no pueden faltar son las listas. Según enumera Valentina, el primer ítem es chequear la cantidad justa de comestibles a utilizar antes de visitar el supermercado. La consigna es evitar agarrar comida de más como, por ejemplo, aquellas latas y aderezos que recién encontraremos días después a su vencimiento.
“En la época de exámenes siempre aprovisionaba mi despensa con muchísima comida. El problema era que por el estrés tenía demasiada fiaca de cortar y hervir las verduras o cocinar la carne”, comenta Lourdes Iglesias aludiendo a su caótico pasado alimenticio. En cambio, ahora la heladera de la estudiante parece un juego de Tetris con bolsas Ziploc, envases multicolor y frascos de vidrio que encapsulan ensaladas y gelatinas.
“Luego de comprar los alimentos y cocinarlos, la comida es porcionada en envases y se la lleva al freezer o heladera para su conservación. Es bastante simple, con el batch cooking evitamos tener sobras, complementamos nutricionalmente nuestra dieta y en escasas horas nos desentendemos del asunto”, agrega la nutricionista.