Lucas Mohamed: lejos de las carreras, y sin presiones para opinar
Lucas Mohamed habla de su deporte con más comodidad desde que es ex piloto. “Antes me tenía que cuidar mucho. Decís algo que a un dirigente no le gusta y te condiciona el resultado”, revela Mohamed. “Cuando uno deja de ser piloto, se escuchan las verdades que no dijimos; uno está más distendido ahora que antes”, remarca. Con esa actitud es que el subcampeón 2014 del Turismo Nacional (TN) Clase 2 llegó a los estudios de LG Play para responder todo, “como en mi casa porque así me siento en LA GACETA”, en el ciclo “La Otra Pregunta”.
- ¿Por qué sentís tanta comodidad aquí?
- Hay muchos medios que viven del automovilismo. Es todo como un circuito cerrado y mi opinión no llega. En LA GACETA sé que opino libremente.
- ¿Cómo te gusta que te reconozcan? Como ex piloto, preparador de autos...
- Me gusta ser lo que soy: técnico mecánico recibido del Salesiano Lorenzo Massa. Desde ahí trabajo en el taller con mi papá de toda la vida.
- Tu papá también fue piloto de motos y autos. Además de eso ¿qué más te llevó al automovilismo deportivo?
- Yo creo que él no quería corriera en aquel momento, cuando yo tenía 9 años. Me acuerdo que vi a un chiquito que corría en un karting y dije: ‘es como yo’. Me di cuenta que podía correr y de ahí en más lo torturé a mi papá hasta que me armó el karting.
- La familia siempre fue muy importante en tu carrera deportiva, ¿es así?
- Es un gran equipo. Así lo hemos hecho siempre, construir el auto, el karting, lo que sea. Prácticamente todo los elementos se hicieron en el taller. A veces los resultados no se dieron, pero para nosotros lograr el objetivo de tener un auto competitivo era un gran premio.
- En el TN, al Mohamed Competición siempre se lo identificó como un equipo que trabajaba “a pulmón”. ¿Cómo te caía esa calificación?
- Depende el punto de vista. El dueño de un equipo grande me dijo: ‘vos me jodés el negocio’. ‘¿Por qué?’, le pregunto. ‘Porque yo construyo autos que funcionan dos o tres años y después tengo que rehacerlos, mi negocio es construirlos. Vos venís con uno que tiene 10 y sos competitivo. Entonces yo qué les digo a mis clientes que me dicen por qué Mohamed tiene un auto de esa cantidad de años y es competitivo, fue lo que me respondió. Uno cree que realmente no llama la atención. Después recibí el llamado de esa misma persona, felicitándonos cuando salimos primeros. Es un ambiente muy competitivo; uno no espera nada del otro, pero por ahí te sorprende.
- ¿En qué categoría te sentías más cómodo?
- En los zonales, porque uno dedicaba más tiempo. En el TN, que es la categoría donde he pasado muchos años, siempre nos costó mantenernos, costaba lograr el presupuesto para cada viaje. En los zonales todo ese tiempo lo usaba para desarrollar el 128, que es un autito más barato, pero le dedicábamos tiempo a lo que nos gusta, que es trabajar en el auto.
- Pero, ¿disfrutabas?
- Me costó mucho a nivel nacional porque ya había plata que no era mía. Había una presión para dar lo mejor que en los zonales, como costaba menos y no se necesitaba plata de algún patrocinador o empresa, se disfrutaba más. A nivel nacional los intereses de la marca y de la organización... se mezclan muchas cosas. Uno ya tiene que ser más político y saber manejarse más abajo del auto, que arriba.
- ¿Por qué elegiste el TN?
- Cuando yo corría en autos con techo, en ese momento, era como el sueño. Es una categoría muy competitiva. ¿A quién le gusta lo fácil? A nadie; queríamos ir por ese desafío.
- ¿Qué es lo más difícil de la categoría?
- De adentro del auto lo más difícil es mantenerse competitivo. Ganás una carrera y decís: ‘no toqués el auto porque es recontra competitivo, seguramente, la siguiente carrera también la gana’. Mantenerse competitivo siempre ha sido lo más difícil en el TN. El “chapa chapa” que se ve cuando se intenta pasar a un rival, es un auto sin carga aerodinámica, que viene en el aire, se pueden cometer muchos errores en el manejo. Uno va chupado, el piloto de adelante comete un error, te ponés al lado, el de atrás también y eso “vende” para el afuera, pero dentro cuesta mucho.
-¿La tecnología le quitó lo vistoso al automovilismo?
- A “mi” automovilismo, el que uno siente y le gusta, ese se va perdiendo cada día más. Es muy difícil volver para atrás porque hoy la categoría, cuando ve algo complicado, monopoliza o estandariza.
- ¿Te parecen favorables los cambios que se hacen de fecha a fecha?
- No estoy a favor. Todos deberían tener las mismas armas y las mismas posibilidades, tanto el equipo grande como el dueño del taller que hace el auto en la casa. Eso es lo bueno que tenía el TN al principio y era por lo que nosotros podíamos correr, ser competitivos y ganar carreras. En 2014 cuando peleé el título con Hanna Abdallah, él estaba en una estructura que tenía 20 autos en pista, era una locura competirle. Sin embargo, lo pudimos hacer, no se dio el campeonato por ciertas cuestiones, pero quedé feliz por haber logrado el objetivo de ser competitivos.
En 2014 el TN tuvo 12 carreras. Mohamed quedó en los siguientes puestos: 1º, 10º, 4º, 9º, 3º, 6º, 2º, 31º, 2º, 7º, 3º y 43º. Lucas corrió con un VW Gol AB9; quedó a 10 puntos del campeón.
- ¿Qué recordás de ese subcampeonato?
- Gané la primera fecha en La Plata, en el circuito más difícil, en el que yo nunca podía ganar. Todos probaban ahí porque tenían el circuito de prueba, sin embargo, ahí gané yo. Nunca me voy a olvidar: el podio tiene un elevador, entonces subo yo con el auto... era el sueño del pibe. Ahí arranca bien el 2014, cuando tenía un auto muy regular, quizás no era contundente. A mitad de año los dirigentes opinan que yo estaba como cebando el campeonato. Tuve la suerte y la desgracia de ir primero en la tabla de posiciones prácticamente todo el año y eso por ahí me jugó en contra, porque se hablaba de que iba regulando, que no mostraba todo lo que tenía. Tengo la mala suerte de que cambia el reglamento: le habilitan más potencia al Clio y Abdallah, el más próximo en la tabla, gana cuatro carreras seguidas con lastre, supuestamente, y se me acerca en el campeonato. Y todo se define en la última fecha con la mala suerte de que tuve problemas.
- ¿Cómo fue la última carrera en Olavarría?
- En pista recibí varios choques, fue bien complicado. Fue muy dura y la viví con mucho sentimiento adentro del auto e impotencia también. La verdad, lo disfruté, no voy a decir tanto como salir campeón que hubiera sido lo ideal, pero hemos festejado muy bien un subcampeonato.
- Dos días después ganaste el premio LA GACETA al “Mejor Deportista”. ¿Dónde tenés la estatuilla del canillita?
- Junto a todos los trofeos del TN. Me sorprendió totalmente haberlo ganado porque es una provincia con muchísimos talentos. Estar ahí con ellos era un premio.
- ¿Por qué te generó tanta sorpresa?
- Salir subcampeón para mí era olvidarme del premio porque el logro era volver campeón, pero creo que fue un reconocimiento al esfuerzo, a ser competitivo con un auto hecho en Tucumán que creo que es lo que más vale. El condimento más lindo era que mi papá sea el motorista, construir el auto en el taller de la calle Perú y de ahí viajar a todas las carreras.
- Fuiste papá muy joven, en plena etapa de competencia, de una mujer ¿cómo es la relación?
- Nos llevamos muy bien. Agustina no vive conmigo, vive en la casa de su abuela que está a una cuadra de la facultad. No sé si cuando termine se va a mudar conmigo, no está decidida. Lo que puedo decir es que a los 20 años uno no disfruta tanto los hijos, como se los disfruta hoy que soy más grande. Quizás los disfruto más hoy que a Agustina cuando yo tenía 20 años y estaba corriendo. Creo que era más egoísta, hoy no.
“Teníamos que elegir al mejor compañero. No sabía que el premio era el viaje al Vaticano”, contó. Tiempo después, a los organizadores del torneo les llegó una carta desde el Vaticano dirigida a Mohamed.
- ¿Así lo considera Agustina también?
- Y... habría que preguntarle a ella.
- ¿Ella se acercó al automovilismo?
- Pidió. La llevé al kartódromo a dar unas vueltas, pero no le gustó. No le picó el bichito.
- ¿Tus otros hijos?
- Van a tenis. Quiero que elijan, como me pasó a mí. Mi papá nunca me inculcó que tenía que correr. Quiero que cada uno elija lo que quiere, yo los voy a acompañar. Ya me han pedido que arme el kart, está en proceso. Tienen que dedicarse a estudiar, son muy chicos todavía.
- ¿Recomendarías al automovilismo como deporte de iniciación?
- Sí, obvio, es lo que amo. Lo que uno aprende en el karting desde chico no se olvida más y es lo mejor que te puede pasar yo tengo las mejores experiencias y todo lo que te puede pasar en el kart me sirvió para todo lo que hice.
- ¿Te llamaron alguna vez para entrar en la política?
- En 2014, el año del subcampeonato, había mucha presión. Como todo ciudadano, quiero trabajando en el Estado a gente preparada y yo no me siento preparado. Porque tenga un nombre que haya subido a un podio o salido en el diario, no significa que pueda ser buen dirigente. Sí puedo colaborar en el deporte. Sé lo mal que puede vivir un deportista y la clase de ayuda que se necesita. No sólo en el automovilismo, porque puede cambiar la actividad deportiva, pero no el entusiasmo y el objetivo.