"Hay que devolver siempre lo que uno encuentra, aunque sean $ 10"

"Hay que devolver siempre lo que uno encuentra, aunque sean $ 10"

Algunos objetos no sobreviven a la tentación de los “apropiadores” de lo ajeno. Otros, en cambio, restituyen lo que hayan hallado.

AGRADECIDA. El taxista Bruno Zerda recibe el saludo de Gina Martini, a la que le devolvió la billetera. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.- AGRADECIDA. El taxista Bruno Zerda recibe el saludo de Gina Martini, a la que le devolvió la billetera. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI.-

Billeteras, celulares, anteojos, carteras, ropa, libros, mochilas, papeles, tarjetas, llaves, paraguas. ¿Quién no ha perdido un objeto alguna vez en su vida? ¿Y quién no ha encontrado algo ajeno en la calle? ¿Pudiste devolverlo? Y a vos ¿te devolvieron?

Si te pasó seguramente fue un gran dolor de cabeza. Porque no hay- salvo en las redes sociales- dónde hacer un reclamo o dónde dejar un elemento extraviado sin identificación. Aunque Tucumán creó por ley una oficina de objetos perdidos, esta idea nunca prosperó.

Honestidad

“Para mí, hay que devolver siempre lo que uno encuentra, aunque sean $ 10”. El que habla es Leandro Robles. Ex taxista, ahora ocupado temporalmente en tareas de albañilería, el hombre fue protagonista esta semana de una historia que no olvidará más. Mientras caminaba a su trabajo, desde su casa de La Ciudadela hasta el barrio Victoria, encontró un bolso tirado. “Había recetas médicas, análisis y un sello profesional, entre otras cosas. De un recetario saqué el teléfono de un consultorio y por suerte encontré al dueño, que había sido víctima de los rompevidrios”, cuenta.

Cuando trabajaba como chofer de taxi devolvió un celular y una billetera que habían dejado en su auto. “Pero a veces la honestidad te sale caro. La gente es desconfiada. Recuerdo una vez que una mujer perdió su monedero. Lo encontré y se lo llevé a su casa. En vez de agradecerme, me culpó de haberle sacado el dinero que había adentro. Uno tiene miedo de devolver; capaz que hasta te involucran en algo que no hiciste”, dice, desilusionado.

Emociones

Robles nunca espera recompensa. Tampoco Bruno Zerda. Tiene 29 años y es taxista. Aún no puede creer el reconocimiento que recibió esta semana por algo que él considera natural: devolver lo que los pasajeros se olvidan en el coche que maneja. Recuerda que el viernes había llevado a una señora hasta un bar. El domingo, mientras lavaba el auto como cada fin de semana, encontró debajo de su asiento una billetera abierta, tarjetas desparramadas y documentación.

“Enseguida fui a buscar a la mujer porque figuraba su domicilio. Ese día no la encontré y volví el lunes. Ella se largó a llorar de la emoción. Me sacó una foto y la subió a Facebook. Mucha gente me felicitó y hasta me llamaron para ofrecerme trabajo”, cuenta el joven. Gina Martini lo mira emocionada y deja escapar unas lágrimas. “Estoy muy agradecida; esto no pasa todos los días”, remarca la mujer de 64 años, que es jubilada y una apasionada payaterapeuta.

Estas acciones no deberían sorprendernos, sostiene Gina. “Y sin embargo son gestos que cuando aparecen se convierten en noticia porque no estamos acostumbrados a que nos devuelvan lo que perdemos”, añade. ¿Será por una cuestión de valores? ¿Por comodidad? ¿O porque no existen lugares dónde dejar los objetos perdidos?

Dónde devolver

En realidad Tucumán debería tener un sitio específico con esta finalidad. Esta oficina, que existe en todas partes del mundo, tendría que estar funcionando a pleno en la sede de la Defensoría del Pueblo (Balcarce 64). Así lo dice la ley 8.513, sancionada en 2012. Sin embargo, según informó oficialmente la Defensoría, no tuvo éxito porque muy poca gente (casi nadie) se acercó a la institución a devolver algo. Antes de la sanción de la norma, la Policía tenía una división que recibía los objetos extraviados. Pero tampoco las personas llevaban elementos encontrados, de modo que se cerró en 2010.

Los lugares más aprovechados por la gente “bienintencionada” son, sin dudas, las redes sociales. “Son la mejor herramienta para encontrar a alguien que extravió una pertenencia o para publicar algo y pedir ayuda”, dice Gonzalo Juárez, un joven tucumano que creó la página de Facebook “Objetos perdidos Tucumán”.

Todos alguna vez hemos extraviado algo y nos hemos lamentado, pensó cuando se le ocurrió la idea. A él mismo le pasó. Hace varios años perdió su celular y nunca lo encontró. “Al principio la página funcionaba bien, pero no llegó a extenderse mucho. No sé si tiene que ver con que los tucumanos devolvemos mucho o poco lo que encontramos”, duda el joven estudiante.

En la fan page, hay uno o dos pedidos de ayuda al mes. Y pocos objetos encontrados; mayormente documentos y llaves. Lo mismo ocurre con otros grupos cerrados, como por ejemplo “¿Alguien encontró? ¡Yo encontré!”.

El colectivo es un buen termómetro para medir cuán solidarios somos con los olvidadizos. Es que en estos escenarios todos los días algún pasajero pierde algo. Sin embargo, por la gran cantidad de personas que pasan por estos vehículos sólo un mínimo porcentaje de lo olvidado vuelve a manos de los dueños, comentó Maximiliano Villagra, de la línea 9.

“Usualmente los pasajeros se olvidan muchas cosas. Recibimos llamados o pedidos para recuperar objetos perdidos. Si los encontramos buscamos al propietario y le solicitamos que pase a buscarlo”, explica Máximo.

Cuestión de valores

En los últimos días, a las historias de Bruno y de Leandro se sumó la del sargento Edgardo Maestu, que encontró en una esquina céntrica un cheque de $ 36.000 listo para ser cobrado. Buscó los datos del dueño, se dirigió a la empresa donde este trabaja y se lo devolvió. Y no aceptó la gratificación que le quisieron dar.

¿Lo normal sería aceptar una recompensa? “No. Lo normal sería que cuando uno encuentra algo lo devuelva. Pero es tan raro que merece ser pagado y publicado en las redes sociales. Así estamos”, evalúa Martini. Para ella, ex docente, devolver o no devolver es una cuestión de valores: sin dudas, la gente honesta, con empatía y sensibilidad, buscará la manera de encontrar a quién perdió algo para dárselo.

> PUNTO DE VISTA

El imaginario social

GABRIELA ABAD

Psicoanalista

Los sistemas normativos no se sostienen solamente en leyes escritas, hay una estructura discursiva entretejida en el lazo social que sostiene las prohibiciones tales como religiones, las costumbres, relatos inaugurales de la historia, leyendas, etcétera. También están aquellas extradiscursivas que surgen de las costumbres o hábitos de un grupo, los rituales, la géstica, las codificaciones corporales, hábitos de higiene, salud, ritmos alimenticios, moda, formas de diversión, usos de los placeres, etcétera, que penetran en lo más íntimo de la subjetividad y tienen la eficacia de ponerle una baliza a los actos, demarcando lo prohibido de lo permitido. Acompañan los sistemas legales y señalan los caminos dentro de ellos. Estas prácticas de manipuleo del psiquismo humano pueden identificarse bajo el nombre de imaginario social, que permite crear las condiciones para reproducir los discursos del orden sujetos a los dispositivos de poder y legales.

La función del imaginario será la de “fundir y cincelar la llave de los cuerpos para el acceso de la ley” (Marí: página 66). Creando las condiciones necesarias para que las legalidades, y por lo tanto el poder, se introduzca en la subjetividad operando desde las fibras más íntimas. Esto se posibilita porque el imaginario anida en las creencias de los sujetos y se alimenta de epopeyas épicas, mantos sagrados, leyendas, espadas y blasones logrando consustanciar a todos con los pactos fundacionales del poder. Ofrece a los sujetos un lugar en la escena del mundo a cambio de la identificación con los ideales propuestos. Integrándolos en los mitos fundacionales se fortalece el lazo social porque sitúa a todos los miembros de la comunidad como parte responsable de sostener el pacto y desde aquí quedan ligados a la ley.

Algo de este imaginario en Tucumán deja un amplio margen para la transgresión, a veces pareciera que lo normal en el “Jardín de la República” es no ajustarnos a ninguna normativa, aquí se conduce de forma caótica, se producen muchos hechos de vandalismos y contamos con la ancestral fama de ladrones.

Hay mucho a plantearse como tejido social y pactos de convivencia, algo de esa “viveza criolla” nos envilece a veces como sociedad.

De ninguna manera creo que esto se pueda puntuar como aspectos psicológicos, cala en lo profundo de nuestra conformación social, también hay que decir que somos la provincia más densamente poblada, que hay mucha desigualdad social, todos estos factores configuran un cuadro muy complejo.

Sería muy interesante que un historiador analice nuestro lugar en la dinámica fundacional del norte argentino, como ciudad neurálgica de comercio y de ejércitos.

> ¿Qué dice la ley?
El dinero encontrado en la calle ¿se devuelve o no?

¿Es obligatorio devolver lo que uno encuentra? ¿Hay una ley que regule eso? Sí la hay. Antes que nada, hay que saber que la opción de quedarse con el dinero encontrado es siempre ilegal. El artículo 1.955 del Código Civil y Comercial de la Nación establece: “el que encuentra una cosa perdida no está obligado a tomarla, pero si lo hace, asume las obligaciones del depositario a título oneroso. Debe restituirla inmediatamente a quien tenga derecho a reclamarla, y si no lo individualiza, debe entregarla a la Policía del lugar del hallazgo, quien debe dar intervención al juez”. Luego, el Código agrega: “transcurridos seis meses sin que se presente quien tiene derecho a reclamarla, la cosa debe venderse en subasta pública”.

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