“Me voy a Buenos Aires y quiero creer que no vuelvo a Tucumán después del partido con Newell’s”. La frase de Adrián Arregui post triunfo en el clásico contra Atlético y en la previa al último juego oficial de 2019 marcó un antes y un después en la relación que el volante tenía con San Martín. Tras ese episodio los dirigentes mostraron su enojo públicamente y los hinchas prácticamente le soltaron la mano y lo bajaron de ese pedestal al que lo habían subido gracias a la entrega y al sacrificio que mostraba dentro del campo.
En aquel momento, y según sus propias palabras, Arregui había recibido una oferta para emigrar a Grecia y tenía en mente aprovechar esa oportunidad. A La Ciudadela nunca llegó un pedido formal y en los pasillos del club sonaba fuerte la versión que la dirigencia podía llegar a sancionarlo si es que no se presentaba al inicio de la temporada.
Sin embargo nada de eso pasó. El ex Temperley reanudó sus prácticas en Bolívar y Pellegrini y ese tema quedó en la nada. Pero esa situación marcó un antes y un después en el asunto.
En la última parte de la temporada, esa en la que el “Santo” no logró hacer pie y terminó descendiendo dos fechas antes del final de la Superliga, el rendimiento de Arregui estuvo muy por debajo de lo que se esperaba de él.
La incertidumbre en torno a su futuro le quitaron presencia en la pretemporada y ni siquiera estuvo en la consideración de Gastón Coyette para el estreno en 2019, contra Tigre en Victoria.
En la recta final sólo disputó seis partidos, en los que nunca logró superar la media de rendimiento, sumó tres tarjetas amarillas y una expulsión.
El malestar para con él fue en aumento en La Ciudadela y, con el triste final consumado, la dirigencia decidió cortar por lo sano y aprovechar las ganas de emigrar que mostraba el volante central.
Por eso, en las primeras horas de ayer, se firmaron los papeles y el volante quedó en libertad de acción.
De acuerdo a lo que explicaron fuentes cercanas a la CD de Bolívar y Pellegrini, Arregui trajo a Tucumán a su abogado personal para apurar todos los trámites. Y desde la institución no pusieron palos en las ruedas en esa decisión. “Al contrario, vino bien”, aseguraron.
El nacido en Berazategui había llegado al club en el inicio de la temporada y el acuerdo por un año establecía una opción de compra. Pero los altibajos en su rendimiento y las ganas de emigrar terminaron minando la paciencia de los dirigentes “santos”.
Eso terminó acelerando los tiempos de su partida. Arregui se transformó en la tercera baja del plantel; aunque a esta altura fue la más cantada.