Los “rompevidrios” no cesan con sus ataques, pero definitivamente abandonaron la avenida Mate de Luna para buscar nuevos lugares donde poder delinquir. En las últimas 72 horas, LA GACETA detectó cuatro hechos de estas características. Tres de ellos se produjeron dentro de las cuatro avenidas; y el restante, casi en el límite sur de la capital. Dos casos fueron protagonizados por motochorros, mientras que los otros fueron perpetrados por desconocidos que eligieron autos estacionados en la vía pública para cometer los robos.
Ayer, cerca de las 7, dos funcionarias judiciales fueron sorprendidas por un ladrón en la esquina de San Luis y General Paz. El delincuente rompió el vidrio del acompañante para quitarle la cartera a una de las víctimas. “En la desesperación por entregársela, se le enganchó y no podía dársela. Le rompió el bolso y le quitó el celular, pero también le provocó lesiones en el brazo. Fue una situación desesperante y de muchísima tensión”, indicó una de las víctimas que pidió que su identidad se mantuviera en reserva.
La mujer contó que se hizo la denuncia correspondiente en la Policía y que intervino la fiscalía de turno. El teléfono que robó el delincuente fue encontrado debajo de un árbol en el sur de la ciudad, según reconoció la víctima.
Horas más tarde, en el cruce de las avenidas Colón e Independencia, se produjo otro ataque de rompevidrios. Esta vez, la víctima fue una docente. “Fui interceptada por dos hombres en moto; uno se quedó detrás de mi camioneta esperando en una moto roja mientras el otro me atacaba rompiendo el vidrio y tomando mis pertenencias”, señaló Verónica Vargas.
En el piso del asiento del acompañante llevaba dos bolsos: uno personal y otro con documentación de los alumnos que asisten a las instituciones en donde ella trabaja. “Después de que rompieron el vidrio vi medio cuerpo del hombre adentro mirando que podía sacar; los bolsos estaban en el piso detrás del asiento del acompañante. El delincuente tomó los bolsos y cuando estaba por escapar reaccioné y pude quitarle uno. Los chicos perdieron sus cosas”, agregó.
Otra modalidad
El jueves a la madrugada, personal de Guardia Urbana detuvo a un hombre que había roto la ventanilla de un Fiat 500 que estaba estacionado en Catamarca al 100. Los vecinos alertaron a los uniformados de lo que había sucedió y comenzaron a perseguir al sospechoso hasta que lograron arrestarlo poco después.
Su propietaria, Amira Ruth Gattela, reconoció como suyos los elementos que le incautaron al hombre y explicó que ella había dejado estacionado en ese lugar el vehículo que terminó con una de sus ventanillas destrozada.
El martes, en Barrio Norte, un joven también sufrió un ataque de “rompevidrios”. Dejó su auto Fiat Palio estacionado en Corrientes al 650 alrededor de las 22.30 y, dos horas más tarde, fue advertido del robo.
“Cuando llegué vi el vidrio trasero derecho destruido. Había policías, pero nadie vio nada. Hice la denuncia en la Comisaría 1°”, dijo resignada la víctima que también prefirió que su nombre se mantuviera en reserva. Desconocía que uno de sus acompañantes había dejado una mochila detrás del asiento derecho. Este detalle habría llamado la atención de los delincuentes.
El jefe de Policía Manuel Bernachi había informado hace unos días que las tareas de prevención que realizadas a lo largo de la avenida Mate de Luna habían generado un cambio en la modalidad. “Las personas que se dedican a este tipo de ilícitos están atacando en el macrocentro a vehículos que están detenidos en un semáforo o estacionados. Reforzamos la presencia policial en esos sectores”, destacó.
Bernachi resaltó que es importante que las víctimas realicen la denuncia correspondiente para que puedan reforzar las zonas en dónde se producen estos hechos. (Con la colaboración de Luciana Nadales)