La primera de ocho finales para San Martín

La primera de ocho finales para San Martín

A las 17.10, el "santo" visita a Godoy Cruz. Debe aprovechar el mal momento del “Tomba”.

CONCENTRADO. “Maxi” se distiende durante el vuelo que lo trasladó a Mendoza. CONCENTRADO. “Maxi” se distiende durante el vuelo que lo trasladó a Mendoza.

Volvió a San Martín con una mano atrás y otra adelante, tras su paso por All Boys. Maximiliano Martínez se metió casi por la ventana en el plantel que logró el ascenso y, de a poco, se ganó un lugar de privilegio. A partir de ese momento vivió de sueño en sueño: se consolidó en el equipo titular, se metió de lleno en el corazón de los hinchas y festejó como pocos la llegada a la Superliga. Sufrió como nadie el flojo inicio de torneo y gritó a los cuatro vientos el resonante triunfo en el clásico, contra Atlético. Pero algo le carcome su cabeza: quiere asegurar la permanencia del “Santo” en Primera.

“Quiero seguir haciendo historia en este club”, dice el lateral en diálogo con LG Deportiva durante la previa al durísimo choque de esta tarde contra Godoy Cruz, en el estadio “Malvinas Argentinas”.

Sueños cumplidos

“Maxi” es un agradecido. Todo lo que soñó desde chico pudo cumplirlo. Fue campeón con San Martín, los hinchas lo adoran y se dio el gusto de dar la vuelta en una Ciudadela que desbordaba alegría. Pero no se conforma. Quiere más y le apunta a la permanencia como única meta por estas horas. “San Martín nunca pudo mantenerse en Primera, por lo que lograrlo sería algo perfecto”, señala “Maxi”, que vuelve a la titularidad justo en un duelo trascendental, como ocurrió en aquel momento caliente de la B Nacional, cuando el “Santo” visitó a Boca Unidos. “Estoy contento por volver a ser titular. No es un buen momento, pero hay que poner el pecho siempre; sobre todo a las malas. Ahí aparece todo el amor por la camiseta”, afirma.

“Maxi”, el chico que siempre muestra una sonrisa y que parece no tener un mal día, está en el podio de los preferidos por el público. No hay mala cara, ni siquiera cuando el promedio aprieta con fuerzas. “Soy así. Siempre trato de ponerle onda a la situación”, explica el lateral, que no se cansa de sacarse fotos con los hinchas o de firmar autógrafos: “me pongo en el lugar de ellos, porque estuve de ese lado. Se lo que siente el hincha y siento un cariño mutuo por la gente. También por ellos juego cada pelota como si fuese la última”.

Un poco de tranquilidad

Godoy Cruz llega con tres derrotas en fila sobre el lomo, pero Martínez no piensa en eso. Prefiere centrarse en que San Martín haga bien las cosas, que pueda volver a ganar y que, sobre toda las cosas, el promedio comience a engordar. “En Primera todos los rivales son difíciles. Godoy no viene bien, pero nosotros también estamos en un mal momento. Es una de las tantas finales que tenemos por delante y no podemos dejar pasar más chances. Hay que estar concentrados, tratar de hacer bien las cosas y, sobre todo, dejar el alma en cada pelota”, remata. Y deja en claro que volver a ganar puede ser clave. “Estoy seguro de que un triunfo puede darnos las fuerzas necesarias para dejar atrás este mal momento. Acá hay un muy buen plantel, y si logramos una victoria vamos a encontrar un poco de tranquilidad”, expresa.

Martínez, el de la palabra de aliento y la sonrisa fácil, vuelve a jugar cuando las papas queman. “Vuelvo a la titularidad, Dios quiera que vuelva la alegría”, pide mirando al cielo. Que así sea, imploran todos en Bolívar y Pellegrini.

¡Basta de turbulencias!

MENDOZA.- La semana más complicada para San Martín en los últimos tiempos no podía irse así nomás, sin entregar un capítulo más a esta saga de terror. Derrota en casa con Defensa y Justicia, suspensión de Matías García, declaraciones picantes que sacudieron cada rincón de Bolívar y Pellegrini y, por último, la baja de Tino Costa -por lesión-, fueron algunos de los ingredientes de ocho días intensos, sufridos y en los que la cabeza trabajó demasiado.
Pero claro, faltaba un condimento más para darle el último toque a una semana que hoy se intentará enterrar lo más hondo posible. Las sonrisas con las que los jugadores arribaron al aeropuerto “Benjamín Matienzo” se trasladaron al vuelo 1586 de Aerolíneas Argentinas y permanecieron durante la mayor parte del trayecto hacia Córdoba, pero se desdibujaron a poco de llegar. Faltando minutos para aterrizar en el aeropuerto “Ingeniero Ambrosio Taravella”, unos momentos de turbulencia alteraron la tranquilidad.
Hubo silencio, rostros adustos y miradas cruzadas. Al fin, la nave tocó suelo cordobés y se oyeron aplausos. “Nada es tranquilo para San Martín”, comentó entre risas un allegado a la delegación. “Tiene que comenzar a cambiar la suerte, urgente”, agregó un hincha que de casualidad compartía el vuelo con el plantel, en el inicio de sus vacaciones.
La delegación almorzó en el aeropuerto de Córdoba y minutos antes del mediodía abordó el vuelo 2562 de Austral, para seguir rumbo a Mendoza. El segundo tramo del viaje fue mucho más sereno. No hubo sacudones inesperados y la mayoría de los jugadores aprovechó para dormir.
“Que la mala onda haya quedado en Córdoba”, pidió entre dientes un auxiliar, mientras caminaba rumbo al hall principal del aeropuerto de la ciudad cuyana. A las 17.10, en el “Malvinas Argentinas”, San Martín tiene la chance de “enderezar” una semana “cruzada”. Evitar una derrota ante el “Tomba” cortaría la mufa de unos días llenos de mala onda.
Ayer, antes de instalarse en la casa de Godoy Cruz hubo un adelanto de que la tranquilidad puede llegar a La Ciudadela. Ahora los dirigidos por Gastón Coyette tienen la oportunidad de dar el primer paso en una remontada tan necesaria como urgente.



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