“Si no hubiese elecciones este año, ya estaríamos viendo un despegue de la economía doméstica”

“Si no hubiese elecciones este año, ya estaríamos viendo un despegue de la economía doméstica”

El economista Ricardo Arriazu analizó el rumbo del país y aseguró que en los próximos meses no se registrarán grandes cambios.

LENTA RECUPERACIÓN. Ricardo Arriazu aseguró que, en la medida que entre el dinero de la cosecha, se irán reactivando los distintos sectores. la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio LENTA RECUPERACIÓN. Ricardo Arriazu aseguró que, en la medida que entre el dinero de la cosecha, se irán reactivando los distintos sectores. la gaceta / foto de Ines Quinteros Orio
07 Junio 2019

“El gran problema de la Argentina es que se gasta de mas. Es algo histórico. Por eso, la única solución a nuestros problemas es, realidad, el trabajo, el sacrificio, el esfuerzo y la prudencia. No hay otra salida. Los atajos siempre terminaron en crisis”. La afirmación pertenece al economista Ricardo Arriazu, quien ayer disertó en Tucumán invitado por el grupo Bercovich, en el marco de las celebraciones por sus 65 años de actividad empresarial.

En diálogo exclusivo con LA GACETA, Arriazu habló de la compleja realidad del país y de la urgencia de aumentar la productividad como única posibilidad de crecimiento económico genuino. “Hay indicios de recuperación, pero son muy lentos. Si no hubiese elecciones este año, ya estaríamos viendo un despegue de la economía doméstica”, resaltó.

- Estamos viviendo un momento complejo. ¿Hay una luz al final del túnel?

- En estos momentos, el ajuste ya terminó: estamos con supeávit comercial y fiscal. Es decir que los famosos déficits gemelos han desaparecido. Pero, además, tenemos una cosecha récord que es la más grande de la historia y ya se hizo el ajuste del tipo de cambio fiscal. Si no hubiese elecciones este año, la economía ya estaría despegando. Pero, como hay elecciones, la incertidumbre continúa porque no sabemos cuál será la economía futura. Y cuando hay incertidumbre la gente trata de protegerse gastando menos y dolarizando sus inversiones. Para el colmo, el Fondo Monetario Internacional nos había impuesto un sistema diabólico que, por suerte, cambió hace un mes.

- ¿Y eso fue positivo?

- Seguro. Con sólo ese cambio y con el anuncio de que el Gobierno ya puede intervenir en el tipo de cambio, el mercado se tranquilizó por completo sin haber vendido un solo dólar.

- Pero eso no alcanza para bajar la incertidumbre...

- No. La economía tocó fondo en noviembre, mejoró hasta febrero, empeoró en marzo y se recuperó un poco en abril. De mayo no sabemos demasiado, pero ahora están entrando en juego los dólares de la cosecha, lo que significa mucho dinero. Por eso diría que, en el fondo, no habrá grandes cambios.

- Entonces... ¿cuándo notaremos una mejora?

- Hay indicios de recuperación, pero son muy lentos. Todos los sectores industriales y casi todos los de la construcción, están cayendo. Por eso podría decirse que la economía es como un clavadista que saltó al agua y está dando vueltas para salir, pero aún está bajo el agua. En la medida en que entre el dinero de la cosecha se irán reactivando los distintos sectores de la economía. ¿En qué momento vamos a estar mejor que como estábamos antes de la crisis? Pues, la única forma en que el país mejore es que aumente la productividad. Y la solución es en realidad trabajo, sacrificio, esfuerzo y prudencia. Los atajos siempre nos generan crisis.

- ¿El Gobierno debería entonces intervenir en todos los sectores que están en crisis como lo hizo con la industria automotriz?

- La pregunta, en rigor, debería ser: ¿con qué ayuda el Gobierno? Si el Gobierno está ayudando con un aumento de su gasto y no tiene recaudación, va a subir el gasto fiscal, que es en realidad lo que nos llevó a esta situación. Entonces se pueden tomar pequeñas medidas (lo que se llama “patada inicial”), pero no se puede sostener toda la economía incentivando lo que no se puede incentivar. El sector automotriz tuvo en 2018 el segundo mejor año de su historia. Claramente insostenible. Este año, en cambio, será malo. Dada la riqueza de la Argentina y la verdadera producción del país... ¿cuál es entonces el nivel de autos que se pueden fabricar? Y aquí vuelvo a lo mismo: mientras no hagamos los cambios estructurales que nos permitan crecer en forma sostenida y que son políticamente incorrectos, el resultado será seguir con los ciclos de crisis intermitentes.

- ¿Cuál cree que será la inflación de este año?

- La inflación es un fenómeno mucho más complejo que lo que se estudia en las universidades. En el largo plazo es, claramente, un fenómeno monetario. Pero, en la Argentina, en los últimos siete meses, tuvo otros factores que no se vincularon a lo monetario. Y esto se debe a que la Argentina tiene una economía dolarizada. Los argentinos, de hecho, pensamos en dólares. Cuando el dólar se mueve, toda la economía se ve afectada. Pero, además hay un tercer factor, que es la lucha de los sectores por los precios relativos. Un ejemplo concreto es la puja entre los empresarios y los trabajadores por las mejoras salariales. Entonces, la única forma de parar la inflación es atacar estos tres factores al mismo tiempo. La última vez que se hizo esto fue con la convertibilidad y, en tres meses, se detuvo por completo la inflación.

- ¿Es posible hacer eso ahora?

- No. Porque nadie quiere; y al que quiera no lo van a dejar hacer. Sin embargo, algunos precios ya han llegado a su nivel, el tipo de cambio está estabilizado por ahora y no hay nuevos aumentos de tarifas en puerta. Lo que hace preveer una inflación más baja hacia fin de año. Más baja, pero igualmente calamitosa.

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