Trech, el freestyler que compite por Tucumán
En 2005 el famoso rapero Frescolate le ganó en Puerto Rico (la meca del rap latino) al local El Niño, en el primer certamen internacional de la Batalla de Gallos. Este encuentro marcó el desarrollo de la escena actual del hip hop. En 2008, Nahuel Carabajal, un chico tucumano de 10 años, escuchó una canción de Frescolate dedicada a Dragon Ball. A partir de ese momento comenzó su camino en el freestyle. Hoy todos lo conocen como Trech, se autodefine como un freestyler y hoy representará a Tucumán en la competencia nacional más importante.
Hijo de comerciantes independientes de Alderetes, en su adolescencia era considerado el payaso del curso. De todos modos él afirma que nunca le dio vergüenza subir al escenario. Ingresó a la Escuela de Cine, pero a los dos años dejó los estudios para dedicarse a su pasión, el freestyle.
Arrancó en 2013 en una competencia que se realizaba en la plaza Urquiza llamada “La parte nuca”. “Eran ocho o 16 chicos, apenas nos alcanzaba para armar el evento”, recuerda Trech a quien le tocó confrontar por primera vez con una mujer, la Chaina, que venía de Buenos Aires. “Barrió el piso con mi cara”, confiesa Trech.
Hace dos semanas Tucumán fue sede de la tercera fecha de la Freestyle Master Serie (FMS), una liga profesional que, con entradas agotadas, convocó a miles de jóvenes. El ecosistema del freestyle comprende características artísticas novedosas y propias de esta época. Quizás lo más notable es lo que Trech define como “boxeo lirical” que es puntualmente la batalla, y el código interno que define este género: respeto y compañerismo. “Se matan en el escenario, pero después se dan la mano y son amigos”, aclara. Es importante entender que acá no hay golpes ni enfrentamientos físicos, sino duelos verbales.
Estilos
El tucumano también marca que el show que presentan los argentinos es especial: “es muy rítmico, los argentinos tenemos mucho flow y puesta en escena; los españoles son más estáticos y los chilenos sólo van al ataque”. El público es fundamental en estos shows. “La gente es el cuarto jurado, es el combustible del competidor, te transmite euforia”, destaca Trech, y agrega que se enamoró del freestyle por el público: “es increíble la adrenalina que te da cuando la gente grita por algo que vos dijiste”.
Se proyecta como un freestyler y quiere dedicarse a la música. Cuando se pone el traje de Trech y sube a un escenario sabe que de alguna manera interpreta un personaje. “Todo freestyler o toda persona que se proyecta artísticamente, en el escenario es todo lo que no es en su vida diaria, normalmente decís cosas que no le dirías al colectivero, al que se te coló en la fila del súper. Siento que ahí sale todo, el que se sube al escenario es una versión mejorada de uno mismo porque todo lo que uno se guarda sale ahí, en el escenario no tenés limitaciones”, asegura.
Cábala
A la hora de subir al escenario tiene una sola cábala: una remera amarilla. “Con esta remera siempre me fue medianamente bien”. No practica antes de una batalla y dice que lo único que le sirve es tener la mente limpia de ideas.
Trech es uno de los mayores referentes de Tucumán: en 2018 participó en la semifinal de Red Bull Batalla de Gallos que se llevó a cabo en Córdoba, una de las batallas que suma puntos para el ranking Urban Rooster (esta competencia les permite a los 10 competidores con más puntaje entrar a la liga FMS). Justamente esta tarde se presentará en la final nacional de la Supremacía MC, que se realizará en Córdoba; representará a Tucumán y se medirá con los mejores del país.
El sábado pasado se consagró como el mejor de Tucumán en un evento organizado por Crecimiento Free, una organización que nació en Simoca por iniciativa de un grupo de estudiantes. Hoy trasladó sus actividades a la capital y ayuda a los competidores a participar en eventos avalados por el ranking Urban Rooster.
En Tucumán el freestyle todavía es un arte underground, no hay competencias que sumen puntos para ingresar a los 10 mejores de la FMS y por lo tanto la provincia está lejos de profesionalizar el género.
El circuito de la provincia es muy amplio; se hacen encuentros en Bella Vista, Alderetes, Simoca, Aguilares, Alberdi, Famaillá y capital. “Hay mucho talento en Tucumán, no hay qué envidiarle a Buenos Aires. Quizás lo que falta es más exposición y deberíamos tener más competencias para sumar puntos, pero en el interior hay muchos chicos que hacen esto”, dice Trech.
Su sueño es entrar a la liga FMS, lo que le permitiría vivir de lo que ama y competir a nivel internacional. No sabe qué le espera en el futuro pero sabe que su camino es el de la música.