¿A que huelen las siestas de verano en Buenos Aires? ¿A jazmín del cielo? ¿A limón chispeante con azahares? ¿A agua dulce barrosa y cemento? ¿Tal vez a yerba mate? ¿O a menta fresca con acero y humo? Según Natalia Outeda, Buenos Aires huele a todos estos aromas y también a otros más: a cardamomo y a maderas, por ejemplo; a magnolias o fresias y, por supuesto, a vetiver y a gardenia. Porque para esta perfumista argentina, que intenta rescatar con sus creaciones el arte milenario de los aromas, cada fragancia es como un puente que conduce a distintos universos sensoriales.
De hecho, algunos de sus perfumes más famosos, como Verano Porteño, Blondine y A Fuego Lento, han sido premiados en encuentros y publicaciones de distintos lugares del mundo. “Me fascina el universo olfativo. Por eso, me propuse hacer algo mucho más libre, sin las constricciones comerciales de las grandes marcas, que tienen que agradar a la mayor cantidad de gente posible para generar ventas”, asegura Outeda, que en sus combinaciones usa moléculas aromáticas tan exóticas como las de caramelo salado, yerba mate, cedrat siciliano, elixir de durazno, crisantemo rojo, cristales de azúcar negra o grama de bisonte.
En diálogo con LA GACETA, Outeda sostiene que las mujeres, históricamente, siempre tuvieron poca representación en la perfumería. “Conocemos a Jean Paul Guerlain pero no a Germaine Cellier, creadora de perfumes que hoy son considerados obras maestras como Fracas, Vent Vert y Bandit”, señala.
Outeda nació en Buenos Aires, pero a edad temprana se trasladó a Nueva York donde vivió 20 años. Allí trabajó junto a un reconocido florista, y más tarde se especializó en la industria de la perfumería, desarrollando fragancias para importantes marcas internacionales. Al regresar a la Argentina, emprendió un nuevo camino como diseñadora de joyas y alimentó su creatividad con sus otras dos pasiones: los viajes y las bellas artes. Pero no fue sino hasta fines de 2017 que desarrolló sus primeros perfumes, tras fundar Frassaï (www.frassai.com), considerada hoy la primera perfumería de nicho argentina creada por una mujer. Los perfumes de nicho representan una respuesta a la estandarización de los aromas y a la expansión de las grandes marcas, llamadas también “de diseñador” por llevar nombres como los de Carolina Herrera o Kenzo. Estas marcas, consideradas populares porque se venden en todas las perfumerías del mundo, han dado lugar a una gran uniformidad de olores. Sin embargo, los perfumes de nicho son lo contrario. Apuestan al lujo desde una concepción netamente artesanal.
- ¿Cómo surgió tu amor por los perfumes?
- Siempre tuve sensibilidad por los aromas, pero fue cuando entré en la industria de fragancias en Nueva York que descubrí un universo nuevo y los aromas tomaron un espacio mucho más importante en mi vida. Siempre tuve mayor afinidad por el estilo francés.
- ¿Cuándo decidiste crear tu primer perfume?
- Trabajaba en la creación de perfumes para una casa de fragancias muy grande. Ahí tuve la oportunidad de desarrollar proyectos para grupos globales como Procter & Gamble (Gucci, Versace, Hugo Boss), L’Oréal (Ralph Lauren, Lancôme, Kiehl’s), Natura, Mary Kay, Bond N° 9 y otras más pequeñas como Kilian y DelRae. Probé muchísimas fragancias a través de los años y sin embargo, ninguna conectaba conmigo a nivel emocional, que es lo que un perfume debería lograr en mi opinión. Fue ahí que decidí crear Frassaï. La idea desde un principio fue jugar con los sentidos y todo lo que evoca el olfato.
- ¿Cómo fue el desafío de convertirte en la primera mujer perfumista de la Argentina en montar una perfumería nicho?
- Históricamente las mujeres hemos tenido poca representación en la perfumería. Sin embargo, detrás de muchos de los perfumes que usamos hay mujeres increíbles, y muchas de ellas lucharon para obtener su lugar y poder dedicarse a este métier. Christine Nagel, por ejemplo, que hoy compone las creaciones de Hermès, es una de ellas. De hecho, Christine y yo trabajamos en la misma casa de fragancias. Ahí presencié la dificultad que tuvieron algunas de mis colegas, que querían estudiar perfumería en la escuela de París, pero eran rechazadas por no tener la edad o el estado civil adecuado. Me di cuenta de que casi todas las marcas de perfumes nicho actuales son creadas por hombres, con un enfoque más comercial que artístico. Considero que las mujeres podemos aportar otra mirada y una sensibilidad única en la creación. De todas formas, los perfumes Frassaï no están orientados a mujeres únicamente, sino que son para ambos sexos. No distingo entre los femeninos y los masculinos. Intento guiar la selección de acuerdo a lo que busca y disfruta cada persona. A veces me preguntan si hago perfumes de hombre. Esta construcción de perfumes “femeninos” y “masculinos” es el resultado de estrategias de marketing, y está quedando en el pasado.
- ¿Cómo fue la génesis de tus primeros aromas?
- Regresé a Buenos Aires para emprender mi proyecto. Pero no fue con perfumes que empecé, sino con joyas perfumadas. Realicé una colección de collares perfumeros en plata y dorados, con un embudo para decantar el perfume. De a poco fui desarrollando la colección de velas perfumadas, que están inspiradas en la música, como la bossa nova, el jazz y el tango. Los perfumes llegaron a fines de 2017, luego de un largo proceso de desarrollo. Una de las claves en Frassaï es ir slow (lento). Porque me permite crear desde otro lugar.
- Normalmente, un perfume nos evoca una persona, un lugar… ¿que evoca los perfumes de Frassaï?
- Evocan una experiencia, un viaje sensorial que es completamente único y personal, porque cada uno se conecta con los aromas desde un lugar distinto. La memoria emotiva es muy fuerte, recordamos sólo el 5% de lo que vemos pero el 35% de lo que olemos. Eso quiere decir que los aromas pueden tener un impacto profundo en nuestras vidas.
- Es como contar una historia.
- Exacto. No se trata de un destino, sino que la creación está más ligada al sentir. Son historias auténticas porque tienen que ver con uno. Mi perfume Verano Porteño, por ejemplo, está inspirado en Buenos Aires y el nombre juega con el tango de Piazzolla (como también lo hace A Fuego Lento), pero básicamente se trata del disfrute de una mañana soleada al aire libre. Es luminosa y tiene notas que nos transportan al sur de Italia. En esta creación utilicé absoluto de yerba mate, un ingrediente muy autóctono.
- El resto de los perfumes ¿también tienen su historia?
- Sí. Blondine es más carnal, se inspira en un cuento de hadas francés de 1920, tiene facetas orientales con cacao y caramelo salado, flores exóticas y, en el fondo, notas animales que aportan textura. Y el tercer perfume de la colección, que se lanzó hace poco más de un año, es Tian Di, que significa Cielo y Tierra. Es un incienso chino inspirado en la diosa Xiwangmu del Monte Kunlun, y en el árbol de la inmortalidad. Sus notas principales son elixir de durazno, incienso y madera de sándalo. Es una invitación a abrir la mente y despertar el espíritu.
- ¿Existe un hilo conductor entre todos estos perfumes?
- Me gusta contar una historia, la cual se va revelando lentamente a través de las notas de salida, corazón y fondo. Considero que la construcción de un perfume es tan importante como el concepto o la elección de la materia prima.
- ¿Crees que un perfume pierde o gana cuando se mezcla con la piel?
- El perfume no sólo se transforma al mezclarse con la piel sino que nos transforma. Es algo muy personal e íntimo, por eso el mismo perfume puede sentirse tan diferente en dos personas. Cambia al interactuar con nuestra piel, cada uno crea su propia alquimia.
- Y… ¿a qué huele la Argentina de este siglo?
- Era de Acuario. Renovación, resurrección, primavera. Aire, autenticidad y creatividad. Tenemos la suerte de habitar en un lugar increíble. Se dice que Tierra del Fuego no es el fin del mundo sino el comienzo…