Maratones, delivery y clásicos: ¿cómo usan Netflix los adultos mayores?

Maratones, delivery y clásicos: ¿cómo usan Netflix los adultos mayores?

Muchas personas de más de 70 años reemplazaron el cine por la plataforma de contenidos audiovisuales. Los hábitos transgeneracionales.

NUEVAS COSTUMBRES. Personas entrevistadas por LA GACETA dijeron que dejaron de ir al cine y ahora se reúnen a ver series y películas en Netflix. NUEVAS COSTUMBRES. Personas entrevistadas por LA GACETA dijeron que dejaron de ir al cine y ahora se reúnen a ver series y películas en Netflix.
13 Marzo 2019

Con el paso de los años, y más precisamente con el arribo de Netflix a nuestras vidas, las posibilidades de acceder al entretenimiento digital cambiaron. Por ejemplo, le dijimos adiós al zapping en la televisión, a la eterna espera por los estrenos mensuales y a las continuas (y fallidas) alarmas para evitar perdernos la programación.

Esta plataforma de streaming nos dio nuevas alternativas y nosotros evolucionamos (fílmicamente hablando) hasta tener un compendio casi infinito de películas y de series que tientan a cualquier usuario. Incluyendo a los adultos mayores.

Hace casi dos años que Mercedes Robles Terán (61 años) decidió crearse una cuenta en Netflix y, desde entonces, su perfil de cinéfila la identifica como una espectadora de clásicos. “Cuando vemos las opciones con mi mamá (de 85 años) ella se ríe por las películas que pongo y dice que son bastante viejas”, comenta Mercedes, quien encuentra en los filmes una forma de traer al presente los recuerdos del pasado. En su lista de reproducción no pueden faltar “La novicia rebelde”, “Mujer bonita” y “Mi bella dama”.

Además, si se trata de practicidad, Mercedes considera que este sistema online tiene como ventaja el poder subtitular los contenidos. “Dado que tengo problemas de audición agradezco la posibilidad de seleccionar la traducción que quiera. En cambio, en la televisión la mayoría de la programación y los canales de cable no son subtitulados así que se me complica”, detalla.

En complemento, para otros adultos mayores la plataforma de las mil y una series puede convertirse en una buena alternativa para apalear la soledad. “Es normal que mientras cocino o limpio la casa ponga algún documental o reality show. Aunque no esté prestando atención me gusta escuchar las voces de fondo para sentirme acompañada. Puede ser un poco vergonzoso pero algunas personas usamos la televisión con este fin”, confiesa la jubilada Ana Liliana Rato (79).

Con apenas seis meses dentro de la materia cósmica de Netflix, Ana afirma vivir enganchada de la televisión; llegando a ver cinco películas por día entre las cebadas de mate y las colaciones de media tarde. Sin embargo, su lista es bastante tajante. “Cuando nos juntamos con mis vecinas las reglas son simples: no se permiten las películas románticas ni los dramas que te hacen llorar. Nosotras preferimos ver series sobre soldados que van a la guerra, bomberos o médicos”, narra. Por supuesto ella también cayó fascinada por el doctor Shepherd de “Grey’s anatomy” y las 14 temporadas de este drama en el quirófano.

La última función

Con tanto poder de decisión a botones de distancia y multimedia al alcance, ¿la rutina de ir al cine puede salir invicta? “Desde que tengo Netflix dejé de ir al cine y de ver programas por cable. El tema de que no haya publicidad y que puedan ver todos los capítulos de las series seguídos te engancha. Cuando comenzás es difícil cortarlo, hay muy buenas producciones de países distantes”, explica Ernesto Rocha Rivarola (70), quien acaba de terminar de ver un policial finlandés.

“Desde que era adolescente y había Matineé y Vermouth solía juntarme con mis amigos para ir al cine- detalla Esther Olmi de Fernández Cornejo (92) para quien la costumbre se atenuó pero no perdió por completo-. Ahora suelo ir con mi hermana asi nos apoyamos una en la otra para entrar a las salas”.

En relación a este tema son varios los adultos mayores que encuentran en la disposición de las salas de cines (con sus escaleras y ambiente oscuro) un impedimiento. “Con mis amigos del centro de jubilados solíamos tener el ritual de ir los domingos al cine pero con el paso de los años surgieron algunas complicaciones como la incomodidad de los asientos o la espera en las colas para sacar las entradas”, detalla la exmaestra jardinera Martha Lobo (80).

De todas formas, esto no implica que se acaben las rondas de pochoclos y estrenos. “Mi hija sugirió que trasladáramos nuestras reuniones a su casa y usaramos Netflix. Es ella la que se encarga de activarlo en la televisión y el resto lo intentamos hacer nosotras siguiendo las instrucciones que nos dejó anotadas”.

Maratonistas

Sin importar la edad nadie está excepto de la atracción que despierta el poder sentarse por horas -con delivery de por medio- y dedicarnos a “maratonear”; verbo que implica una total inmersión en la pantalla hasta que aparecen los créditos.

“La semana pasada, mis nietas me comentaron que estuvieron despiertas toda la noche viendo un maratón de Harry Potter así que pensé ¿por qué no intentarlo?”, recuerda divertida Ana. Para el desafío decidió llamar a sus hermanas de 74 y 72 años y digerir juntas las 10 temporadas de la serie “Friends”. “Resistimos hasta las 5 y después tuvimos que irnos a dormir porque no dábamos más. Fue divertido, hacía mucho que no nos desvelábamos, nos sentimos jóvenes otra vez”, relata.

Al respecto, Mercedes recuerda que también solía tener sus propias reuniones. “Los sábados a la noche nos juntábamos varios matrimonios a ver películas de alquiler, había una picada que corría por cuenta de los dueños de casa y los invitados se encargaban de la bebida o el postre”, narra.

Entre tantas alternativas y géneros, el secreto para una noche cinematográfica perfecta es saber detectar los géneros y temáticas que más nos gusten. “Si encontrás una serie que te prende a lo mejor te pasas 15 horas viéndola sin darte cuenta del horario hasta que termina”, afirma Daniel Giulitti (71) seguidor de “Narcos: México” y las historias noveladas.

Claro que, estas ganas de estar atentos a la evolución de las historias no es algo nuevo. “Es lo que pasaba en mi época con las series, emitían solo un capítulo y había que esperar hasta la próxima entrega. Ahora tenés todos los capítulos al toque y ves uno, y otro y otro... hasta que -sin darte cuenta- viste la temporada completa”, agrega Daniel.

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