En el espejado edificio de la Legislatura se sintió ayer un sacudón. Las ráfagas de viento de 40 kilómetros por hora azotaban las ventanas y provocaban un zumbido penetrante. Pero aún más potente era el runrún adentro, cuando antes de ingresar al recinto, donde se iba a celebrar la sesión, los legisladores oyeron las declaraciones de Osvaldo Jaldo. “Este es mi segundo y último mandato como vicegobernador, así lo dice la Constitución; puedo competir después por otro cargo como el de gobernador”, lanzó el titular de la Cámara en “Los Primeros”, el programa de la primera mañana que conduce Omar Nóblega por Canal 10.
Como correlato del fenómeno climatológico, en las oficinas del Poder Legislativo se sintió el rugido del “Huracán” Jaldo, que avisó que se cansó de ser segundo. Porque esa es la lectura política, más allá de que se busque bajarle el tono a sus declaraciones periodísticas o que se diga que apenas expresó lo obvio: que ya no puede ser reelecto en el cargo que hoy ostenta y que -solo como ejemplo- esbozó que puede competir por la gobernación.
Ya antes de las elecciones provinciales, Jaldo había bloqueado la idea que empollaba un grupo de legisladores (entre ellos el poderoso Juan Ruiz Olivares) de reformar la Constitución este mismo año. En LA GACETA Play había avisado que no quería enmienda y menos para habilitar la reelección, léase, para que se repitan en el cargo todos y se le niegue nuevamente la chance de luchar por el máximo lugar del Poder Ejecutivo. Ahora redobló la apuesta y ayer por primera vez se permitió pronunciar él mismo una frase que incluye la primera persona, y las palabras “competir” y “gobernación”. Los encolumnamientos dentro del oficialismo ya vienen dándose. Que no se avance con una reforma este mismo año muestra que el vicegobernador ostenta el poder en la actual conformación legislativa. ¿Lo mantendrá? Analizando nombre por nombre, todo parecería indicar que sí. O al menos que Juan Manzur no tendría la cantidad necesaria de legisladores que le respondan como para impulsar una enmienda en caso de que se desatara una guerra por la sucesión, cosa lejana y somera en esta instancia.
Por el momento, la dupla gobernante dialoga y decide en yunta. Casi todo. Además, el vicegobernador buscaría instalar la idea de la reelección cruzada, una carnada para que enganche a Manzur y para que prevalezca por sobre la opción de una eventual y futura ruptura entre ambos. La propuesta consiste en que Jaldo compita por la Gobernación y en que Manzur lo haga por la vice, algo inédito y cuestionable desde lo constitucional, pese a que algunos constitucionalistas, como Gilda Pedicone de Valls, consideran que sería posible (también lo dijo en “Los Primeros”). Otros, que prefieren no confrontar en público con su colega, aseguran que es absolutamente inviable y que el actual gobernador no puede sentarse en el sillón de la Legislatura, ya que el principio a respetar -según la Carta Magna, que no es taxativa en la cuestión- es el de alternancia de funciones. “Si el gobernador y el vice se prestan in infinitum los cargos, no hay alternancia y no se cumple ese principio”, reflexiona un constitucionalista. Habrá que ver cómo se dirime esta situación de “interpretaciones”.
La cuestión es que la precoz carrera por 2023 que lanzaron los hombres cercanos a Germán Alfaro adelantó los tiempos políticos del oficialismo. “Casualmente”, a la disputa se sumó Jaldo...
También con la mirada puesta en “el más allá”, pero con las armas listas para los comicios de agosto, Mariano Campero se pintó la cara para ir a la guerra en el espacio opositor de Juntos por el Cambio. Cuando todo parecía indicar que habría lista única, con Domingo Amaya a la cabeza, el intendente de Yerba Buena presentó otra alternativa para competir en las PASO.
La del jefe municipal no es una cruzada contra los mandatos de la Casa Rosada, sino más bien por el liderazgo del espacio opositor en Tucumán. Ayer, también en LGPlay, apuntó contra el “dedo” y -según dijo- la falta de cumplimiento de acuerdos electorales de José Cano. Campero parece luchar contra el diputado y el espacio de poder que él viene representando en Tucumán en el hoy viejo Cambiemos.
La lista “oficial” tendrá el apoyo de la Casa Rosada, de la estructura de Cano, de parte del PRO que encarna Alberto Colombres Garmendia y habrá de ver de quién más. Porque Campero apuesta a que, finalmente, varios desencantados y otros que miran a 2023 “apuesten” a que triunfe Manuel Courel, su jefe de Gabinete. Así, taponarían a un Amaya que querría volver al municipio, a un Cano que querría volver a luchar por la Gobernación, a un José Ascárate que puso la segunda de la lista y a un Colombres Garmendia que viene siendo la cara visible del PRO. ¿Tendrá el apoyo implícito de sus pares intendentes, de dirigentes macristas y de independientes como “sueña” Campero? Si gana, será el dueño de la casilla del medio. Si pierde, tendrá que esconder la cabeza como los avestruces.