La banda de los denominados “rompevidrios” sufrió un duro golpe en la tarde del sábado luego de que un equipo especial de Infantería y del Grupo CERO de la Policía allanara tres domicilios. Dos de ellos eran usados para recibir teléfonos celulares -el mayor objetivo de la banda- que desarmaban y desbloqueaban para ser posteriormente vendidos.
La investigación empezó luego de que recibieran una denuncia en la mañana del viernes, sobre dos casos de robos con la modalidad conocida como “rompevidrios”.
Las víctimas entregaron datos clave a los investigadores que pudieron, después de una tarea de inteligencia, determinar que los delincuentes se habían comunicado a través de esos aparatos en tres lugares diferentes.
Una comisión especial -supervisada por el comisario principal Alfredo Díaz, de la seccional 2- llevó adelante un total de once allanamientos ordenados por la Fiscalía de Instrucción de la II Nominación.
El despliegue de los efectivos terminó con el secuestro de una importante cantidad de teléfonos celulares. En uno de los domicilios vive un joven, sospechado de haber sido el nexo entre los delincuentes, quienes realizaban este tipo de atracos con la modalidad y los compradores de estos celulares.
Los pesquisas secuestraron además una escopeta, una pistola y municiones: todo quedó a disposición de la Justicia. En uno de los procedimientos se registró una escena de particular tensión cuando los efectivos irrumpieron en un domicilio en el que sorprendieron a los sospechosos por lo que debieron actuar rápidamente para reducirlos. Todos quedaron vinculados como sospechosos de vender estos aparatos en el mercado negro.