Falta de señalizaciones, de iluminación, cartelerías y demarcación de la capa asfáltica. Son las carencias más comunes que acusan las rutas tucumanas y también algunos sectores de las nacionales. Se trata de un cóctel mortal que se acentúa en los cruces de ambas carreteras desplegados a lo largo de la provincia. El peligro de accidentes, a veces potenciados por factores climáticos (lluvia o neblina), los convierte en sitios de extrema peligrosidad, más en horarios nocturnos y para los que lo desconocen. A lo largo de las carreteras 157 (nacional) y 38 (traza vieja) hay al menos seis cruces o empalmes que se ubican en un nivel de elevado riesgo a partir de la cifra de víctimas fatales y heridos que acreditan en los últimos años.
“Esto es el producto de una política vial errática tanto provincial como nacional. Las carreteras no son conservadas como corresponde porque cada una no tienen una presupuesto específico asignado. Hay uno global al que se apela solo en caso de emergencia” advirtió Pedro Katz, especialista en temas viales. “La cuestión es que las carencias de mantenimiento han ido profundizando los deterioros de las rutas. Lo que fue una fisura ahora es un bache mucho más caro de arreglar. Entonces las soluciones se postergan”, agregó. De todos modos observó que en una tragedia confluyen muchos factores, desde el hecho de que en un colectivo los pasajeros vayan sin sus cinturones de seguridad colocados o un motociclista no use casco.
Dentro del contexto vial planteado, el empalme de la ruta provincial 308 con la 157 en La Madrid se consolidó en el más peligroso y trágico con más de 17 víctimas fatales en un año, de las cuales 15 corresponden al vuelco del colectivo de Mendoza ocurrido el lunes. Otras 45 personas resultaron heridas.
Por la misma 157 los riesgos de accidentes acechan también en el cruce con la provincial 329 que nace en Concepción y desemboca en Monteagudo. Ahí al menos ocho personas fallecieron en distintos accidentes en los últimos tres años, según datos proporcionados por lugareños. Al sur de La Madrid, el acceso a la continuación de la 308 que lleva a Termas de Río Hondo, el nivel de riesgos de percances también es inquietante.
Hace una semana una familia que viajaba en una camioneta Renault Kangoo roja volcó en ese cruce y cuatro personas, dos menores, resultaron gravemente heridos. Sucedió pasadas las 20 cuando la oscuridad era intensa en la zona. “Los cruces de La Madrid y de Monteagudo son de terror. De noche o cuando llueve hay que adivinar los desvíos si uno viene por las rutas provinciales. Es que no hay iluminación y no hay ningún cartel que te advierta la proximidad del cruce. Es fácil pasar derecho”, advirtió Rolando Luna, vecino de La Madrid. El comisionado comunal de Monteagudo, Arturo Guerra, dijo que nadie desconoce la peligrosidad del cruce de esa localidad y aseguró que si en estos momentos carece de iluminación es porque Vialidad de la Nación (VN) arrancó las columnas colocadas por la comuna durante los trabajos que realizó en las banquinas.
“Las lámparas y postes quedaron a la orilla de la carretera y nunca más las volvió a instalar. Ahora están faltando algunas. Por eso resolví llevar las que quedaron a la comuna. Pese a mis reclamos nos las reinstalaron”, dijo el funcionario. “A Vialidad de la provincia le pedí que arreglen al menos el sector del empalme, que pinte la cinta asfáltica y se coloque cartelerías. Aquí siempre hay accidentes”, reconoció.
Dardo Herrera, comisionado de La Madrid, también se despachó contra VN al indicar que está a la espera de una autorización de ese organismo vial para iluminar el empalme de la 329 con la 157. Lo mismo sucede con el cruce de la ruta que conduce a las Termas. “Hay una disposición que nos impide hacer trabajos de infraestructura a orillas de la ruta en una distancia de 15 metros de ambos lados. De ahí que para cualquier trabajo de mejora hay que pedir permiso a VN”, insistió. “Está claro que cualquier trabajo de mejoras en rutas las deben hacer los entes viales correspondientes, tanto de la Nación como de la provincia” acotó.
En Arcadia los empalmes con la traza vieja de la 38 de las rutas provinciales 324 (conocida como interpueblos) y 328 (que conduce a Ischilón) acreditan en dos años más de seis víctimas fatales en distintos accidentes de tránsito. El último se produjo el martes y costó la vida al motociclista Rodrigo Diosque, de 18 años. Su acompañante de 15 años resultó gravemente herida. El joven, que transitaba de noche por la 38, colisionó contra un camión que salía de la 328. “Formalizamos reclamos a fin de que vialidad de la provincia acondiciones los accesos a estas rutas que tienen el pavimento deteriorado y carece de cartelerías. Nosotros estamos poniendo iluminación, pero restan los otros trabajos”, dijo el comisionado comunal Julio Maturana. “Aunque en muchos casos prevaleció la imprudencia de los conductores, hay que admitir que las condiciones de las rutas, principalmente provinciales, son pésimas. Y son factores que las hacen mortales”, apuntó Carlos Díaz, vecino de la zona.