BUENOS AIRES.- La primera dama Juliana Awada ofició de anfitriona en un almuerzo programado en Villa Ocampo en el marco del G20. La imponente casona de San Isidro, donde vivió la escritora feminista Victoria Ocampo, fue el marco ideal para recibir a los acompañantes de los líderes de la cumbre.
De muy buen humor y con una gran sonrisa, Juliana recibió a varias de las mujeres más influyentes del mundo. Entre ellas estuvieron Melania Trump, la esposa del presidente de los Estados Unidos; Brigitte Macron, mujer del premier francés; y Sophie Trudeau, esposa del líder canadiense.
Para la ocasión, Awada lució radiante con un maxi vestido off white con lazo a la cintura, de corte irregular y terminaciones en pico, que acompañó con sandalias al tono by Ricky Sarkany. Estas piezas fueron realizadas especialmente para el encuentro, en colaboración por ambos diseñadores. Juliana además, sumó un clutch de Bottega Veneta para cerrar su asombroso look.
Cabe destacar que en este almuerzo hubo un detalle que marcó la diferencia: Francis Mallmann fue el encargado de agasajar con sus manjares a los invitados y se destacó como verdadero anfitrión del evento ya que conoce más que bien el excelso paladar de quienes hoy visitaron la Villa.
Los platos
De entrada, hubo empanadas jujeñas y mendocinas, y roll de verduras para la opción veggie. Otra de las entradas fue otro plato muy típico del norte, la humita salteña, con el fresco y estacional aroma de la albahaca.
Luego siguió una ensalada de centollas fueguinas con habas, arvejas y menta. De los principales, otro producto del mar argentino muy apreciado: merluza negra atlántica con verduras gratinadas. Y, como no podía faltar, la carne asada por un maestro de los fuegos, "el chef más interesante del mundo", según la revista Esquire: ojo de bife con papas dominó, chimichurri y criolla.
Mallmann presentó los dulces como “Postres del Río de la Plata”, y puede que los comensales terminen la sobremesa diciendo “che”: flan de dulce de leche, crema de chocolate, crostata de limón y panqueque de dulce de leche.
La bebida
Un capítulo aparte merecieron los vinos, todos exponentes de una de las bodegas argentinas más reconocidas en los rankings internacionales, Catena Zapata. “Francis Mallmann eligió los vinos personalmente, y especialmente el Estiba Reservada, por ser el vino ícono argentino en el mundo”, contaron desde la bodega. Detallista como es, el resultado final, la “selección Mallmann”, le llevó un mes.
Cada uno de los pasos estuvo maridado con una etiqueta. Así, se pudo degustar el espumante D.V. Catena Nature, los blancos Catena Zapata Adrianna Vineyard White Bones Chardonnay 2016 y Catena Zapata Adrianna Vineyard White Stones Chardonnay 2016, los tintos Catena Zapata Malbec Argentino 2015 y Catena Zapata Estiba Reservada 2013, y los postres cerraron con el Saint Felicien Semillon Doux 2012. (Perfil - Clarín)