“Confiamos en Dios que vamos a obtener la clasificación”. La frase de Franco Armani segundos después del pitazo final de Wilton Sampaio, en el Mineirao de Belo Horizonte, lo dice todo. Pese a que el domingo a las 16 cerrará su participación en el grupo B ante Qatar, Argentina implora por una ayuda divina para clasificar a la segunda fase de la Copa América.
Lo de la Selección es patético y roza lo triste. ¿Se puede jugar tan mal? Sí, claro. ¿Es posible que todos aporten para que el equipo vaya en picada? Totalmente.
Si Lionel Scaloni parecía perdido en las horas previas al duelo contra Paraguay (metió mano en el equipo que había jugado en el debut, excluyendo a pesos pesados) qué decir de lo que se vio en el complemento. Porque las acciones del DT lo dejaron expuesto.
¿Cómo podés mandar a la cancha, cuando las papas queman, a esos jugadores que vos decidiste que debían salir porque no habían rendido lo que vos esperabas?
Las modificaciones que el DT había pensado para este juego no sirvieron. Quizás en la primera media hora del duelo Argentina se había mostrado algo mejor que el sábado ante Colombia; pero claro está que el nivel de los paraguayos no es el mismo que el de los “cafeteros”.
Pero ese zapatazo de Richard Sánchez tras la corajeada de Miguel Almirón fue un baldazo de agua congelada para la Selección. Si antes de ese tanto el equipo era un alma en pena que imploraba por una alegría, el 0-1 fue un disparo al corazón. Los nervios se multiplicaron y los errores se hicieron más evidentes. Argentina atacaba al “tun-tún” y defendía casi como un equipo amateur. No había buen retroceso y cada avance de Paraguay parecía terminar en el segundo gol.
Pero en el descanso, Scaloni dejó de lado su pensamiento inicial y mandó de nuevo al campo a Sergio Agüero. Con “Kun” y Lautaro Martínez en ataque, y con Lionel Messi, Giovanni Lo Celso y Rodrigo De Paul como intérpretes del buen juego, más atrás, la cosa cambió. No mucho, pero sí lo suficiente para que Argentina pudiera dar dos pases seguidos en ataque y pudiera poner en aprietos a la sólida defensa paraguaya.
Así, la Selección encontró un penal a instancias del VAR, que Messi cambió por gol para poner el 1 a 1. Pero todo parece colaborar para que la imagen de Argentina sea triste en esta Copa América.
Scaloni desarmó ese doble pivot en ataque que le había dado buenos dividendos en el inicio del complemento. Sacó a Martínez y mandó a la cancha a Ángel Di María (otro de los borrados en la previa); y lo hizo jugar por derecha, con pierna cambiada. A partir de ahí, el equipo volvió a sufrir y si no perdió, fue porque Armani le atajó un penal a Derlis González.
Es probable que Argentina derrote a Qatar, el domingo en Porto Alegre, y asegure así su lugar en cuartos. Sin embargo, lo que viene exponiendo es triste y preocupante. Jugando así no sólo no llegará lejos en esta Copa, sino que clasificarse al próximo Mundial será una misión casi imposible.