SANTIAGO DE CHILE, Chile.- “Cuesta creer que me pasó eso. Soy un hombre grande, no tenía 13 años, no era un menor, pero no podía defenderme, mi cuerpo no me reaccionaba. Esas son las cosas que no me dejan dormir de noche”. El perpetrador del abuso había sido un cura al que Daniel Rojas fue a pedir ayuda para comprar remedios para su hija: el cura Tito Rivera.
El acusado, un sacerdote tradicionalista que aún da las misas en latín, ya había sido expulsado de la orden de los mercedarios, tiempo atrás, pero fue durante 14 años capellán de Carabineros (policía militarizada chilena), fue rector de la iglesia Las Agustinas y capellán de la catedral de Santiago, designado por el cardenal Ricardo Ezzati.
El terrible testimonio de Rojas, que hoy tiene 44 años, sobre la violación en una habitación trasera de la propia catedral de Santiago de Chile, se hizo público esta semana. El hombre relató con detalles al portal de noticias chileno “24 Horas” lo que le ocurrió en 2015. Dijo que el sacerdote le ofreció un vaso de agua, que lo dejó sin fuerzas para defenderse y que -en esa situación de vulnerabilidad- Rivera abusó de él.
El hecho fue presentado ante la Oficina Pastoral de Denuncias de la iglesia, en marzo de 2018, que inició una investigación previa. Allí saltó una denuncia de 2011, sobre distintas denuncias de relaciones de Rivera con menores.
Rojas, al ver que su denuncia no avanzaba, presentó la queja ante el cardenal Ezzati. “Me abrazó, me dijo que no contara nada, me pidió que rece por él y y me entregó 20.000 pesos chilenos (unos 45 dólares)”, según el portal “Reportajes Bío Bío”.
Sandra Pinto, abogada del cura Rivera, dijo que el denunciante tiene problemas psicológicos y puso en dudas su salud mental porque es un indigente. Pinto consideró que Rivera puede ser sancionado por la Iglesia, pero no por la Justicia, amparándose en un informe de la Iglesia, que estableció que Rivera tuvo “un comportamiento homosexual habitual, inmoral y fuera de control”, infringiendo el sexto mandamiento. Negó, sin embargo, que hubiera abusos.
La víctima exige una indemnización de 350 millones de pesos (unos 531.000 dólares) por la violación.
El Arzobispado de Santiago indicó este martes en un comunicado que en agosto de 2011 recibió la primera denuncia de abuso de menores contra Tito Rivera, pero no pudo contactar al denunciante. (Especial)