Un joven dejó su automóvil estacionado anoche en la calle sin sospechar que, unas horas más tarde, le iban a romper unos de los cristales para robarle una mochila. El ataque ocurrió en pleno barrio Norte y la zona de influencia de los rompevidrios parece extenderse cada vez más.
El Fait Palio rojo quedó estacionado en Corrientes 650, entre Muñecas y Maipú. Su dueño lo dejó alrededor de las 22.30 y, dos horas más tarde, fue advertido del robo.
"Cuando llegué vi el vidrio trasero del acompañante destruido. Había policías, pero nadie vio nada. Hice la denuncia en la Comisaría 1°", dijo resignada la víctima, que envió las fotos al servicio de LA GACETA en Whatsapp.
Lo primero que hizo fue revisar los papeles del auto y si faltaba algo. Desconocía que uno de sus acompañantes había dejado una mochila detrás del asiento derecho. Este detalle habría llamado la atención de los delincuentes, que decidieron atacar el vehículo.
Esta modalidad de robo se extiende cada vez a diferentes zonas de la capital, sin importar si los autos están estacionados o en movimiento, como sucede desde hace meses en diferentes semáforos afuera de las cuatro avenidas.