Vox, la ultraderecha con ascenso impredecible en España

Vox, la ultraderecha con ascenso impredecible en España

El partido de Abascal se muestra como alternativa ante el descontento político y el miedo a la inmigración y al separatismo catalán.

DE ORIGEN VASCO. Abascal se inició en la política hace más de 20 años, como militante del PP de Bilbao.  Reuters DE ORIGEN VASCO. Abascal se inició en la política hace más de 20 años, como militante del PP de Bilbao. Reuters
26 Abril 2019

MADRID, España.- El líder ultraderechista Santiago Abascal torea a sus rivales, los desafía desde la incertidumbre de las encuestas, incapaces de predecir el alcance que tendrá Vox, partido que amenaza con convertirse en un tsunami en las elecciones generales del domingo en España.

Abascal, candidato de Vox, fue excluido por la Junta Electoral Central del último debate televisado entre los principales candidatos a la presidencia del gobierno, por no tener aún representación parlamentaria.

Aunque reaccionó con enojo, el líder ultra ya había contraprogramado uno de sus actos más importantes en la plaza de toros de Las Rozas de Madrid, un feudo del conservador Partido Popular (PP), la fuerza a la que está haciendo sangrar.

Desde allí, entre gritos de “¡Presidente, Presidente!” y “¡Viva España”, Abascal arengó a unos 5.000 miembros de su tropa y varios miles más que lo siguieron por medio de las redes sociales y Youtube, sus canales favoritos de comunicación.

“En el debate hay millones de españoles que no están representados (...) Se hurtan los principales problemas de España, como la inmigración”, asegura el candidato ultraderechista, quien se presenta como la única alternativa a los “cuatro jinetes del Apocalipsis nacional”, como llama al socialista Pedro Sánchez (PSOE), el conservador Pablo Casado (PP), al liberal Albert Rivera (Ciudadanos) y al progresista Pablo Iglesias (Unidas Podemos).

Abascal sabe que está ante la posibilidad de condicionar la política española en los próximos años. Vox fue una revelación al lograr sus primeros 12 escaños en un parlamento español el pasado diciembre, en la sureña comunidad de Andalucía. Ahora, los sondeos pronostican -aunque el elevado número de indecisos vuelve todo impredecible- que puede ser clave para la formación de un gobierno de derecha que desaloje a Sánchez del poder.

El éxito de Vox es que es “un movimiento patriótico y cultural que defiende a España frente a los separatistas y las libertades pisoteadas por los progres”, dice en pleno acto Abascal, que se declara enemigo de las “feminazis”, como llama al feminismo, movimiento que lucha contra el machismo en España, uno de los países con más altos índices de violencia hacia las mujeres.

Cuatro décadas después de la transición democrática tras la dictadura de Francisco Franco, la extrema derecha -y muchos ciudadanos descontentos con la clase política- encontraron una alternativa en Vox, un partido nacionalista español, contrario a la inmigración y a los separatismos catalán y vasco.

Vox llegó tarde a la ola de extrema derecha que sacude Europa. En los últimos años, países como Italia, Francia, el Reino Unido o Alemania vieron como, a la par del descontento por las políticas de ajuste, los ciudadanos abrazaban a partidos que culpan a la inmigración por los problemas que enfrentan Estados incapaces de gobernar la economía global. Pero la eclosión de Vox, fundado en 2014 por disidentes del PP, se explica por un factor domestico: las tensiones vinculadas al conflicto secesionista de Cataluña, que reavivaron la indignación de los sectores nacionalistas españoles.

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