Una derrota siempre molesta; duele aunque sea un poco. Pero la caída de la selección argentina en el último juego de la fase de grupos no se sintió demasiado.
El 1-2 contra Corea del Sur quizás sea sólo una advertencia, un llamado de atención para que los dirigidos por Fernando Batista estén alertas de acá en adelante; justo cuando se viene la etapa del Mundial en la que cualquier error te manda a de nuevo a casa. Argentina perdió el invicto, sí; pero zafó de quedarse sin ser el mejor del grupo F. La mejor diferencia de gol con respecto a los asiáticos le permitió terminar en la posición de privilegio. La Selección no presentó a todas sus figuras. Como ya tenía la clasificación asegurada, Batista decidió darle descanso a algunas figuras. Pese a ello manejó las acciones pero claro, pagó carísimo las desatenciones en defensa.
Oh Sehun y Cho Youngwook marcaron los goles de la victoria para los surcoreanos y sembraron algo de pánico porque si la derrota era por tres o más goles, Argentina iba a quedar segunda en su zona. Pero por suerte, apareció Cristian Ferreira para descontar y evitar males mayores.
¿Y ahora? El martes, a las 15.30 en Bielsko-Biala, enfrentará a Mali por los octavos de final y ahí, no puede volver a fallar.