Qué sienten los adultos que no pueden desprenderse de sus juguetes infantiles

Qué sienten los adultos que no pueden desprenderse de sus juguetes infantiles

Nostalgia y alegría son algunos de los motivos por los cuales -aunque pase el tiempo- no queremos soltar ese juguete “especial”

DE FAMILIA. Eduardo Sáenz todavía conserva el tractor amarillo que le regaló su padre cuando él cumplió tres años y que lo acompañó en su niñez. DE FAMILIA. Eduardo Sáenz todavía conserva el tractor amarillo que le regaló su padre cuando él cumplió tres años y que lo acompañó en su niñez.
01 Mayo 2019

Crecer es inevitable (eso lo sabemos de sobra) pero ningún contrato con el tiempo impide que volvamos a aquellos lugares y objetos que nos hicieron felices. En especial, si se trata de nuestro juguete favorito de la infancia. A pesar de los años, hay adultos valientes que no temen conservarlo en alguna caja, en la repisa del comedor o regalárselo a sus hijos y nietos, para que aquel pequeño tesoro reviva en nuevas historias. Así, como un amigo fiel que nunca se va.

Daniel Sakewski (55) recibió su muñeco del “Topo Gigio” (personaje de un show infantil de marionetas) cuando tenía apenas un año y, desde entonces, la relación con este simpático topo de ojos celestes fue inquebrantable. “Por mucho tiempo fue como mi hermano mellizo. Dormía en la cama, me hacía compañía en las noches de tormenta y durante el día permanecía en la mesa de luz”, narra sobre su compañero de aventuras, ahora bajo resguardo junto a varios libros y una radio antigua.

A pesar de la cautela, las marcas de los años pueden verse en su amigo de orejas de ratón pero eso a Daniel le resulta indiferente. “Después de tantos juegos, nuestra propia memoria convierte los juguetes en una máquina del tiempo hecha de plástico y de tela”, afirma.

HOMBRE PERFECTO. Verónica Alcocedo aún tiene su primer muñeco Ken. HOMBRE PERFECTO. Verónica Alcocedo aún tiene su primer muñeco Ken.

“Hola, soy Ken”

Verónica Alcocedo (33) todavía recuerda cómo latió su corazón cuando Ken Carson -el novio de Barbie- apareció en su vida luego de varias temporadas de ruegos a su familia… o al menos, un modelo lo suficientemente parecido para representarlo.

“Lo sigo conservando porque de verdad me cuesta despegarme de él. Es bueno ser niño a veces, hace que te despejes de las obligaciones y las situaciones de estrés de tu rutina. Hay días en que vuelvo de trabajar y lo miro buscando aislarme de todo lo demás”, explica la diseñadora gráfica, ensimismada en su muñeco de cabello rubio con pantalón de jean y chomba a tono.

Eso sí, cabe destacar que la sonrisa de galán de Ken no logró librarlo de las contingencias de la vida y de las manos inquietas de su propietaria. “Una vez le saqué sus zapatos de goma para intentar cambiar el estilo de su ropa y después fue imposible volvérselos a poner. Entonces como no tuve otra mejor idea le corté los talones y quedó así”, recuerda divertida Verónica.

La pista del recuerdo

Podrán existir miles de autitos, cada cual con su diseño y estilo específico, pero para Juan Esteban (50) sólo uno es capaz de superar la velocidad de los años: el “Mach 5” de la serie animada “Meteoro”. En la ficción, un poderoso automóvil con neumáticos especiales, sumergible en el agua y capaz de volar. En la realidad, una pieza geométrica color blanca que cabe en la palma de la mano y tiene una letra “M” en el capó.

“Me pasaba tardes enteras dibujando las pistas de carrera con tiza o un clavo sobre la tierra. A veces hacía que los autos choquen muy fuerte contra la pared y venga después el camión de bomberos a socorrerlos”, detalla el pseudopiloto. Por suerte para Juan su retiro de la carretera jamás fue una opción y, con la llegada de su hijo, la colección de autos continúa expandiéndose.

Eso sí, el clásico “Mach 5” perdura y también podría enfrentarse al tractor amarillo de Eduardo Sáez (48), un juguete de metal (irrompible) que fue regalo de su padre.

Juguetes viajeros

Las travesías que realiza un juguete junto a su dueño pueden ser kilométricas, como es el caso de Mónica Petralia (64) y “Tito”, un osito de plástico color crema con sombrero azul y remera.

“Hasta los 12 años durmió conmigo y después quedó guardado en un placard. A los 17 me acompañó a estudiar a Buenos Aires y desde entonces recorrió varias provincias por cuestiones laborales”, explica Mónica, que recibió este juguete en su primer cumpleaños. La historia de “Tito” no termina en una valija sino en una cuna: “Cuando me volví mamá ese peluche fue a parar a mi hija, ella lo apachurró por un tiempo hasta que tuvo sus propios juguetes y recién ahí 'Tito' obtuvo su jubilación”, comenta.

“Es el único juguete que tengo de chica. Quizás porque cuando lo veo me lleno de recuerdos felices y vuelvo a pensar en como eran las cosas antes de crecer. 'Tito' me muestra mi progreso como persona y el esfuerzo de las diferentes etapas. Además, es un placer enorme apretarle la pancita y escuchar su chifle”, agrega.

Bitácora de la infancia

Es casi imposible encontrar semejanzas entre Martín López (40) y la silueta que devuelve una foto de su infancia. Lo único que perdura de ese chico de seis años con pantalón corto es el juguete que se balancea entre sus manos: uno de los terribles villanos del cómic “He Man” conocido como “Mandíbula de hierro”.

Otro fanático de ese mundo de héroes fue Francisco José Castro (51), hasta que a los 15 años debió dar el inevitable paso a la adolescencia y despedirse de su colección de muñecos. “Mi vecino Nicolás solía visitarme para jugar juntos todas las noches después de hacer los deberes. Ambos teníamos figuras de 'He Man' así que librábamos grandes batallas”, recuerda.

Sin importar el material del que esté hecho el juguete, el principal accesorio en las anécdotas de estos grandes “que juegan como chicos” es la nostalgia. Tan poderosa que permite hacer un viaje al pasado. “De alguna manera vincularte a estos recuerdos de la infancia te da cierta energía y despiertan sensaciones a veces ya dormidas. Saber que algo tan simple como un juguete permite que recuerdes a personas que quizás ya no están y lo que perdimos en el camino. Es volver a una época donde niños, a esa infancia”, reflexiona Martín. Mientras tanto la fotografía continúa devolviendo un reflejo sepia ya distorsionado. Juventud (y juguetes), divino tesoro.

Galería 14 fotos Martín López junto al villano de He-man. Foto de Inés Quiteros Orio.
Martín López junto al villano de He-man. Foto de Inés Quiteros Orio.
Francisco José Castro (41) y He-man su juguete favorito.Foto de Inés Quiteros Orio.
Martín López junto al villano de He-man. Foto de Inés Quiteros Orio.
Foto de Inés Quiteros Orio.
Daniel Díaz junto a Batman y el batimóvil. Foto de Inés Quiteros Orio.
Daniel Díaz junto a Batman y el batimóvil. Foto de Inés Quiteros Orio.
Juan Esteban(50) junto a su autito. Foto de Inés Quiteros Orio.
Juan Esteban(50) junto a su autito.. Foto de Inés Quiteros Orio.
Adrián Haro (42) junto a su tanque felino de thundercats.Foto de Inés Quiteros Orio.
Vero Alcocedo junto a Ken- su juguete favorito de la infancia. Foto de Inés Quiteros Orio.
Vero Alcocedo junto a Ken- su juguete favorito de la infancia. Foto de Inés Quiteros Orio.
Eduardo Sáez junto a su tractor - su juguete favorito. Foto de Inés Quiteros Orio.
Emilia Grispan (22) junto a su Barbie hada burbuja. Foto de Inés Quiteros Orio.
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios