Como en aquel cuento de Elsa Bornemann donde mil grullas de papel se entrecosen con amor a hilos colgantes, existen pequeños obsequios que sin importar el material que los conforme logran despertar las sensaciones más profundas de solidaridad y contacto humano.
Un ejemplo de esto es “1.000 niños, 1.000 autitos, 1.000 obras”, un proyecto que se sirve del arte como musa para crear coloridos autitos de madera que serán, posteriormente, entregados como regalos navideños a niños de diferentes espacios.
¿El propósito? Hacer foco en los más pequeños como una porción de la sociedad que necesita ser visibilizada. La primera parte de este evento se llevó a cabo ayer en el espacio cultural “La Veleta” (Crisóstomo Álvarez 124) y contó con la participación de 20 artistas que intervinieron los juguetes en vivo. Todo esto, sumado a shows de música y danza para nutrir el proceso creativo y la puesta en escena de la exposición fotográfica “Yunga en Llamas”.