Calle Santiago al 4.000
Con alegría algunos vecinos vimos que el 8 de abril comenzaban los arreglos del boulevard de la calle Santiago al 4.000, única calle que recorre la ciudad, sin interrupción, desde el Parque 9 de Julio hasta casi Camino del Perú, siendo una arteria principal para la oxigenación de la avenida Mate de Luna. Ahora bien, si no se abre la calle en su totalidad, desde Belisario Roldán hasta Félix de Olazábal, es un absurdo la obra y nos preparemos para accidentes. Me explico: la calle Santiago es doble mano desde Echeverría hasta Patricias Argentinas actualmente, debiendo serlo por lo menos hasta Félix de Olazábal. Si venimos desde el oeste por esta arteria se choca abruptamente con el jardín de una vivienda, y siguiendo hacia el este hay una serie de usurpaciones de la vía pública, ante lo cual el Estado debería tomar cartas en el asunto. No piense el lector desprevenido que la Provincia deberá afrontar gastos de expropiación, porque no corresponde dado que ocupan la vía pública, pero si deberá afrontar los accidentes por esta desidia, y no tan solo por bienes materiales sino por decenas de niños que viven en esta cuadra. Ya escuchamos frenadas, porque los vehículos que recorren la Santiago, de oeste a este, chocan abruptamente con estas usurpaciones y tienen que doblar en U para retomar por la otra mano la calle Santiago, o los que vienen por Santiago, de este a oeste, y ven este desdoblamiento repentino, sin indicación alguna, y creen que cualquier mano es opcional. El tráfico de autos y colectivos es abundante y a alta velocidad. La elección la tienen las autoridades. Espero que ningún niño termine debajo de las ruedas, sobre todo ahora que se vienen las elecciones.
María Alejandra Gauna de Wittich
¿Honorables Cámara y Concejo?
¿Deberían llamarse Honorable a la Legislatura y al Concejo Deliberante? La respuesta es un tajante “no”. Se pueden enumerar un sinnúmero de situaciones que involucran a legisladores y concejales con hechos deshonestos, y basta con que un solo miembro de dichos cuerpos deliberativos haya cometido un acto de deshonra, para que ese recinto deje de llamarse “Honorable”. En realidad, los edificios no son honorables. Quienes hacen honorable a un lugar son sus ocupantes. Los políticos, ¿conocen la definición de honor? Evidentemente la desconocen, y si la conocen es un agravante al hacer premeditadamente todo lo contrario. La palabra “honor” viene del latín honos, honoris, que describe ciertas cualidades (rectitud, decencia, dignidad, gracia, fama, respeto, etcétera) que deben tener las personas que ejercen un cargo público. Los legisladores y concejales tienen la obligación de ser honorables, porque esta es la única forma de resistir a los distintos grupos de presión que empujan para negociar privilegios y favores sobre el resto de la sociedad. Deben ser honorables, porque es la manera de mantenerlos independientes de los partidos políticos. Al transformar la política en un negocio, el legislador se aleja de la sociedad, se aísla y no entiende lo que sucede en la misma. La degradación de la honorabilidad se pone de manifiesto en los aumentos de las dietas, gastos de representación, viáticos, vales de nafta, pasajes, subsidios, secretarios, asesores. La política, que debería ser un sacerdocio, se va transformando, así, en un negocio o más bien en un gran robo legal. Es necesario hoy, más que nunca, el involucramiento en la política de hombres probos y exitosos, que aporten a la sociedad, sin ningún tipo de egoísmo ni vanidades, las recetas que los llevaron al éxito. Para terminar con esta decadencia deberemos reponer estos marcos morales para lograr la paz, el orden y el progreso que necesitamos. Señores legisladores y concejales: de una vez por todas deben despojarse de sus intereses personales y trabajar con honradez y decencia, por y para el bien del pueblo que los eligió.
Luis Eduardo Cervantes
Pavimentos
Más allá de que hay calles intransitables, quien se lleva el “Martín Fierro del desastre” es la República de Líbano entre el 2.000 y el 2.100, producto de reparaciones siempre precarias. Allí hace falta un pavimento de concreto, que sea firme para siempre. Invito a las autoridades correspondientes que vengan a dar un paseo por este lado. Además, disponen, de calle Chile, hasta Francisco de Aguirre, veredas amplias para expandir por lo menos dos metros para cada lado, y evitar tanto congestionamiento producto de crecer esta parte de la ciudad, por la creciente circulación que provienen de Lomas de Tafí y barrios aledaños. No se olviden que es una arteria denominada “avenida”.
Luis Casanova
Veredas rotas en dos escuelas
La responsabilidad del frentista (de un inmueble) es mantener en buen estado las aceras de su propiedad. En este caso que comento, y a pesar de tan reiteras declaraciones del Gobernador, en la profusa propaganda que inunda toda la ciudad y nuestras casas, quien no cumple con hacer la que corresponde es la ENET N°3 y la Escuela situada en la esquina de Marcos Paz y avenida Mitre, que pone en serio riesgos la vida de los peatones. Tampoco la Municipalidad le aplica una multa ejemplarizadora, pese a las amenazas reiteradas de hacerlo por la desesperada búsqueda de votos que asegure la malhadada reelección. Si la multimillonaria inversión en propaganda se aplicara a dejar en excelentes condiciones las escuelas y aceras, viviríamos en una ciudad digna de los contribuyentes. ¡Basta ya de tanta propaganda!, si ni siquiera se ha iniciado oficialmente la campaña preelectoral. Tampoco, ningún candidato promete hacer los desagües. Celestino Gelsi no los hizo por falta de recursos, en contraste con que hoy el Gobernador declara que hay superávit. Si no fuera porque Gelsi en una época de grandes carencias, no hubiera hecho construir el dique El Cadillal, hoy estaríamos bebiendo agua de pozo. Pero Gelsi no se enriqueció ni hizo cajonear expedientes.
Elba Aurora Martínez de Larrea
"Un mástil para mi bandera"
Por motivos laborales visité la ciudad de Tafí Viejo, exactamente el barrio Próspero Mena. Llamó mi atención un grupo de niños vestidos de gaucho, por su hermoso atuendo y por la gran alegría que reflejaban sus rostros. Lo que aumentó mi curiosidad y me anime a investigar el por qué de su felicidad, y respondieron orgullosos: “somos El Ballet Tafí, izaremos nuestra bandera y bailaremos para los que pelearon en Malvinas”. Allí me embargó aun más la curiosidad. Me acerqué donde estaba la multitud, y un señor maduro me comentó: “Somos Vecinos Autoconvocados de Tafí y llevamos adelante, un programa llamado ‘Un mástil para mi Bandera’; consiste en embanderar las plazas de la ciudad y homenajear a nuestros Héroes de Malvinas”, dijo este buen hombre llamado Humberto Sosa. Entre charlas, me presentaron al creador de este hermoso gesto, el señor Marcelo Maza, quien me manifestó: “este proyecto nació hace dos años y esperamos que en 2020 todas nuestras plazas posean su Pabellón Nacional, una manera de hacer patria, de homenajear y agradecer a quienes pelearon por nuestra patria; es por ello que siempre nos acompañan ex combatientes en nuestros actos. Y es nuestro anhelo izar nuestra enseña patria en la plaza principal de la ciudad. El tema es que no contamos con ningún tipo de ayuda y los mástiles están en mal estado”. Un digno gesto que merece ser imitado y acompañado por las autoridades correspondientes.
Germán Vicentini
Una torpeza municipal
Jorge Luis Borges, en el cuento El Aleph, refirió un oxímoron bastante puntual para el clima político tucumano: graciosa torpeza. Cuando leí la noticia de que el Intendente de San Miguel de Tucumán quería gastar U$S 6 millones para mejorar la Plaza Independencia, pensé que esta era la forma de abordar esta información: ¡Una graciosa torpeza! Sabemos que el arbolado urbano soporta en silencio el mal trato, la negligencia, la sustitución de espacios verdes por cemento y hasta por azulejos. Un amigo ya fallecido citaba una frase común en Galicia: “De dinero y castidad, la mitad de la mitad”. Sería más provechoso, para la ciudad de San Miguel de Tucumán, que se gastara la mitad de la mitad de esa suma en recuperar el diseño original del parque 9 de Julio, encargado en esa época a una autoridad mundial en el tema: el arquitecto y paisajista Carlos Julio Thais. Si los árboles pudieran reírse de esta graciosa torpeza del Intendente, la carcajada sería homérica.
René Carlos Roncedo