03 Mayo 2019
1) EL LÁPIZ DEL CARPINTERO
Manuel Rivas
Alfaguara (202 páginas)
Lo elijo porque...
Cuenta, de forma magistral, una triste historia de amor y de lealtad en los tiempos de la Guerra Civil española. El personaje que narra la misma (testigo de los hechos como guardia republicano) es, ahora, portero de un prostíbulo. Esa marginalidad no le impide captar los sentimientos de los protagonistas ni contar la historia en forma casi poética. Lo he leído más de una vez.
Fragmento de “El lápiz del carpintero”
“Se decían esas cosas raras que dicen los enamorados, pero más raras. Él dijo que, cuando saliese en libertad, iría a Porto, al mercado de Belhao, para comprarle un saquito de habas de colores de esas que llaman maravillas. Ella dijo que le regalaría un fardo lleno de horas. Que sabía de un feriante en Valencia que vendía horas de tiempo perdido”.
2) CONVERSACIÓN EN LA CATEDRAL
Mario Vargas Llosa
Alfaguara (750 paginas)
Lo elijo porque...
Si bien todas las novelas de Mario Vargas Llosa me parecen geniales (sobre todo las anteriores al Premio Nobel), en esta -en particular- el peruano se luce con su gran capacidad narrativa al servicio de sus temas predilectos: la política, el sexo, la corrupción, las perversiones. Realidad y ficción en una época oscura para Perú.
Fragmento de “Conversación en la Catedral”
“-¿Y los celos? -dice Queta-. ¿Cree que tú nunca andas con mujeres?
- Nunca me pregunta nada de eso -dijo Ambrosio, apartando el brazo de su cara-. Ni qué hago en mi día libre ni nada, sólo lo que yo le cuento. Pero yo sé lo que sentiría si supiera que ando con mujeres. No por celos, ¿no se da cuenta? Por vergüenza, miedo de que vayan a saber.
3) ARÁOZ Y LA VERDAD
Eduardo Sacheri
Punto de Lectura (215 paginas)
Lo elijo porque...
Sacheri logra, con una trama simple, tocar temas profundos y sensibles. Siempre con una prosa sencilla y sin ostentaciones. Una historia, además, muy original. No sólo habla de la búsqueda de la verdad, sino también de la relación padre-hijo (una reflexión acerca de cómo los padres podemos, sin quererlo, influir negativamente) y del valor de la amistad.
Fragmento de “Aráoz y la verdad”
“Aráoz se acuerda de que hace un rato, cuando el equipo salió a jugar el segundo tiempo, la gente aplaudía y alentaba a los jugadores. Todos, en la tribuna. El tío Quique y los primos también. Y su padre lo mismo. ¿Por qué de repente todos los odian?”.
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