Que la situación roza límites impensados. Que están cansados de salir a pedalear con miedo. Que en la última semana robaron unas 10 bicicletas, cerca de la canchita y del río de Horco Molle. Que amenazan a las víctimas con darles un tiro. Que les sacan, también, las zapatillas, los celulares y la ropa. Eso es lo que dice Sergio Salica, uno de los organizadores de la pedaleada por seguridad que se hará mañana en Yerba Buena, a la que califica como una “zona liberada”.
“En los últimos tiempos se produjeron muchos casos que ni siquiera salen a la luz porque la gente no hace la denuncia. Nos están atacando libremente”, añade. La concentración comenzará a las 20 en la rotonda de la avenida Aconquija, al pie del cerro. Desde allí, los ciclistas descenderán hasta el edificio de la Municipalidad, donde pretenden ser recibidos por algún funcionario. Al rato, seguirán en dirección a la comisaría de Marcos Paz. “Queremos resaltar que será una movida pacífica”, aclara Salica, instructor de la escuela Academia Bike.
Desde hace unos días circula por WhatsApp una grabación, en la que un ciclista le cuenta a su compañero de una situación vivida cerca de la Escuela de Agricultura, por la calle que lleva al río y que es utilizada de modo frecuente por quienes pedalean o hacen trail running. Salica comparte el audio:
- Me salieron tres vaguitos de costado; parece que estaban escondidos en medio del monte. Dos de ellos tenían pistolas; el tercero, un cuchillo. Me sacaron la bicicleta, las zapatillas, los anteojos y el reloj. ‘¡Metele un tiro, metele un tiro!’, gritaba uno de ellos, porque yo no tenía celular. Varios muchachos vieron que me tenían ahí, boca abajo. Pero se volvieron. Nadie quería meterse porque estaban armados. No pude hacer nada. ¿Qué iba a hacer? Siento una impotencia...
Salica apunta que se registraron otros episodios, como un asalto a punta de pistola en la senda del gomero, como los runners y bikers denominan al camino situado en el ingreso a la Reserva de Horco Molle, de la UNT. Hace unas semanas era habitual advertir policías en bicicleta o miembros de la Guardia Urbana Municipal dentro de las sendas. Hoy -advierte Salica- no se los ve.
Más de una una vez LA GACETA se hizo eco del miedo con el que pedalean los bikers de Yerba Buena. Una de las movidas recordadas se produjo en septiembre de 2013, cuando el exgobernador José Alperovich, quien solía pedalear durante la siesta por la avenida Perón y por las sendas yerbabuenenses, fue interceptado por un grupo de ciclistas frente a la rotonda de Horco Molle. Aquella vez, Estela Figueroa -ciclista y fundadora de la organización “No destruyan mi cerro”- fue la vocera del grupo improvisado; más tarde, las partes se reunieron en la Casa de Gobierno.
Otro caso resonante data de septiembre de 2017, cuando ocho ciclistas que subían al cerro fueron emboscados y atacados con armas, palos y piedras. En esa oportunidad, los bikers coincidieron que debían presionar a los policías “para que trabajen”, en lugar de “estar parados al vicio”. Pero amén de los hechos más conocidos, el miedo siempre está soplando en la nuca de los bikers yerbabuenenses.