Se construye el puente Lucas Córdoba

Se construye el puente Lucas Córdoba

Nuestro diario, allá por enero de 1930, mostraba al mismo tiempo el viejo puente de madera que ya tenía medio siglo de vida con las primeras estructuras de hormigón armado que iban a soportar la gran bandeja que se convertiría en el puente Lucas Córdoba. La idea de la construcción nació del entonces senador nacional Ramón Paz Posse y esa fue su denominación hasta que el interventor de 1943, Alberto Baldrich, lo cambió por el nombre actual.

En aquel entonces la crónica señalaba: “el viejo puente sobre el río Salí, que ha soportado durante más de medio siglo el tráfico intenso de los vehículos que comunican a nuestra ciudad con Cruz Alta, contempla en la actualidad el hundimiento de los pilares del gran puente de cemento armado que se levantará en su reemplazo. Los trabajos en ejecución, que erogarán más de un millón y medio de pesos, llaman poderosamente la atención a todos cuantos cruzan el viejo puente de madera, a punto de ser jubilado”.

EN 1931. La obra de hormigón armado reemplazó a la vetusta estructura de madera y permitió un tránsito fluido y más seguro.

En 1871, durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, la Oficina Nacional de Ingenieros encargó estudios a los técnicos franceses Julio Delacroix y Luis Dode para la construcción de un puente de madera -de quebracho colorado-. Como sigue sucediendo en la actualidad, el caudaloso Salí se llevó la obra, y desde entonces hubo sucesivas intervenciones en 1879 y en 1900. En 1912, el Senado aprobó, por iniciativa de Alberto León de Soldati, la construcción de un puente metálico, pero el proyecto no prosperó. De haberse concretado, la estructura de madera que seguía en pie en los años 1930 podría haber sido reemplazada por otra metálica de mayor resistencia unos 20 años antes.

En la misma jornada que se trató el proyecto del puente, De Soldati presentó otro para “la construcción de defensas en el río Salí” y agregaba: “deberá invertirse la suma de 20.000 pesos”. Como vemos el legislador entendía que la zona requería de una atención integral donde el río, su cauce, su curso, los puentes y las obras de saneamiento eran una integralidad que debía analizarse y solucionarse en conjunto. En la reunión legislativa, el representante por Tucumán, en referencia a la protección de márgenes dijo: “consiste en la reconstrucción de las defensas del río Salí” y agregaba: “en la época de lluvias torrenciales tiende a volver a su antiguo lecho, inundando la anterior zona de aluvión que formara y abandonara, produciendo enormes perjuicios de todo género, como que esos terrenos son objeto de cultivo variado, existen en ellos establecimientos industriales valiosos y, en la región próxima a la ciudad, han sido desecados y saneados”.

PANORÁMICA. La foto tomada en mayo de 1931 ya exhibía a la perfección la silueta del nuevo puente que cruzaba el río, uniendo San Miguel de Tucumán con la Banda del Río Salí.

En 1898, De Soldati presentó un proyecto a la Legislatura para la creación del parque 9 de Julio, cuya inauguración se concretó el 23 de setiembre de 1908, durante la gobernación de Luis Nougués. Se expropiaron 400 hectáreas, cuya mayor parte estaba cubierta por pantanos. El legislador consideraba que esa zona, que se inundaba con cada crecida del río Salí, debía recibir mejoras más que por estética por cuestiones sanitarias.

Esto en coincidencia con las consideraciones vertidas a nuestro diario por el director de la Comisión Administradora del parque, Felipe Pérez, en 1928 sobre la necesidad de las obras de defensa porque el río “tiene tendencia a invadir con sus aguas la margen derecha en cuyos terrenos está el Parque Centenario y que si llegara a producir una creciente extraordinaria, podría destruir buena parte de la gran obra que se ha realizado”.

PROYECTO. El parque 9 de Julio sirvió para sanear la zona pantanosa entre el río y la ciudad.

El mismo director solicitó que el Ministerio de Obras Públicas de la Nación realice las obras de protección sobre las márgenes del río ya que se anunciaba que estaba pronto a realizarse el nuevo puente sobre el Salí que iba hasta la ruta 9.

Fue el arquitecto francés Charles Thays quien se ocupó de su diseño. Por iniciativa de Juan B. Terán se adquirieron en Europa más de 60 réplicas de esculturas famosas como la Venus de Milo.

Cuando De Soldati defendió sus proyectos expresó con claridad la simbiosis entre sus dos proyectos, al decir que el reemplazo del puente “es una consecuencia del primero, pues una vez asegurada por aquel (las defensas), la estabilidad del lecho del río, es necesario reemplazar el viejo puente carcomido que hoy existe, frente a la ciudad de Tucumán, que ofrece un peligro constante, por un sólido y amplio puente metálico, destinado a poner en comunicación el departamento de Cruz Alta, el más rico y poblado de la provincia, como que es todo cultivado y donde existen once ingenios azucareros, y también la vecina provincia de Santiago, con la ciudad de Tucumán, lo que significa un enorme tráfico, como lo demuestran los elocuentes datos de la oficina de estadísticas de la provincia”.

Leyes nacionales

A fines del siglo XIX, la zona en la que se encuentra el parque estaba formada por terrenos bajos y cenagosos que separaban la ciudad del río Salí. En opinión de De Soldati, constituían un peligro para la salud de los vecinos.

En 1898, mientras se desempeñaba como ministro de Hacienda del gobernador Lucas Córdoba, presentó en la Legislatura el proyecto de creación del parque. En aquel momento, la iniciativa no se concretó por falta de fondos, pero el médico insistió con ella mientras actuó como diputado y senador nacional.

Logró cuatro leyes nacionales (1906, 1907, 1908 y 1910) que permitieron expropiar las hectáreas en las que se planificaba hacer el parque.

El proyecto original contemplaba dos sectores: el norte y el sur, separados por la avenida Benjamín Aráoz. Solamente se concretó el sector norte, que fue inaugurado oficialmente en septiembre de 1916.

Con el paso de las décadas, la zona ubicada al sur de la avenida Aráoz comenzó a ser ocupada por clubes, viviendas y distintas instituciones.

La escuela de comercio

“Un establecimiento de educación como el que proyecto, es una necesidad en Tucumán, y apenas se explica que no haya sido ya fundado”, expresó el diputado De Soldati cuando impulsó la creación de la Escuela de Comercio General Manuel Belgrano.

“En efecto, se trata del centro de cultura, progreso y riqueza del Norte de la república; del centro regional de una población de cerca del millón de habitantes, que debe tener, que necesita, de establecimientos de enseñanza profesional”, agregó.

Según relata Carlos Páez de la Torre (h) este ilustre tucumano señaló: “la fundación de una Escuela Nacional de Comercio, de tipo medio, análoga en el plan de estudios y los títulos que confiere a la que funciona en Rosario, no es sino la primera parte de un proyecto de más trascendencia y no menos necesidad: la creación de una universidad regional”.

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