- ¿Piensa seguir los próximos cuatro años al frente del Ente de Cultura?
- Y... veremos.
La mirada y la sonrisa de Mauricio Guzman iban a contramano de sus palabras. La entrevista que brindó el martes en LA GACETA Central fue la última en carácter de presidente del Ente y él lo sabía, pero había asumido un compromiso con el Gobernador: no hacer pública su renuncia apenas pasadas las elecciones. Ni Juan Manzur ni Guzman querían que se hablara de “la primera cabeza que rueda en el gabinete”, porque la realidad es que habían acordado la salida hace más de un mes.
Fue en 2004 cuando José Alperovich lo convocó y al cabo de 15 años Guzman decidió ponerle fin al ciclo. En el edificio de San Martín 251 es el tema excluyente desde hace semanas y las preguntas son dos: ¿por qué se va? ¿Y quién viene?
La primera respuesta obedece a varios factores. El estrés, el cansancio y su repercusión en el físico no son menores. Como ejemplo queda el hecho de que el domingo pasado Guzman no pudo sumarse a los festejos de la fórmula Manzur-Jaldo en la Casa de Gobierno. Convaleciente de una operación de apéndice, debió quedarse en casa.
El desgaste tras una década y media de gestión se hizo sentir, aunque Guzman desarrolló una llamativa capacidad para absorber las críticas que le llegaron desde distintos sectores. Contó con cintura política para superar la transición de un gobernador a otro, ayudado -eso sí- por la certeza de que ni Alperovich ni Manzur ubicaron a la cultura en su agenda de prioridades.
A los 64 años, Guzman siente que su futuro vuelve a estar en la docencia y, por supuesto, prepara el terreno para la jubilación. Se reincorporará al Instituto Superior de Música de la Universidad (Ismunt), y también se propone seguir vinculado al Ente de Cultura en actividades relacionadas con su pasión: la música.
Lo que viene
Martín Ruiz Torres, actual vicepresidente del Ente, quedará a cargo hasta que Manzur designe al próximo titular. Involucrado en el armado político nacional, el Gobernador puede aplazar la decisión porque tiempo es lo que le sobra: recién el 29 de octubre asumirá el nuevo gabinete. Hasta entonces la agenda del Ente está resuelta, con el Festival de Cine “Gerardo Vallejo” y el Septiembre Musical como puntos destacados. Durante estos días se desarrolla el Festival Internacional de Jazz y Guzman ensaya las últimas apariciones en el cargo.
“Desde 2014 estoy acompañando a Marcelo Mirkin en el área cultural de la Secretaría de Extensión de la UNT y trabajo con total libertad”, sostuvo Claudia Epstein, cuya candidatura al cargo no es caprichosa. En 2015 estuvo cerca de reemplazar a Guzman y vuelve a mencionarse su nombre en Casa de Gobierno. “Es una deuda que mantiene Manzur con los Yedlin”, confió un conocedor del ambiente. Con razón, Epstein se despega de las cuestiones familiares y resalta su vasta trayectoria como militante y gestora cultural: “en estos momentos estoy ocupada en la dirección del Munt, que junto a Elina Valladares reposicionamos en la escena regional. Es un espacio valioso que permanentemente presenta nuevos desafíos para expresarnos con creatividad y vincularnos en un amplio espectro. Lo valoro mucho y me siento muy bien ahí”. ¿Y el propio Mirkin? “No se iría de la Universidad”, apunta una voz cercana al secretario de Extensión.
Quienes siguen de cerca la gestión cultural miran con atención los pasos de Marcos Acevedo en la Municipalidad de Tafí Viejo. También hubo quien puso sobre la mesa el nombre de Gustavo Guersman, director de la Orquesta Juvenil de la UNT. En cuanto a los actuales directores del Ente, la encargada de Producción y Gestión, Ronit Keter, es la más cercana a Guzman de su gabinete. Pero no figura entre las prioridades que algún funcionario de esta gestión dé el salto al despacho principal.
Lo aconsejable en estos casos es desensillar hasta que aclare, porque quienes se prueban el traje antes de tiempo son los primeros que quedan fuera de carrera. Mucho más cuando se trata de autopostulaciones. Y si Guzman sobrevivió durante tantos años en el ring político fue porque supo mantener el perfil lejos del intercambio de golpes. Es una lección para quien herede la conducción del Ente de Cultura, un organismo que necesita reconfigurarse para ocupar un rol central en el Tucumán que viene.