Preocupa el estado de los árboles añosos

Preocupa el estado de los árboles añosos

Se desplomó un inmenso tarco en la esquina de Salta y Mendoza. Aplastó un auto en el viajaba una familia.

EL IMPACTO. Las añosas raíces del tarco levantaron por completo las baldosas. la gaceta / fotos de Inés Quinteros Orio EL IMPACTO. Las añosas raíces del tarco levantaron por completo las baldosas. la gaceta / fotos de Inés Quinteros Orio
10 Marzo 2019

Entre paraguas y botas de lluvia, la mañana transcurría tranquila en la esquina de Mendoza al 900 hasta que un repentino estruendo rompió con la rutina. Bastaron unos segundos para que la caída se produjera. Con sus viejas raíces al aire, aquel enorme tarco que antes se mostraba imperturbable en la vereda yacía quebrado en varias partes.

“Estaba conversando con un amigo muy cerca de la esquina de Mendoza y Salta y de repente vimos cómo las baldosas de la vereda se levantaban. Nos dio mucha impresión, porque además comenzaron a volar ramas y varias de ellas se engancharon a los cables del tendido eléctrico”, narró la vecina Julieta Pivón.

Pero eso no había sido todo: debajo de toda la maraña de ramas y hojas humedecidas por la lluvia, había quedado atrapado un Chevrolet Corsa rojo en el que Edgardo Miranda, su esposa, su hija y dos nietos esperaban que el semáforo les diera paso.

“El auto se movió por completo y toda la parte del capó colapsó por el impacto, pero pudimos salir rápido. Mi esposa fue la única que se quedó adentro. Había recibido un golpe y le dolía mucho la cabeza; tuvo que ser inmovilizada hasta que llegó la ambulancia”, describió Miranda.

Por fortuna, el incidente no pasó a mayores. “Era un árbol bastante añoso. Nosotros recibimos algunos rasguños; sin embargo, si ese tarco hubiera caído sobre alguno de los autos que estaban estacionados adelante podría haber sido una tragedia. Especialmente por su tamaño”, añadió.

Los transeúntes de la zona están preocupados, y afirman que no sólo corren peligro los automovilistas, sino también los peatones. “Todas las mañanas atravieso la cuadra con el cochecito de mi hijo para ir hasta la cafetería de la vuelta. Ahora tengo un poco de miedo, porque todavía queda otro tarco igual de grande al lado y podría caerse en cualquier momento”, comentó Claudia Racco.

Desde las 9.45 hasta el mediodía no se pudo circular por la cuadra porque estaba trabajando personal de Defensa Civil, de la Policía y de una unidad de Bomberos. “Por la fricción de las chapas y el impacto que recibió la batería del auto, estamos atentos para evitar que se produzca un incendio cuando cortamos las ramas caídas”, describió en su momento el bombero Paulo Ruiz. El problema fue que algunas de las ramas del árbol que se habían enredado entre los cables eléctricos.

Que el tarco se haya caído no fue una casualidad. Debido a su antigüedad y las condiciones del suelo, esta especie se vuelve sensible a desplomarse.

“Los tarcos viejos están con problema radiculares y desde hace unos años son prácticamente la única especie que no soporta el peso del agua ni el viento -explicó Pedro Buiatti presidente de la sociedad Amigos del Árbol-. La Municipalidad debería evaluar el riesgo existente”.

Conocidos también como jacarandás, estos árboles pueden llegar a medir de 10 a 20 metros y cada una de sus hojas llega a medir 60 cm de largo. Cuando la madera es atacada por hongos se corre el riesgo de que se debiliten las raíces.

Durante la jornada de ayer, LA GACETA se comunicó con los siguientes funcionarios municipales: Carlos Arnedo, titular de Servicios Públicos; Valeria Amaya, subsecretaria del área; Jorge Atilio Boggiatto, subdirector de Arbolado Urbano, y con Luis Rodrigo, subdirector de Espacios Verdes; todos ellos declinaron hacer declaraciones sobre este tema.

De todos modos, Boggiatto ya había dicho el año pasado que hay una población de aproximadamente 300.000 árboles en la ciudad. Y admitió que se trata de una población vieja a la que se le hicieron pocos recambios.

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