Conocé cuatro secretos de la cerveza artesanal tucumana

Conocé cuatro secretos de la cerveza artesanal tucumana

Especialistas te cuentan cuál es la variedad más elegida y por qué esta bebida se convirtió en la preferida de las salidas.

Conocé cuatro secretos de la cerveza artesanal tucumana
10 Febrero 2019

Hace 7.000 años la cerveza hacía su aparición en el mundo, un invento que no fue producto del azar sino que es resultado de la tecnología doméstica: ensayo y error, hasta perfeccionar sabores y variedades.

Si hacemos un repaso a través de los años, la historia nos revela que durante la construcción de las pirámides egipcias, los obreros cobraban con cerveza. Esto los mantenía contentos y evitaba, a su vez, que se rebelaran ante sus superiores. Unos 300 años más tarde, en la antigua Babilonia, la elaboración de la cerveza comenzó a tomar gran relevancia, por lo que prestaban atención a cada detalle y, si algo salía mal, el responsable de arruinar la bebida tenía un grave castigo: lo ahogaban en su propio barril.

¿Pero cómo llegó a nuestro país? En Argentina los datos más antiguos de cervecerías artesanales se remontan al 1800, sin embargo el primer registro oficial se da en el año 1984 cuando Juan Bahlaj fundó el primer microemprendimiento cervecero, al que llamó El Bolsón. El 2011 fue el año que más cerveza tomaron los argentinos, con 45 litros por persona. Actualmente el promedio es de 43 litros y Argentina se encuentra en el puesto 72 del ranking mundial de consumo de cerveza per cápita.

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Si nos trasladamos al norte, la cerveza artesanal está cobrando gran importancia. “Mucha gente dice que es una moda, pero para mí llegó para quedarse”, comentó Franco Benedetto, socio de Krausen, centro de recarga, ubicado en Laprida 580.

Las cifras que dejan cada fin de semana en Barrio Norte hablan por sí solas: se venden alrededor de 4.000 litros entre viernes y sábados, en las cervecerías de esa zona de la ciudad.

Si bien Tucumán está por debajo de las estadísticas con respecto a otras ciudades, Yerba Buena no es la excepción a esta tendencia. “Creo que falta bastante trabajo para llevarlo al nivel de otras provincias, pero las expectativas son buenas: a la gente le gusta y pasa mucho tiempo acá”, explicó Abel Iriarte, dueño de Baum, una cervecería cerca del cerro ubicada en avenida Solano Vera 27.

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Una de las cuestiones que más llamó la atención desde su comienzo era la posibilidad que brindaba de elegir entre distintos sabores, aromas y texturas. “Una de las que más sale es la Honey, que es fácil de tomar y está como competencia la IPA, en el otro extremo”, reveló Arnaldo Vega, socio de Castilla, emprendimiento que abrió sus puertas hace menos de dos meses. Pero las cervecerías tienen otros atractivos aparte de la cerveza en sí misma, por eso Arnaldo explicó: “buscamos separarnos y diferenciarnos del resto agregando otras cuestiones, por ejemplo que la gente comparta en mesas grandes, que haya juegos, el jardín”.

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En nuestra provincia todavía queda mucho que explotar. “Acá en Tucumán no están acostumbrados al concepto de centro de recarga que sería llevarte tu cerveza a tu casa, ya sea en botellón de vidrio o botellas de plástico”, y es por eso que Krausen apunta a inculcar en los tucumanos la idea de recargar sus botellas.

Los maridajes constituyen otro atractivo dentro del mundo de la cerveza artesanal porque permite descubrir nuevos sabores, resaltar el gusto de las comidas y mejorar la experiencia de tomar birra. “A las cervezas ligeras se las acompaña con pescados y ensaladas, las más alcoholizadas van con comidas más grasosas y carne y después las lupuladas que son las más fuertes se recomienda comidas con picantes para acompañar”, explica Abel.

Hay muchas personas que prefieren las cervezas sin espuma, sin tener en cuenta que esta es un elemento muy valioso en la bebida. “La espuma es muy importante porque están alojados muchos sabores y aromas de la cerveza”, aseguró Francisco Perez Navarro, otro de los socios de Castilla. Mientras que Abel añadió: “para el producto es la primera barrera de oxidación que tiene”.

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La cerveza artesanal se convirtió en la excusa perfecta para compartir una salida después del trabajo, acompañada por un Happy Hour (2x1) y, de esta manera marcar una tendencia en Tucumán. “No tiene ningún tipo de químicos, ni conservantes, ni colorantes, a diferencia de la industrial y, al otro día, no tenés ningún problemita de dolor de cabeza ni nada”, finalizó Abel.

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