En diciembre, los vecinos de avenida Gobernador al Campo al 300 aplaudieron al personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria por haber descubierto un punto de venta de drogas. Pero el miércoles por la noche, observaron cómo los hombres de la División Antidrogas Tucumán de la Policía Federal volvían a la misma casa y también secuestraron drogas. “Es de no creer. Esto no se acaba más”, dijo Laura, una de las mujeres que no se movió mientras se desarrollaba el operativo.
En la primera medida, concretada el 13 de diciembre, se incautaron unas 170 dosis de cocaína. Se detuvo a una pareja. Él quedó tras las rejas, ella fue dejada en su casa porque debía cuidar a su hijo. El juez Daniel Bejas autorizó el allanamiento luego de sumar indicios suficientes para sospechar que los acusados les vendían la droga a los “cuidacoches” y a los “limpiavidrios” que trabajaban en la zona.
Cinco meses después, el juez Fernando Poviña, pese a que estaba al tanto del primer procedimiento, autorizó a los federales a que volvieran a visitar esa vivienda. Encontraron casi 500 dosis de paco y detuvieron a dos mujeres y a un hombre.
Piden arresto domiciliario
Las sospechosas, según anticiparon fuentes judiciales, ya habrían solicitado que se les otorgue el arresto domiciliario por no tener parientes que se hagan cargo del cuidado de sus pequeños hijos.
“Habíamos notado algunos movimientos extraños, pero nunca nos imaginamos que habían vuelto a vender. Es una cosa de locos. Una de las detenidas estuvo poco tiempo detenida, pero ahora volvió a caer. No sé qué puede pasar con ella”, explicó Marcos Cisterna, empleado de un comercio de la zona.
Este no es un caso más. Este es un típico ejemplo de cómo se mueve el narcomenudeo en la provincia. Se trata de pequeñas organizaciones que tienen la capacidad de reponerse de los golpes que pueden recibir por parte de la Justicia. Es también una prueba que son organizaciones familiares que, en principio, no dejan de operar por la caída del cabecilla del grupo.
Normalmente, cuando se allanan los quioscos los agentes encuentran entre 100 y 150 dosis. En esta ocasión fueron casi 500 y una piedra con la que se podría haber preparado al menos otras 100.
Cerca del centro
Además, después de mucho tiempo encontraron paco en una casa ubicada a apenas tres cuadras del macrocentro. Esta droga, de baja calidad y por ende, más económica, normalmente es hallada en los barrios más pobres de la capital. “Esto no da más. Cerraron este quiosco, y ahora reabrirán otros dos en la avenida”, se lamentó la vecina Carolina Villazur.