La directora tucumana Peri Azar estrenó estos días en Buenos Aires su premiado documental “Gran Orquesta”.
La crítica señala que con la película se puede reconstruir gran parte de la historia del jazz en Argentina, a partir de aquellas grandes orquestas como la de Glenn Miller. Logra recuperar esa olvidada música popular argentina a través de poner en valor el trabajo de Héctor Lomuto y su Orquesta.
El filme ganó el premio a la Mejor Dirección de la Competencia Latinoamericana en el Bafici, y se exhibe ahora en la sala Gaumont.
Peri Azar, que ahora está radicada en Buenos Aires, realizó el documental del escritor tucumano Eduardo Perrone que significó un acercamiento a su vida, su obra y su pensamiento. En ese momento le contó a LA GACETA que en septiembre de 2000, después de mucho buscar, encontró al autor de “Preso común”. El cortometraje se proyectó en 2011.
Partituras
Con “Gran Orquesta” todo surgió accidentalmente, a partir de que Azar encontró dentro de un baúl que recogió de un volquete en la calle más de 200 partituras originales en carpetas labradas de la orquesta Héctor y su Jazz, grupo musical que grabó más de 500 composiciones, tuvo por más de una década una audición diaria en Radio El Mundo y estuvo integrada por cerca de 30 músicos en escena.
La agencia Télam señala que Peri Azar exhuma partituras y reconstruye la singularidad y potencia de una big band de jazz argentina que estuvo activa entre 1940 y 1962 dirigida y liderada por Héctor Lomuto, para contar una parte de la historia del jazz argentino hoy casi olvidada.
“Hacían un jazz blanco, de salón, bailable, que emulaba y estaba al nivel de las orquestas estadounidenses de Glenn Miller, Beny Goodman y Artie Shaw, hacían canciones populares; si Goodman sacaba un tema que pegaba, ellos viajaban a Estados Unidos, compraban las partituras y hacían los arreglos, también hicieron regrabaciones de música de películas; no hacían jazz de improvisación sino bailable”, cuenta Azar en la charla.
En la película se recrean algunas composiciones de la Héctor y su Jazz con la big band del conservatorio Manuel de Falla, institución que cumple 100 años.
Época dorada
Peri Azar relata que en esa época existían varias orquestas, “Tuvo arregladores -agrega- como Martín Darré, que luego fue de Mariano Mores y que escribía los arreglos desde lo musical y también pensando en cómo se verían sobre el escenario, haciendo coreografías con las intervenciones de la fila de trombones o trompetas, o el caso de Roberto Pansera, que los escribía a dos manos”.
La directora tucumana opina que Héctor Lomuto pertenece a una Argentina con mucho orgullo de lo nacional y de la cultura local: “un ideal que después se desvanece y va quedando en el olvido, era una época dorada para estas orquestas”.
Pero aclara que la decadencia de las orquestas no tiene que ver con cuestiones políticas: “es una época que se termina, en la que aparecen los discos y en los bailes se pasa música grabada, irrumpen el pop y el rock al tiempo que el bolero, el chachachá y el jazz pierden interés, los que eran jóvenes que bailaban esa música pasan a ser personas mayores y la juventud se orienta hacia otros intereses, todo hace que la orquesta deje de ser sustentable económicamente, lo mismo pasó con el tango”, concluye.