César Chelala
Columnista invitado
Se sabe desde hace mucho tiempo que la actividad física, incluidos los bailes y los ejercicios, puede tener varios efectos positivos en el cuerpo y la mente de las personas, lo que lleva a una mejor salud cardiovascular, menos dolores de cabeza por migraña y un cerebro más alerta.
El estudio llamado “Einstein Aging”, realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad Albert Einstein, en Nueva York, encontró que bailar ayuda a prevenir la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, que es la siguiente forma más común de demencia después de la enfermedad de Alzheimer. Joseph Verghese, el investigador principal del Estudio sobre el Envejecimiento dijo: “La danza no es puramente física en muchos aspectos, también requiere mucho esfuerzo mental”.
Entre las personas que participaron en el estudio sobre el envejecimiento, aquellos que bailaron tres o cuatro veces a la semana mostraron un 76% menos de incidencia de demencia que aquellos que bailaban solo una vez a la semana o no bailaban en absoluto.
Danza del vientre
En el Medio Oriente, uno de los estilos de baile más populares es la danza del vientre, que utiliza músculos en el abdomen, la pelvis, la columna vertebral y el cuello. La bailarina del vientre más sensual de todos los tiempos fue la “Princesa Banu” que bailaba en un restaurante de Londres llamado Gallipoli. Muchos bailarines intentaron copiar su estilo, sin éxito. El Ministerio de Cultura de Turquía proclamó a la princesa Banu como “La bailarina nacional de Turquía”
Si bien la mayoría de los ejercicios tienden a usar movimientos repetitivos que a muchos les resultan aburridos, el baile utiliza una amplia variedad de movimientos y tiene la ventaja adicional de la interacción social con diferentes personas.
Como resultado, puede proporcionar una mayor autoestima, mejorar el sentido general de bienestar y conducir a relaciones sociales más activas.
Los investigadores descubrieron que después de los 40 años, las personas que habían estado bailando activamente a lo largo de sus vidas tienen una piel más joven, similar a la de las personas de 20 o 30 años, incluso si las personas que participaron en el estudio tenían más de 65 años. El baile puede mejorar la condición del corazón y los pulmones, fortalecer los huesos y reducir el riesgo de osteoporosis, y aumentar la fuerza muscular, la resistencia física y la capacidad motora de quienes lo practican.
Agnieszka Burzynska, profesora asistente en el Departamento de Desarrollo Humano y Estudios de la Familia de la Universidad Estatal de Colorado, publicó un estudio que muestra el efecto del baile en la “materia blanca” en el cerebro.
Aunque la “materia gris” del cerebro es más conocida porque es el tejido del cerebro que contiene las neuronas, la “materia blanca” puede considerarse como el cableado del cerebro, similar a los cables que conectan discos en una computadora.
A medida que las personas envejecen, la calidad del cableado del cerebro se deteriora, provocando interrupciones en las transmisiones de los mensajes eléctricos en el cerebro. Esta comunicación es crítica para cualquier función cerebral.
Efecto positivo
Burzynska y su equipo realizaron el estudio en 174 adultos sanos de entre 60 y 79 años, que se reunían tres veces por semana durante seis meses en un gimnasio de la Universidad de Illinois. Burzynska descubrió que el baile tiene un efecto muy positivo en el “fornix”, un área de materia blanca que lleva numerosos “cables” y que juega un papel importante en la memoria.
Aunque el deterioro del “fornix” se ha relacionado con la progresión desde un deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer, el equipo de Burzynska encontró que la integridad del “fornix” aumentó en el grupo de baile.
Un grupo de control que solo se ejercitó no mostró las mismas ventajas. Dados todos estos beneficios para la salud, todos podemos usar un poco más de baile en nuestras vidas.