Cómo prevenir un golpe de calor

Cómo prevenir un golpe de calor

Nos espera al menos una semana con temperaturas máximas que superarán los 30°, de modo que es imprescindible tomar medidas para no poner en peligro la salud: en algunos casos una insolación puede ser mortal.

LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

De pronto, y después de habernos dado alivio -cada tanto- hasta hace pocos días, el verano tucumano se instaló con toda su furia. Y en días como los que estamos viviendo (se espera que hasta el jueves las máximas superen todos los días los 30°) una de las patologías más frecuentes es el “golpe de calor”: el conjunto de problemas que se produce cuando la temperatura corporal supera los 40°, debido a que los sistemas de termorregulación de nuestro organismo fallan.

Los síntomas del golpe de calor pueden ser diversos: dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, decaimiento, irritabilidad, desmayos, sudoración excesiva, piel roja y caliente, tendencia al sueño y debilidad muscular o fiebre. Pueden producirse también calambres en las extremidades o en el vientre, y los grupos de mayor riesgo son los niños pequeños y los mayores de 65 años, pero todos podemos sufrirlo, de modo que si aparece alguno de los síntomas, es importante consultar rápidamente al médico de cabecera o al centro de salud más cercano.

Y para que el problema no se produzca, se recomienda permanecer en lugares frescos y ventilados; usar ropas claras y sueltas, preferentemente, de algodón; bañarse con agua apenas tibia; protegerse de la exposición directa al sol como mínimo entre las 10 y 16; usar sombrero, comer liviano y beber líquidos frescos frecuentemente (aumentar la ingesta habitual entre un 25% y un 50%, recomienda la Sociedad Argentina de Pediatría).

Los chicos

El riesgo más grave es la deshidratación, porque se acrecienta la pérdida de agua debido al aumento del sudor. Y eso, en los chicos pequeños que no pueden expresar  su necesidad de líquidos, se agrava, explicó Esteban Rowensztein, secretario del Comité de Pediatría General Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría. “Por eso es fundamental que beban suficiente cantidad de agua fresca (no bebidas azucaradas); los requerimientos diarios de líquido se incrementan considerablemente. Y a los bebés menores de seis meses que se alimentan con lactancia materna en forma exclusiva se les debe ofrecer el pecho con mayor frecuencia”, añadió.

LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO

Entre los más chiquitos (menores de un año), un golpe de calor puede poner en riesgo la vida: sus características fisiológicas (menor reserva de agua y el aparato respiratorio aún en desarrollo) los hacen más vulnerables, y la suba excesiva de la temperatura corporal puede llegar a impedir el funcionamiento adecuado de órganos vitales.

Adultos mayores

En la punta opuesta de la línea de la vida encontramos el otro gran grupo de riesgo: los mayores de 65 años. Sucede que los mecanismos de termorregulación se deterioran con la edad, al tiempo que disminuye la percepción de la sed; además, la piel de los adultos mayores es más fina y protege menos del efecto de los rayos del sol.

La situación que genera un golpe de calor puede agravarse si padecen enfermedades crónicas que afecten corazón, riñones o hígado, o como efecto de los medicamentos con las que se las trata. Es especialmente importante el control de medicamentos hipotensores, como diuréticos, que producen pérdidas de minerales como potasio y sodio.

LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO (ARCHIVO) LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO (ARCHIVO)

Por eso es fundamental que en días como estos los familiares estén atentos y les ofrezcan agua (no infusiones, ni alcohol, ni bebidas azucaradas). Lo ideal es que la beban en pequeñas cantidades (para que no se den un atracón y evitar vómitos, que empeorarían el cuadro) con regularidad.

Mascotas

Los perros no están acostumbrados a pasar tanto calor como los humanos y no son tan eficientes a la hora de liberarlo. Y si son viejitos, tienen sobrepeso o sufren cardiopatías los riesgos aumentan. Algunas razas se llevan muy mal con el calor (bulldog, bóxer, san bernardo, pug), pues tienen el hocico corto y les resulta más difícil jadear para liberar el calor corporal. Para evitarle un golpe de calor, nunca dejés tu perro encerrado dentro del auto; cepillale el pelo con frecuencia y si es necesario, cortáselo; dejalo dentro de la casa en estos días, y asegurate de que tenga agua fresca cerca. Si detectás que jadea demasiado rápido y con ruido, tiene sed excesiva, sufre vómitos, su lengua se pone rojo brillante y las encías toman un tono pálido, segrega saliva abundante y tiene el ritmo cardíaco elevado, llevalo urgente al veterinario.

¿Deportes con este clima?

La combinación de alta temperatura, humedad y actividad física de alta intensidad o larga duración puede desembocar en un trastorno grave; se conoce como golpe de calor en el deporte y se considera la segunda causa de muerte en deportistas, detrás de las lesiones neurológicas. Puede ser más severo en deportistas que no están aclimatados.

Lo interesante es que se puede prevenir, aplicando el sentido común y las mismas recomendaciones que para “el común de los mortales”: por más pasión que despierte la actividad física que se desarrolla, no hacerla en horarios críticos (después de las 11 y antes de las 18); cuidar la dieta, utilizar tejidos que protejan del sol y permitan la transpiración, y gorra; estar muy alerta a la hidratación, hacer pausas para recuperarse y refrescar al máximo la piel con agua o esponjas.

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Agua isotónica casera

- 1 litro de agua segura, preferentemente, agua mineral.

- 2 limones y/o naranjas exprimidos (el jugo).

- 1 pizca de sal (1,8 g). En caso de deshidratación severa, se puede aumentar hasta 4,5 g

- 1 pizca de bicarbonato de sodio

- 2 cucharadas soperas de azúcar.

Mezclar en una jarra con capacidad mayor que un litro, pues la combinación de cítricos con bicarbonato producirá efervescencia.

Qué hacer hasta que llega la emergencia

- Colocar al paciente en un lugar fresco, acostado y boca arriba. Si es un adulto, elevar las piernas para ayudar el retorno venoso.

- Aflojar la ropa y quitar la innecesaria.

- Colocar en la cabeza, cuello, nuca y pecho, axilas e ingles compresas de agua fría (no hielo) y sustituirlas cuando se calienten.

- Si está consciente y sin vómitos, darle agua fresca. Si el paciente es adulto, puede ser también una bebida isotónica, que además aportará minerales que se pierden con la sudoración excesiva, como magnesio y calcio.

- No sumergir en agua helada ni realizar friegas con alcohol.

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