26 Noviembre 2018
SIN FIESTA. La Superfinal que se debía jugar el sábado en el Monumental quedó frustrada por culpa de los violentos. reuters
BUENOS AIRES.- Las posibilidades que alberga el futuro de la Superfinal de la Copa Libertadores 2018 son, a esta altura, tantas como la decepción y el enfado que provocó en todo el ambiente futbolístico nacional e internacional la postergada, o suspendida, definición de la competencia más importante de Sudamérica a nivel clubes. La revancha podría efectivamente jugarse en el Monumental, en Paraguay o hasta en la lejanísima Abu Dhabi. O bien no disputarse nunca, si prospera la presentación que en tal sentido hará Boca.
A raíz de la realización de la reunión del G20 en Buenos Aires del viernes 30 y el sábado 1 de diciembre, existe un bosquejo, por ahora muy primario, de jugar la segunda final el sábado 8 de diciembre, feriado por el Día de la Virgen María, en la cancha de River.
Claro que esto tendría lugar 10 días antes exactamente del debut del equipo argentino clasificado en el Mundial de Clubes de Abu Dhabi, que será el martes 18 de diciembre (la final está programada para el sábado 22).
Por lo pronto, el representante de la Conmebol es el único que falta clasificarse, ya que las restantes plazas están definidas: Real Madrid (campeón de la Champions League), Chivas de Guadalajara (campeón de la Liga de Campeones de la Concacaf), Kashima Antlers de Japón (campeón de la Liga de Campeones de Asia), Esperance de Túnez (campeón de la Liga de Campeones de África), Team Wellington (campeón de la Liga de campeones de Oceanía) y Al-Ain (equipo del país organizador). Estos dos últimos equipos abrirán el certamen el miércoles 12 de diciembre y el ganador enfrentará al Esperance, de Túnez. Del vencedor de este último encuentro surgirá el rival de River o Boca.
SIN FIESTA. La Superfinal que se debía jugar el sábado en el Monumental quedó frustrada por culpa de los violentos. reuters
Por eso no pareció sonar tan descabellada una primera idea de jugar esta segunda final de la Libertadores en la lejana capital de los Emiratos Árabes Unidos, un tanto para evitar incidente y otro para que el ganador permanezca en el escenario del Mundial de Clubes y no deba trasladarse y aclimatarse con la premura que supondría jugarla en Sudamérica.
Y cuando se menciona Sudamérica tampoco es descabellado pensar que este partido pueda jugarse en el estadio “Defensores del Chaco” de Paraguay, cercano a la casa central de la Conmebol.
Claro que si prospera la petición que hará Boca mañana para que le den por ganado el partido, tomando como antecedente aquel partido de octavos de final de la Libertadores 2015 que por razones relativamente similares dieron como finalizado con empate en cero al cabo del primer tiempo, favoreciendo a River, que se había impuesto 1 a 0 en la ida en el Monumental. Si eso prospera, segunda final no se jugará nunca y los “Xeneizes” podrán ir bien descansados a Abu Dhabi. (Télam)
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