Los créditos UVA se volvieron impagables y los hipotecados reclaman una ley de emergencia
La inflación tornó el sueño de la casa propia en una pesadilla para aquellos que tomaron préstamos a través de este sistema. En todo el país se formaron colectivos autoconvocados que han ido ganando fuerza. “La situación es desesperante”, dice Romina Medina, vocera del grupo en Tucumán. En Diputados, la oposición propicia que se modifique la línea de préstamos para viviendas.
Hace un año que está pagando y siente ganas de llorar. Su deuda, en vez de achicarse, se ha agrandado. Se agranda -literalmente- día tras día. Tan solo amanece, y debe más. Emili Tremite no sabía que iba a ser así. Cuando decidió endeudarse para comprar una casa ofreciéndola al banco como garantía, no lo sabía. En febrero del año pasado, obtuvo su crédito por $ 1,3 millón. Catorce meses después, esa deuda es de $ 2,3 millones. Tampoco lo sabía Facundo Onaga. Nunca nadie les explicó, dice. Nunca nadie les habló sobre el riesgo de endeudarse con un préstamo de la línea Unidad de Valor Adquisitivo (UVA, por sus siglas). Tampoco lo sabía Jorge López. No imaginaba eso ni que iba a quedar sin trabajo (’reducción de personal’, le dijeron) y con una hipoteca que aumenta si parpadea. Y tampoco lo sabían los otros cientos de tucumanos que tomaron un préstamo UVA -por sus siglas- y que hoy son parte de un incipiente colectivo denominado “Hipotecados UVA Autoconvocados Tucumán”, con ramificaciones en todo el país y con un único reclamo: que se revise el sistema de indexación.
“Si no se toman medidas de protección, nuestras casas serán insostenibles. Las familias estamos destinando un porcentaje cada vez mayor de los ingresos para cumplir con las hipotecas. Queremos poder pagar. Pero la situación es desesperante”, declara Romina Medina, la vocera de los autoconvocados tucumanos. Ella misma está desesperada. Hace unos días, le comunicaron que se encaminaba hacia una ejecución automática e inmediata (debía dos cuotas). El suegro le prestó dinero y la casa sigue siendo suya. Pero, ¿hasta cuándo?, se pregunta. Ni ella -ni nadie- sabe cuánto le tocará pagar al mes siguiente.
Cómo es la indexación
Los créditos UVA nacieron en abril de 2016, durante los albores del gobierno de Mauricio Macri. Tuvieron su auge a mediados de 2017 y luego comenzaron a decaer. Actualmente, se encuentran frenados: de acuerdo a información del Banco Central, que comparó febrero de este año con igual mes de 2018, cayeron hasta un 78 %. No obstante, hasta ahora se hicieron unas 110.000 hipotecas.
Las cuotas se ajustan a través de esas UVAs, que evolucionan en función del Índice de Precios al Consumidor (IPC); es decir, en función de la inflación. Literalmente, una cuota que un año antes rondaba los $ 13.000, ahora se sitúa en unos $ 22.000 (un 60 % más). Los sueldos de los tomadores -en cambio- no se han ajustado el doble. También el capital se mueve junto a la inflación: un préstamo inicial de $ 2 millones, hoy acumula una deuda aproximada de $ 3,3 millones (un 80 % más).
Esta línea admite un plazo máximo de cancelación de 30 años. Pero en enero último, se supo que unos 48.000 clientes estaban en condiciones de pedir el tope a la cuota, ya que el valor de lo que debían pagar superaba en más de un 10 % a lo que hubiera resultado si se ajustara por Coeficiente de Variación Salarial (CVS). Esa cláusula -prevista en los contratos- permite solicitar una refinanciación del excedente. “Señor cliente: en razón de lo oportunamente pactado y teniendo presente el valor actual de su cuota, le informamos que se encuentra en condiciones de ejercer la opción de extender el número de cuotas”, se lee en el correo electrónico que han comenzado a recibir los hipotecados del Banco Nación, por ejemplo. La notificación ha provocado desconcierto, pues los clientes dudan de los beneficios de estirar el préstamo. Además, en general la disminución ronda apenas los $ 1.000 mensuales.
Un anteproyecto
Ante este escenario, los autoconvocados han estado pidiendo -puntualmente- que se modifique la forma de actualización de la cuota y del capital. Es decir, que el ajuste se haga en función del aumento de los salarios. De hecho, el martes pasado, la Comisión de Vivienda y Ordenamiento Urbano de la Cámara de Diputados, que preside el peronista Felipe Solá, debatió sobre diversos proyectos de ley que proponen modificar el sistema UVA. Al cabo, los bloques de la oposición acordaron un texto unificado, firmaron un dictamen y lo podrán a consideración de la Comisión de Finanzas, cuyo presidente es el oficialista Eduardo Amadeo.
La intención de los colectivos autoconvocados -con el aval de los parlamentarios promotores- es que esta comisión se reúna para tratar el dictamen. En caso de que ello no ocurra, han adelantado que pedirán una sesión especial para el miércoles 24 de abril.
La iniciativa unificada propone -básicamente- que se declare la emergencia de los créditos durante un año o mientras duren los niveles actuales de inflación y que se calculen las cuotas con la variación salarial como índice.
Qué dice el Gobierno
A juzgar por las declaraciones del economista Federico González Rouco, asesor en la Jefatura de Gabinete de la Nación y autor del libro “Vivienda: El Relato. Plan Procrear, antes y después”, es probable que esta propuesta alternativa sea rechazada por los políticos oficialistas. “Lo que les está pasando a los hipotecados es coyuntural. Las cosas van a mejorar. Los índices se están recuperando. Y este sistema crediticio se emplea con éxito en otros países, como Chile y Brasil”, dice, en diálogo con este diario.
Luego reconoce que la cuota es “mucho más alta” que al principio, aunque interpreta que en un país con una economía inflacionaria, como la Argentina, no tiene sentido realizar mediciones en pesos. “Le repito: no hay ningún problema, más allá de la sensación de quien dice que le cuesta pagar la cuota. Pero nadie ha dejado de pagarla”, concluye. Según cifras del Gobierno nacional, de esos 110.000 tomadores de créditos UVAs, unos 300 han suspendido sus pagos.