Una síntesis de los servicios prestados por Tucumán a la causa de la Independencia formuló el gobernador Bernabé Aráoz el 10 de agosto de 1816, en nota dirigida al Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. Pedía honores especiales para el aniversario de la Batalla de Tucumán. Decía que constaba al Poder Central que “los nobles y valientes hijos de Tucumán franquearon liberales sus intereses en donaciones y empréstitos que sostuvieron al Ejército de la Patria”.
Expresaba que “las donaciones fueron inmensas” y de todas las clases de la sociedad, “sin exceptuarse el débil sexo”. Hasta el momento, sumaban 9.457 pesos con 4 y medio reales. “Los que se han hecho en especie tienen doble valor, y actualmente se toma razón de ellos, con el solo fin de acreditar la oportunidad de los servicios de esta generosa provincia”.
Recordaba que los tucumanos detuvieron “las marchas de nuestro Ejército, cuando el enemigo le atacaba la retaguardia; cedió el general a sus ruegos; se atropellaron las disposiciones; se realizó nueva defensa; presentó Tristán su fuerza en línea de batalla; debió acobardar la desigualdad, y el valor de 800 tucumanos se arrojó a combatirlos, desorganizarlos y vencerlos. Todo fue obra de poco tiempo, y la victoria del 24 de septiembre de 1812 convirtió el Campo del Honor en Sepulcro de la Tiranía”.
Aráoz solicitaba que “el día de su honor, 24 de Septiembre, se señale por VE desde el presente año para que en él se hagan las elecciones de los oficios concejiles, y que el nuevo Cabildo, con la solemnidad posible, concurra conmigo al medio de la plaza a poner la piedra angular de la Pirámide que allí se levante”.