Día del Trabajador (I)
El 1º de mayo nació como resultado de un poderoso movimiento ascendente de la clase obrera mundial. El impulso original nació de la clase obrera norteamericana. Después de la guerra de Secesión entre el norte capitalista y el sur esclavista, el capital norteamericano adquirió gran desarrollo. Esto significó, para la clase obrera, jornadas de 14 a 18 horas, utilización de trabajadores inmigrantes para reducir salarios, etcétera. La organización sindical era casi nula y los sindicatos que despuntaban eran de oficios y locales. A los primeros signos de depresión, los capitalistas reducían y despedían en masa a los trabajadores. En 1877, la patronal redujo en un 10% el salario de los ferroviarios. De inmediato se organizó una huelga que se extendió con levantamientos populares a numerosas ciudades que eran nudos ferroviarios como Nueva York, Baltimore y Saint Louis. La policía arremetió con todo, con el saldo de veinte obreros asesinados en Pittsburg. La gran característica de la movilización fue que los obreros de la industria y las capas explotadas y de desocupados se manifestaron junto a los ferroviarios. Al impulso de ese movimiento se desarrollaron sindicatos y en algunas ciudades se formaron sindicatos por industria. En 1884, nuevamente, la patronal intentó con despidos hacer recaer la crisis económica sobre los trabajadores. Esta vez la reivindicación que presidió la protesta obrera fue el reclamo de la jornada ocho horas. Con esta consigna se organizó una huelga para el 1º de mayo de 1886. Ese día 190.000 trabajadores desfilaron por las calles, 80.000 solo en Chicago. En los días siguientes estallaron nuevas manifestaciones. La burguesía, ante la magnitud del movimiento, decidió contragolpear. El 4 de mayo la explosión de varias bombas fue el pretexto para una gran provocación. Los principales líderes obreros fueron arrestados y luego condenados a muerte y ahorcados. George Engel, Adolph Fischer, Auguste Spies, Albert Parson y Louis Lingg son los nombres de quienes pasaron a la historia como los “mártires de Chicago”. “Tiempo llegaráen que nuestro silencio será más poderoso que las voces que hoy vosotros estranguláis”, dijo Spies a sus verdugos. Así fue. Sobre aquel crimen germinó la idea de una jornada internacional de manifestación obrera por las ocho horas. En 1889 el Congreso Socialista Internacional resolvió instituir el 1º de mayo como jornada de manifestación en todos los países y en todas las ciudades a la vez.
Pedro Pablo Verasaluse
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Día del Trabajador (II)
"El trabajo dignifica a las personas"; "Ningún trabajo es deshonra"; "El trabajo es salud", "Voy a trabajar por el bien de la comunidad"; "Igual labor, igual remuneración". Miles de frases bonitas, encendidas con fuerza de voz, en discursos proselitistas, nos decían y nosotros creíamos... "pobreza cero"; "cerraremos comedores y merenderos, para que los niños coman con sus padres"... ¡Mentira! Se multiplicaron y, lo peor fue que ahora toda la familia sale a pelear por los desperdicios de los contenedores. Precios cuidados, alimentos básicos, precios congelados... ¡Otra mentira! Como la canasta familiar; si ya nos la comimos o la redujimos para comprar yerba, azúcar y un pedazo de pan duro, para sea menú obligado por lo menos dos veces al día; y lo peor es que esos que nos llevaron a la ruina total tendrán la caradurez de expresar a viva voz: "Feliz Día del Trabajador". "¿Qué locura es esta?" Hoy no saben cómo hacer para sacarse la soga del cuello y, como Judas, desconocen y traicionan a ese singular maestro que parece odiar a los pobres y se nos burla. En el Día del Trabajador, a los desocupados les digo: no hay mal que dure cien años; los acompaño en mis oraciones para que el próximo año puedan celebrar. Y al que tiene trabajo, que lo cuide y no se exceda en las celebraciones.
Francisco Amable Díaz
Pedro G. Sal 1.180 - Barrio 20 de Junio
San Miguel de Tucumán
Día del Trabajador (III)
Soy un hombre de 61 años que por problemas de salud no trabajo desde hace ocho años. Pero trabajé desde que dejé la escuela primaria hasta fines de 2010, cuando tuve que decir basta por razones de salud. Desde entonces no manejo un solo peso siquiera. Me acostumbré a la pobreza, me adapté a la precariedad, me sometí voluntariamente a la limitación económica. No tengo jubilación, pensión, mucho menos plan de ayuda social, ni los necesito urgentemente. Sí recibo dádivas, pero de mi familia y mis amigos que bien me quieren, gracias a los cuales me sostengo. En este año electoral, festejaré el Día del Trabajador como siempre lo hice: de manera sobria, medida y singular; no pensando en mí, sino en los demás, en el mundo que me rodea. En mi micromundo (para ser más explícito), que es el país en el cual vivo. En el cual la pobreza actual me permite aún sobrevivir con dignidad, buena voluntad y buenas intenciones, aunque el dinero me falte. Y tratando de impedir que me alcance la miseria. Ni a mí, ni a los que me rodean. Hago mías las palabras de San Pedro cuando dice: “Sean sobrios y vigilen, porque su adversario, el diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resístanle firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo soportan los mismos padecimientos”. Ese diablo, que cita Pedro, para mí es la miseria que no me podrá alcanzar.
Daniel Chavez
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De un perro a su amo
"Ahora que eres mi amo, yo sólo te pido amor. Has decidido hacerte responsable de mí y me siento agradecido por tu determinación. Deberás comprenderme por algún tiempo; acabo de separarme de mi madre y de mis hermanos. Me notarás desorientado e inquieto, y algunas noches me verás llorar. Compréndeme y yo te comprenderé; luego, por muchos años, seré tu mejor amigo. No me castigues, enséñame. Si me tratas con violencia, seré agresivo. Háblame, entiendo cada una de tus palabras. Estoy seguro de que me cuidarás con amor. Eres mi amo; poco a poco nos convertiremos en grandes amigos y nos conoceremos y respetaremos por igual. Durante diez años voy a estar junto a ti, y el día que me vaya a vivir a alguna estrella, mira el cielo con frecuencia, porque siempre estaré mirando. Además, deseo decirte algo: no dejes mi cucha vacía, hay otro cachorro esperándote, al cual llegarás a amar tanto como a mí. Ahora bien, no pensaremos en ese día. Hazme una caricia y juega un ratito conmigo y sonriamos. Tenemos muchos años por delante para hacernos felices mutuamente.
Cristina Alonso
Más sobre la inseguridad
Este flagelo social es el que más aflige a la población de Tucumán, agudizado por la falta de respuestas adecuadas del Estado, ya que solo él tiene el monopolio de la fuerza y por el deber esencial de proteger a los ciudadanos. LA GACETA y otros medios de comunicación no solo informan sobre el auge de la delincuencia y la criminalidad, sino que cronistas, periodistas y escritores comentan, critican y se hacen eco de la necesidad de la gente de tener más seguridad en sus hogares, en las calles, en las escuelas y todo el ámbito de vida social. Se ha escrito y criticado mucho pero no se ha conseguido respuestas efectivas y menos aun una política de Estado sobre el tema. Por ello creemos necesario que se implementen otras vías para que las fuerzas de seguridad puedan demostrar capacidad de respuesta adecuada y eficaz. Partimos de la base de que la delincuencia estudia, observa y diagrama su accionar paraencontrar el lugar el tiempo y la oportunidad para dar el golpe y preparar su huida. Es decir que, la delincuencia hace “inteligencia”, cosa que ni la policía ni las fuerzas de seguridad hacen; o la hacen mal, sin métodos o instrumentos modernos para actuar con rapidez y eficacia. Ello lleva a la reflexión de quienes estudiaron este drama social de que el combate contra la inseguridad no se hace únicamente con más efectivos policiales, más armamento, equipamiento, cámaras de seguridad. Es muy importante poseer los medios adecuados y modernos, entrenamiento en inteligencia y prevención como los mapas del delito, que en Tucumán los hace LA GACETA; y tampoco es suficiente con reuniones de representantes de los tres poderes del Estado para formular una política de seguridad. Ya se vio la ineficacia de una Comisión de Seguimiento, donde se presentaron más de 15 iniciativas, sin que haya prosperado ninguna de ellas. Es necesario recurrir a otros medios alternativos que puedan proveer los instrumentos para un mejor funcionamiento de la prevención policial, y eso consiste en involucrar a los organismos de la sociedad y los propios ciudadanos en el reclamo de mayor seguridad y protección. Nos referimos a la “participación ciudadana” como medio de proveer a los organismos de Seguridad del Estado de las pautas y el conocimiento de que ahora carecen. ¿Qué es la participación ciudadana? Sin ser una definición completa puede decirse que es el involucramiento activo de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones públicas. Es una política de Estado con base en la democracia participativa que invocan casi todos los partidos políticos. Es también una disciplina que estudia los problemas sociales, entre ellos el de la Seguridad, y el modo en que el habitante pueda intervenir en las decisiones del poder político que lo afectan, ya sea de manera individual o a través de ONG, centros comunitarios, organizaciones barriales, centros vecinales y otras comunidades que el mismo pueblo crea. En Tucumán, en el Ministerio de Seguridad existe una Secretaría de Participación Ciudadana que ha comenzado a funcionar y aún no ha desplegado toda su capacidad para que pueda ser conocida como un verdadero instrumento de participación al servicio de la seguridad y otras finalidades de bien público. Este sistema participativo ha tenido excelente resultados en países del norte de Europa, Australia y América, que han sistematizado la relación pueblo y Fuerzas de Seguridad como efectivo control de la seguridad y la paz social. Para dar un ejemplo de lo que esta función de acercamiento entre el Estado y la comunidad puede implicar para las políticas de seguridad, mencionaremos la iniciativa de esta Secretaría que, junto con la Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán se proveyó de urnas a los municipios qua adhieran al programa, a fin de ser repartidas en los lugares públicos y donde los ciudadanos en forma anónima puedan efectuar denuncias escritas sobre lugares y personas que delinquen o se preparan para ello; los lugares de venta de drogas y de trata de personas; escondites de motochorros, guaridas y aguantaderos y toda clase de delincuentes. Estas denuncias son analizadas por personal especializado y las que se consideran verosímiles se remiten a la Policita Federal (drogas) o a la Policía de la Provincia (delitos comunes). La relevancia de estas denuncias es que pueden resultar importantes para la confección del mapa del delito, entre otras operaciones producto la inteligencia, que con ellas pueden hacerse. Lo importante es que el ciudadano a través de sus organismos sociales y vecinales pueda llegar a tener injerencia en las decisiones gubernamentales en forma directa, es decir como modo de ejercicio de la democracia participativa. Hasta el momento se puso en marcha el sistema en los municipios de Alderetes y Tafí Viejo. Extraña que en su Informe ante el poder legislativo el ministro de Seguridad no ha hecho mención al trabajo de la Secretaría de Participación Ciudadana de ese Ministerio, al menos según la crónica periodística. Esta repartición ya ha comenzado a trabajar con el sistema de urnas de denuncias anónimas, capacitación y reuniones vecinales; creemos que esa labor debe ser estimulada y cubrir todo el territorio provincial con mayor visibilidad en los medios de comunicación. Es la única forma de recuperar la confianza de la población en la autoridad y ya sabemos que sin ella toda política de seguridad es un fracaso seguro como hasta ahora.
Benito Carlos Garzón