A los gustos hay que dárselos en vida. Esta sentencia popular parece regir la decisión de muchos de los deportistas, que luego de haber triunfado en una disciplina incursionan de lleno en otro deporte. Le sucedió a Michael Jordan, el mejor basquetbolista de la historia, que al retirarse de los parqués practicó golf. También a Usain Bolt: el ex plusmarquista mundial y ocho veces campeón olímpico que ahora está probando suerte en el fútbol. En Argentina, Vicente Pernía, ex lateral derecho de Boca, se dedicó al automovilismo luego de colgar los botines. Lo mismo ocurrió con el ex tenista David Nalbandian, que despunta el vicio del rally.
El tucumano Martín Terán Nougués (49 años) se considera un agradecido por los sueños que pudo cumplir a lo largo de su carrera. Está casado con Flavia Valdez, con quien tiene cinco hijos: Sol (19 años), Martín (15), Félix (14), Andrés (12) y Mateo (7). Aunque hace dos décadas que está abocado exclusivamente a la gastronomía y a la organización de eventos deportivos, como el Seven de Tafí del Valle, fue uno de los mejores exponentes del rugby tucumano a lo largo de su historia. Y tras cumplir sus metas con la ovalada se dio el gusto de jugar oficialmente al fútbol; nada menos que en Atlético, el club de sus amores.
Proveniente de una familia vinculada a Tucumán Rugby, Martín se inició en ese deporte a los 4 años. “Cuando empecé pocos creían que iba a trascender, porque decían que no tenía físico para un deporte con tanto contacto. Eso potenció mis ganas de demostrarles que no tenían razón; y con los resultados a la vista, creo que no elegí mal”, dijo a LG Deportiva.
Debutó en la primera del “Verdinegro” a los 19 años. Fue múltiple campeón con su equipo y con el seleccionado de Tucumán; y se dio el lujo de defender la camiseta de “Los Pumas” en dos mundiales: Inglaterra 1991 -anotó dos tries a los Wallabies- y Sudáfrica 1995.
A sus 26 años, cuando acaso mostraba su mejor rendimiento personal, Martín decidió darse un gusto: jugar en Atlético, club del cual es hincha. “Siempre tuve en mente esa decisión, pero nunca me había animado a llevarla a cabo. Una tarde estaba jugando al fútbol con amigos -entre los que se encontraba Mariano Poliche-; ellos me entusiasmaron para que me probara en Atlético. Allí comenzó todo. Y fue como tocar el cielo con las manos”, afirmó.
Recuerda que durante la temporada 96 anotó 13 goles en el certamen liguista y uno en la B Nacional. En ese equipo compartió plantel con Fernando Robles y con Pablo Jemio Portugal, entre otros. “Cierro los ojos y recuerdo como si fuera hoy aquel partido contra Douglas Haig, el día que anoté ese gol. Gustavo Córdoba envió el centro desde la derecha y yo ubicado cerca del área chica alcancé a conectarla de cabeza para vencer a José Perassi, el arquero de ellos. Pocas veces en mi vida sentí tanta emoción en un campo de juego como aquella tarde. Será también porque ese gol nos permitió asegurar la plaza en la categoría”, indicó, visiblemente emocionado.
Martín sabe que con el rugby cosechó sus mejores logros deportivos; pero reconoce que los momentos de mayor popularidad los vivió cuando jugaba al fútbol en el “Decano”. “Hasta que decidí jugar al fútbol, mi carrera, más allá de los logros nacionales e internacionales, era ‘tranqui’. Pero luego de ese gol, el hincha de Atlético empezó a reconocerme por la calle y a brindarme muestras de cariño. A mis hijos les llama la atención que la gente del fútbol me siga saludando, a pesar de la cantidad de años que pasaron desde que dejé de jugar oficialmente”, contó.
Con enorme satisfacción vive la actualidad de su “Decano” querido. “Quedó demostrado que cuando las cosas se hacen con profesionalismo tenés grandes posibilidades de tener éxito en la gestión. Haber posicionado al club -no sólo en lo deportivo, sino también en lo institucional- es algo que se merecía el fútbol. Dios quiera que tanto Atlético como San Martín puedan consolidarse a este nivel de competencia”, anheló.
Sus obligaciones empresariales, que desarrolla con mucho éxito, no le permiten dedicarse al deporte como lo hacía en su juventud. “Soy una persona que consume mucho deporte por televisión. ¡Cómo será la locura que tengo que hasta me prendo con los partidos de la Primera B! Soy fatal en ese aspecto”, admitió, entre risas.
Eso sí, confesó que no le gusta mucho ir a ver partidos de rugby y de fútbol en vivo, porque sufre mucho. “Pasa que nunca dejé de ser jugador. Por esa causa, por momentos me agarra la locura de querer meterme en el campo de juego y participar de los partidos. Ya veo que eso es algo incorregible que tengo”, admitió, sonriente.