Un extraño placer acompaña desde hace mucho tiempo a una buena parte de la sociedad tucumana. La transgresión de las normas, entre ellas, las viales, corre el riesgo de formar parte de la idiosincrasia provincial. Ello refleja la falta de respeto del infractor por los demás e incluso por sí mismo porque en determinadas situaciones puede poner en peligro la propia vida.
La Subdirección de Tránsito y Transporte de esta capital anunció que desde el 15 de mayo próximo, quienes circulen en motocicletas, tanto conductores como acompañantes, deberán usar chalecos o bandoleras reflectivos, con la intención de que el motociclista sea más visible para los otros conductores. Según el funcionario a cargo de esa repartición, se podrá visualizar mejor a los motoarrebatadores.
De acuerdo con la resolución municipal, el chaleco deberá ser amarillo, con bandas reflectivas. En caso de no usar chaleco, los conductores deberán usar bandoleras o vestir una prenda con material de alta visibilidad. Y si emplean motocicletas con cajas de delivery deberán adherirles material reflectante.
La medida ha expresado el rechazo de parte de los motociclistas. El titular del gremio que nuclea a los trabajadores de reparto y deliveries calificó a la medida como insuficiente. “Somos blanco fácil de los hechos de inseguridad, y ahora con chaleco estaremos más identificados. Desde hace tiempo pedimos que se implemente la creación de un registro de los trabajadores que se dedican a la actividad, entre otros puntos”, sostuvo el dirigente.
Un tucumano consultado por nuestro diario que ha recorrido más de 90 países, dijo que en Europa para obtener una licencia de conducir es necesario realizar un curso de seis meses, que cuesta alrededor de 1.800 euros y cuyo examen se debe contestar correctamente casi en su totalidad: de 100 preguntas, en España se deben responder 90 como mínimo, y en Francia, hay que contestar bien todas. Comentó que en Estados Unidos, agregó, también es difícil sacar la licencia, las multas son muy caras y si se comete una infracción es suspendida por un tiempo determinado.
Un porcentaje importante de los motociclistas tucumanos no emplea el casco que es obligatorio. El responsable del Centro de Capacitación y Formación de Emergencias del Siprosa afirmó que los motociclistas que no usan casco, superan los 40 kilómetros por hora permitidos, se cruzan de carril, pasan en rojo, es decir que no respetan la ley. La estadística indica que en la provincia muere una persona por día en un accidente de motos (cifra extraoficial) y de las 55.000 salidas de las ambulancias del 107, en el 60 % está una moto involucrada. “Es por eso que las camas de los principales centros médicos están ocupadas por accidentados en esos rodados. Sin dudas, son cifras alarmantes”, manifestó.
El 81% de las personas lesionadas en accidentes de tránsito, son motociclistas, según los datos del Servicio de Emergencias del Hospital Padilla, correspondientes al período 2018 a 2019.
Es improbable que una enfermedad pueda curarse con analgésicos. Si se atacan solo los síntomas y no el origen del mal, no se irá muy lejos. Si en tantos años no se ha logrado que todos los motociclistas circulen con casco, todo parece indicar que tampoco lo harán con chaquetas reflectivas. Si las transgresiones continúan, sería importante preguntarse qué es lo que no se está haciendo bien o lo que no se hace. La madre del respeto por el prójimo, por las leyes y por la vida es siempre la educación.