-¿Qué significa estar en ese lugar en la disputa entre Juan Manzur y José Alperovich?
-Desde hace mucho tiempo que en lo institucional y en lo político no se ve un gobernador y un vicegobernador que trabajen de la forma en que lo estamos haciendo con Juan Manzur. No fue siempre así en Tucumán. Cuando el segundo se cree que es el primero, hay problemas; y cuando el primero no respeta al segundo, hay problemas. Y en el caso de Manzur y Jaldo no ocurre ninguna de las dos cosas
-Que Alperovich diga que ni usted ni el gobernador hicieron casas en Tucumán, ¿qué le genera?
-Es de conocimiento público que a Manzur y a quien habla nos tocó gobernar en contextos totalmente diferentes a los que le tocó gobernar al actual senador. Primero, nos tocó (en la Casa Rosada) un signo diferente al nuestro, que ha sido elegido por la voluntad del pueblo y lo respetamos. En cambio, a José Alperovich le tocó gobernar con un partido de mismo espacio político, y eso da ciertas ventajas. Hasta 2015, las obras que se hacían eran el 100% con recursos nacionales. Cuando cambia el color político del Gobierno nacional y nos toca asumir con Juan Manzur, esos recursos dejaron de llegar. Y hay algo que vale la pena aclarar. Las obras o los recursos que llegarán a las provincias se definen, a nivel nacional, en el Presupuesto de la Nación. Y ahí tengo alguna crítica o cuestionamiento. Nuestro senador, cuando se aprobaron los presupuestos nacionales, nunca incluyó una obra, una partida o un beneficio para Tucumán. La pregunta es: ¿por qué? Por eso tengo mis diferencias con el senador. Él tiene y tenía la potestad de traer cosas. Y no lo hizo. Estoy convencido del porqué. Ese dicho suyo de: “a Juan yo quiero que le vaya bien”, yo lo interpreto exactamente al revés: (Alperovich) nunca quiso que a Juan le vaya bien. Por eso vemos que hoy está lanzado a gobernador.
-Después de más de 12 años, ¿cuál es el momento en el que se rompe la alianza con Alperovich?
-No sé si hubo un momento puntual. Debo reconocer que el gobernador Manzur ha sido mucho más permeable, quizás con una relación más llevadera con el senador. Yo a las cosas las digo, no me callo, y nos las disimulo. Creo que la gota que rebasó el vaso fue cuando yo le empecé a decir al senador lo que a mí me parecía sobre las reuniones en su casa (por Alperovich) con ministros, intendentes y delegados comunales. Apenas se sentaban, les sacaban fotos y se disparaban los tuits para todos lados. Eso se contradice con lo que decía: que “hay que ayudar a Juan”. Esa situación empezó a limar la relación. Yo entendía que el gobernador tiene que ser uno solo, y debe ser a quien votó el pueblo, que es Juan Manzur. Y al gobernador había que fortalecerlo. La única manera era con todos debajo de Juan Manzur, que a nadie se le ocurra estar por encima. Ahí se equivocó el senador. Hasta creyó que él era el gobernador. Si no, no se explica cómo hacía una reunión de gabinete sin el gobernador en su casa. Esto nunca lo logré entender. Y daba instrucciones. Bajaba línea. No era que se juntaban para hablar de Atlético. Eso no es ayudar, es limar. Y yo a eso se lo dije en la cara: “con esto, José, no estás ayudando a Juan”.