“Cada vez que cuento esto, pienso que fui una ilusa. Me repito a mí misma: ¡cómo pude ser tan ilusa! ¡Cómo pude pensar que en este país la inflación iba a bajar! Pero la promesa sonaba maravillosa. Además, era la única posibilidad de tener mi casa. La única posibilidad. Hace un año, me inscribí en un plan llamado Procrear Ahorro Joven. Tenía que pagar un plazo fijo durante 12 meses. Ese ahorro se hacía en UVA, que significa que Unidad de Valor Adquisitivo. Hoy, sé que ese valor es un peligro. Ahorré lo máximo que me permitía el sistema. Nos habían dicho, a los ahorristas, que cuando nos devolvieran el dinero iban a hacerlo con el valor actualizado de las UVAs. Hoy, deberían darnos entre $ 80.000 y $ 200.000 a cada uno, aproximadamente. Pero después de haber lucrado con nuestra plata, no quieren entregarnos lo que nos corresponde. Todos los beneficiarios estamos en la misma situación. Nos tienen que emitir un certificado para que vayamos a consultar a los distintos bancos para obtener un crédito. Pero hay gente que no consigue ese documento. Eso no es todo: se supone que con ese ahorro, con un subsidio del Gobierno y con un crédito de $ 1,3 millón, hubiera podido comprar algo. A comienzos de 2018, cuando me anoté, ese monto me alcanzaba para un departamento de un dormitorio. Ahora, no llego ni a un monoambiente. Para peor, la desinformación es terrible. Nadie nos dice nada. Mi postura es mantenerme hasta el final. Hasta que alguien me diga que esto fue una mentira. O algo. Que me digan algo”.