PARÍS.- “Estoy un poco más viejo, más roto”, bromeó Del Potro justo después de su triunfo por 3-6, 6-2, 6-1 y 6-4 sobre el chileno Nicolás Jarry para avanzar a la segunda ronda de Roland Garros.
El tandilense, en realidad respondió a una pregunta sobre cómo se sentía respecto de la última edición del único grand slam en polvo de ladrillo. Claro, el año pasado, Del Potro avanzó hasta las semifinales y perdió con el favorito de todos los tiempos en esta superficie: Rafael Nadal.
Quizás lo que lo llevó a analizarse de esa manera haya sido el primer set que terminó perdiendo ante el chileno.
“Me costó entrar en juego en el primer set. La lluvia, el viento, él que le pegaba fuerte... Pero a partir del segundo me sentí mejor, saqué bien y pude ganarlo”, comentó el tandilense en la rueda de prensa que ofreció luego de su debut.
También sobre ese set inicial, situación que había vivido también en 2018, el tandilense manifestó: “es el mismo comienzo. Ojalá tenga un final similar porque fue un gran torneo para mí. Pero hoy soy consciente del estado en que me encuentro”. Claro, técnicamente sí está más “viejo” y lo de “roto” tiene que ver con las lesiones que viene arrastrando, en particular la última (su rodilla) que lo dejó fuera de las canchas y a las que pudo regresar hace muy poco.
“Sabemos que estos torneos son parte de la recuperación según lo planificado con los médicos. No hay que tener las expectativas muy altas sino cuidar la rodilla y la salud para tener objetivos más importantes en el segundo semestre del año”, aseguró Del Potro, que jugará su próximo partido ante el japonés Yoshihito Nishioka.
Además, resaltó que lo que le importa es “disfrutar de volver a jugar al tenis nuevamente”. Algo que no hubiese podido hacer en este torneo si decidían (como se pensó hasta cierto momento) operarlo nuevamente.
Estará más viejo y más roto, pero el espíritu competitivo de Del Potro sigue vivo, al igual que su ilusión en Roland Garros. (Especial-Télam)