Ingreso a medicina (I)
Como profesor en la Facultad de Medicina y en la carrera de Medicina Veterinaria de la UNT, me veo en la obligación de hacer público mi más enérgico repudio y mi preocupación ante las cobardes amenazas a familiares del decano de la Facultad de Medicina, aparentemente realizadas por padres de aspirantes que no lograron ingresar. A mi entender, esta situación amerita una inmediata y profunda investigación por parte de las autoridades judiciales, con el fin de identificar a los responsables, aplicarles las sanciones correspondientes y evitar posibles consecuencias más graves. Asimismo, en mi opinión de docente con 40 años de antigüedad, debo expresar que el cupo asignado es más que suficiente, si consideramos seriamente, no sólo lo establecido en la Ley Nacional N° 26.529, a los fines de resguardar el pudor y la confidencialidad del paciente que es estudiado por los futuros profesionales, sino también porque es negativo, desde todo punto de vista, rebasar las posibilidades educativas de una planta docente que, ya con ese número de alumnos, realiza una tarea titánica para formarlos, y tampoco cuenta con la infraestructura disponible para llevarla a cabo. Finalmente, hago votos para que el Consejo Directivo de la Facultad, sin presiones de ninguna índole, decida lo que es mejor para una adecuada formación de sus educandos.
José Luis Allori
Ingreso a medicina (II)
Somos padres de estudiantes que rindieron el examen de ingreso a la carrera de Medicina de la UNT, y que a pesar de aprobar, según el reglamento de admisión de esa Facultad, artículo 38, no pueden ser alumnos de la misma debido a su cupo ilegal (lo prohíbe la Ley Nacional de Educación Superior N° 27.204, en su artículo 4. Por reducir el número de ingresantes, dejan afuera a un grupo de postulantes con excelentes notas, expulsados injustamente. La solución no debe ser frustrar los sueños de estos jóvenes de estudiar medicina, y afectar su integridad psicológica. Se deben efectuar las reformas necesarias para garantizar la Universidad pública. El problema no debe caer sobre nuestros hijos, que quieren estudiar. La Facultad debe admitirlos, como lo exige la ley, porque aprobaron el examen de nivelación. Ellos quieren ser médicos, con el sacrificio que ello implica, y el sistema no los deja. Increíble. Esto debe cambiar, como todas las facultades del país que eliminaron el cupo de ingreso. ¿Acaso esas no formarán profesionales de excelencia? ¿Dónde están el Hospital Escuela y sus androides? La Facultad de Medicina es incapaz de reestructurarse y eliminar el famoso cupo, que es ilegal. No debemos permitirlo más. Están violando el derecho constitucional de estudiar, y el futuro de nuestros hijos. Basta. Acaten la ley vigente.
Patricia A. Montini y Silvia A. López
Ingreso a medicina (III)
Como una fuerte bofetada fue recibir la excelente noticia de que por segunda vez aprobó. Pero no le sirvió esfuerzo y sacrificio que entregó por amor a su destino, amor al prójimo, amor a mi Argentina. No sé si desperté de un sueño que creí tener o me extravié dentro de él. Pensar que del 6 al 10 siempre la posta tomo, y no sé ahora qué pasó. Pienso que con mucho menos de un 10, o algo más que un 6, daría su amor, entusiasmo, solidaridad, experiencia, esfuerzo, de todo lo que pudiera aprender, de todo lo que anhela saber, para brindarles a sus queridos hermanos, a su queridísima Argentina, y se llama medicina. Pero no sé si podré despertar después de esa bofetada. Por favor Argentina, te ruego no la abandones. Señores de la UNT, vocación, humildad, perseverancia, entrega, comprensión, desinterés, solidaridad, pueden ser mucho más poderosos que más de 82,70 puntos. La UNT incumple la Constitución Nacional, la Ley de Educación Superior, la Resolución del Honorable Consejo Superior N° 1.685/17, el Estatuto Universitario y su propio sistema de admisión.
Marcelo Adolfo Sevald
Los políticos y la cultura
He leído con sumo interés la carta “Los políticos y la cultura” (16/5) de Nelly Elías de Benavente, quien vierte, con claridad y no exenta de preocupación, la situación que atraviesan nuestros artistas y escritores, tan olvidados y desahuciados por las autoridades de turno. Coincido plenamente con ella al respecto, pero son ellos los embajadores cosmopolitas del acervo cultural de un país, de una determinada región, en fin, de un pueblo. Son ellos -tal como lo expresa la lectora Nelly- los que producen, con su genuino arte y con su encomiable labor, nuestra identidad. Esas razones constituyen los cimientos de nuestro quehacer cultural, que las autoridades no solo tienen que promover y proteger, sino que tienen la obligación de cuidar a los artistas y escritores y fomentar medidas para que puedan brindar sus producciones. ¡No lo olviden, por favor!, y no solo para los nuestros sino también para los artistas extranjeros que dejaron sus “pagos” para elegir a Tucumán como su patria adoptiva, que no los acoge como se lo merecen. Es el caso del pianista y director orquestal Jeff Manookian, quien está reconsiderando la posibilidad de dejar “su” Tucumán, cuando pensaba echar raíces en nuestro suelo y vivir aquí hasta envejecer.
Luis Alberto Vizgarra
Congreso 134, Banda del Río Salí
Jueces de paz
Con mucha elocuencia y preocupación, me remito al caso que se ventiló sobre la existencia de jueces de Paz que cobran siderales sumas de dinero a cambio de celebrar casamientos a domicilio (LA GACETA 23/5), a pesar de los abultados emolumentos que perciben por su salario mensual. Ante ello, debo, de manera tajante, afirmar, so pretexto, a que cualquier ciudadano que por aludido se pronuncie a retractarme, que el juez de Paz (lego), titular y actuante en el Registro Civil de Simoca, jamás cobró ni un mísero centavo por algún trámite y/o concepto que se oficie al público, en general, y si existen colegas suyos que hayan cometido estos hechos y se escudan en las penumbras del silencio, que se hagan cargo de las críticas a las que los somete el escarnio social.
José Alberto Jacobo
Pasaje La Madrid 303 , Simoca
Fernández-Fernández
Después de 16 años del kirchnerismo en el poder, y del peronismo de años, recién ahora la nueva formula Alberto Fernández - Cristina Fernández de Kirchner asegura saber qué hacer para salir del laberinto y pobreza al que nos llevó Cambiemos. Quiero recordarles que Cambiemos recibió de ella el país en una crisis terminal, tan destruido o más, con 4 millones de pobres, pero se olvidan que lo recibió con más o menos 3 millones de herencia “K”, pero como ellos tienen la sabiduría suficiente para salir de la crisis que se inicia en el siglo pasado y cuentan con nuestro dinero y como para recordar, otros recursos como las famosas regalías petroleras desaparecidas desde Santa Cruz, les sugiero comiencen, como anticipo de campaña electoral, a trabajar por el país, y con esos fondos ayudar a los pobres. Creo que tendría un efecto magnífico y ganarían todas las elecciones del país.
Alberto Raúl Zavaleta
Fanatismo político
Se conoce como fanatismo el apasionamiento exagerado, desmedido e irracional que se manifiesta por una idea, una teoría o una causa. A quienes apoyamos el proyecto político que por 12 años encabezó el kirchnerismo y por carácter transitivo el peronismo, intentan descalificarnos “acusándonos” de fanáticos. Lo curioso es que quienes lo hacen opinan desde una posición exacerbada de su antiperonismo/kirchnerismo, que los transforma en mucho más fanáticos. El agravante es que el apasionamiento de estos se fundamenta en el sentimiento de odio, algo que se ve permanentemente, ya que en innumerables ocasiones escucho y leo manifestar el odio a los “peronchos”, a los “planeros”, a los “villeros”, a los “negros”, por ejemplo. Por otra parte, nuestro apasionamiento es por la justicia social, el bien común, la inclusión social y el bienestar de la mayoría, y ello nos genera sensación de tranquilidad y de bienestar; mientras que el apasionamiento de los “odiadores” les genera ira, resentimiento y un preocupante descontrol emocional. Si creen que tratándonos de fanáticos nos harán renunciar a la pasión que sentimos y a la intención de manifestarlo, sepan que están errados. Por el contrario, el odio que nos profesan solo nos fortalece y nos incentiva a seguir bregando por todo aquello que nos moviliza. Pero quédense tranquilos los fanáticos del odio, ya que de nuestra parte no recibirán lo mismo que brindan; sólo nos generan mucha pena y compasión de saber que cargan con esa pesada cruz y que ese fanatismo los lleva hasta la insólita situación de un sentimiento autodestructivo, como sucede hoy con aquellos que, con tal de que no vuelva el peronismo/kirchnerismo, están dispuestos a renunciar a una mejor calidad de vida apoyando y votando al gobierno que más daño y dolor causó en menor tiempo.
Oscar Alberto Beltrán