- Sueños y pesadillas
Anoche (por el lunes pasado), al acostarme, pensando en el más allá de los problemas cotidianos, y en especial sobre esa reunión cumbre del G20 que se celebraría en los próximos días en Capital Federal. El insomnio y el cansancio me vencieron, y comencé a soñar con una extraña pesadilla que estaba en otro planeta llamado “Indigelandia”, donde estaban todos convulsionados por la reunión de distintos líderes del universo denominados “Los Chupasangres”, presidido por el amable y temible tío Sir Dany Garrapatas. Todos ellos vendrían de distintos planetas para disertar en el amigable escenario, ordenado, seguro, confiable del reino “Indigelandia”, sus planes pacíficos estratégicos eran planificar el futuro trabajo Terminaitor, extra seco y transparente del año 2020, libre de focos infecciosos corruptos, aplicando la milenaria fórmula “todo para mí, nada para vos”. Participarían en el evento cumbre universal los siguientes inhospitalarios: Mister Alacrán Draculín, Monsieur Guanquero, Lady Aedes Aegypty, Dame Vinchucaca, Xsiansheng Chinchelin, Seonsangnin Sanguijuela, sir HardeLadilla, sa Pulguitis, Mr. Vampirutis, Bay Ita, entre otros capos líderes mandatarios. El señor Mac Piojo del planeta organizador Indigelandia, informaba que reforzará la seguridad de los intelectuales líderes Chupadores, para que los tratados de la cumbre no se viralicen ni sufran consecuencias físicas, tanto en el organizador como en los otros planetas. En un momento me desperté asustado, con una picazón en el cuerpo y con mucha sed. Quise prender la luz, no había tensión; fui a buscar agua y al no tener luz la bomba no emitía agua por la cañería de servicio; abrí la heladera, estaba vacía; busqué unos pesos en los bolsillos del “lompa” para buscar H2O en algún servicentro y nada, estaba seco. Miré a mi fiel amigo guardián, que estaba a los bostezos; recordé el sueño y me puse a carburar razonando, analizando, y me pregunté ¿qué pasó? Pasaron los Chupasangres, serán los Chupacabras, serán los fantasmas de Martínez de Hoz o Nicolás Dujovne con el Fondo Monetario o tal vez los nuevos soldados zancudos Terminaitor. ¡Ay, mamita querida, qué realidad! ¿Hasta cuándo seguirán estrujándonos? Espero que no sea igual en el más allá, como en el sueño de la pesadilla.
Pedro Pablo Castaño
- Clases en días de calor
Como macho de noria, girando sobre el propio eje y sin llegar a ningún destino, vuelve a presentarse la misma situación plagada de interrogantes y de absurdos. Hasta aquí, el calendario académico anuncia clases hasta el 14 de diciembre. Por este motivo quisiera invitar a las autoridades del Ministerio de Educación de la Provincia de Tucumán a pasar una siesta en la Escuela de Comercio de Banda del Río Salí -o en tantas otras escuelas públicas-. Con mucho esfuerzo de los directivos y de la Cooperadora, a lo largo de los años se ha equipado a la escuela con aire acondicionado, deshaciéndose de los maltrechos ventiladores que agonizaban. Pero la vieja instalación eléctrica no permite que se prendan, porque explota el medidor. De esta manera, quedamos sin el pan y sin la torta. Por ello, estar en la escuela en estos días de calor es una tortura para la comunidad educativa. Recuerdo aquellas épocas de mi adolescencia, cuando el 30 de noviembre dejábamos de ir a la escuela y nos quedábamos en casa a preparar los exámenes de diciembre. Los docentes asistían para dar consultas, corregir exámenes y sacar promedios. Aprendíamos más, no nos agobiaba el calor, los padres tenían el alivio de no tener que entregar dinero cada día para ir a la escuela. Pero claro, los 180 días que exigen desde afuera, bajo el sofisma de la educación de calidad, no se cumplirían. Que los mártires sigan pagando el precio de este absurdo.
Graciela Jatib
- Legislar por un día
Desde hace 17 años, tanto la Cámara Legislativa como la Municipalidad capitalina, impulsan la iniciativa de poner en práctica a grupos de alumnos secundarios, mediante el dictado de talleres y una posterior sesión parlamentaria, donde los alumnos simulan ejercer el cargo de legislador y/o concejal por un día. Loable tarea, por cierto, más aún teniendo en cuenta que por su edad pueden votar y elegir, pero conforme a evidencias, estas prácticas resultan incompletas e insulsas, toda vez que vemos y sabemos que para llegar a detentar el cargo en forma real, tienen que pertenecer a un partido político, postularse y competir como rige la Ley, para lo cual deberá poner en práctica el infalible y “patentado” método electoralista tucumano, consistente en: a) Realizar actos políticos públicos, donde se sortearán automotores y artículos del hogar para asegurar la concurrencia; b) Toma de cuadrillas de personal, días previos al comicio, mediante contratos temporarios; c) Efectuar, con antelación, masivos cambios de domicilio de los votantes, a cambio de prevendas (hay pueblos con 500 habitantes adultos y votan 800); d) Contratar servicios de remises para el traslado de los votantes; e) Obsequiar por el voto emitido un bolsón con comestibles; f) Hacer que en los padrones figuren muertos que luego votarán. Visto todo esto, de nada servirán las buenas intenciones de los organizadores, si los jóvenes no conocen estas hazañas cívicas. Sería conveniente que algún “experto” les brinde un curso acelerado sobre estas y otras trapisondas electoralistas “made in Tucumán”, que les aseguren el triunfo soñado para el que se han preparado.
Ysmael Díaz
Mario Bravo 247
Banda del Río Salí
- ¿70 años de peronismo?
Para tratar de justificar el desastre que está haciendo en su gestión, el presidente, Mauricio Macri, expresa, recurrentemente, que los problemas con los que tiene que lidiar vienen de 70 años atrás, en clara alusión, obviamente, al comienzo del peronismo en el país. Esta falacia se puede aceptar en él porque lo hace interesadamente, amén de que con esto demuestra su carencia de conocimientos y de cultura. Lo triste es que haya otros ciudadanos que se “suben” a este discurso y repiten lo mismo, y por ello quedan en ridículo ya que parecen desconocer que de los 70 años a que se refieren, 35 fueron de gobiernos no peronistas (les recuerdo algunos nombres: Eduardo Lonardi, Pedro Eugenio Aramburu, Arturo Frondizi, José María Guido, Arturo Umberto Illia, Juan Carlos Onganía, Marcelo Levingston, Agustín Lanusse, Jorge Rafael Videla, Roberto Eduardo Viola, Leopoldo Fortunato Galtieri, Atilio Bignone, Raúl Ricardo Alfonsín, Fernando De la Rúa, Mauricio Macri), y 35 de gobiernos peronistas, y esto teniendo la “generosidad” de incluir al de Carlos Menem como tal, ya que llegó como peronista pero dio un giro absoluto apenas asumió y fue, quizás, el más liberal de la historia. Ante esto, invito a que se informen bien, recurran a los libros e instrúyanse mejor, y no repitan cualquier cosa que escuchen por ahí, y mucho menos si viene del Presidente, quien no es ninguna garantía de veracidad tanto en sus conocimientos como en su proceder.
Oscar Alberto Beltrán
- La sanata
Cuenta José María Otero que sanata es un vocablo que sacó de la manga Enrique Santos Discépolo. Nace en la tertulia que tenía su hermano Armando cuando se reunían en su casa personalidades del arte y de la literatura bajo el signo de Bakunin. Enriquito tenía 14 años entonces y asistía emocionado a esa fuente cultural. Y también iba un personaje apellidado Zanata, vendedor de tienda, grandote, de manazas enormes que se quedaba embobado en esa bohemia, donde se hablaba de arte, de pintura, de música, de poesía. Nunca faltaba y siempre apoyaba todas las iniciativas y que por miedo a equivocarse decía a todo que sí y, a veces, chapurreaba frases sin puntada final, difuminándolas por falta de argumentación. Un día Discépolo estaba haciendo”Wunder Bar” en el Ópera. Como la obra era en un cabaret trabajaban muchos artistas. Al ser tantos, siempre caía enfermo alguno. Entonces Enrique corría a la Confitería-Bar La Paz donde estaban los parados y enganchaba a alguno para el reemplazo. Una noche se enfermó a última hora uno que tenía varios diálogos con él y un poco largos. Preguntó, en la mesa del bar, a un grupo y Fidel Pintos se ofreció rápidamente. “Tenés que aprenderte la letra a toda velocidad”, lo apuró Enrique porque estaban cerca de la hora del comienzo. Fidel respondió: “Sí, me la sé de memoria, quedate tranquilo...” y salieron corriendo para el teatro. En el momento del diálogo Fidel comenzó a sanatear, decía parte de la frase y el resto la musitaba. Y Enrique mirándolo fijo en escena, por lo bajito, le dijo: “Huyyy... estás zanateando...” recordando a aquel amigo de la historia. Y en esas circunstancias, sin imaginárselo, patentó el término tan porteño (que con el tiempo se transformaría en sanata, con s), al que Fidel Pintos, maestro del murmullo y la improvisación explotó como nadie, con ese talento enorme que tenía.
Luis Salvador Gallucci
- Árboles maltratados
Deseo solidarizarme con las personas integrantes de una fundación que elevaron una denuncia a la Intendencia de la ciudad de Concepción por el maltrato que recibieron los ejemplares arbóreos que fueron plantados en la peatonal de la calle José de San Martín y alrededores. Dichos ejemplares se encuentran prácticamente secos, por falta de agua y de resguardo, con las raíces cercenadas. Cuando se planta una especie vegetal (cualquiera sea), los niños y mayores aclamen ¡qué hermosa planta! ¡Cómo embellece la peatonal!, sin saber de las personas que la cuidaron, dándole agua cuando fuera necesario, sacando las malezas de su alrededor, abonándola, etcétera.
Jacinto Barrionuevo
- Caballo suelto en la Perón
Un insólito accidente, digno de ocurrir en nuestras siniestras rutas, tuve la oportunidad de observar en la “Ciudad Jardín” el pasado miércoles, a la mañana. Sobre la transitada avenida Perón, una camioneta colisionó con un caballo que se había soltado, repentinamente, de su amarre, cruzando la avenida apresuradamente. Por fortuna no hubo que lamentar víctimas, pero sí costosos daños materiales producto de la violencia del impacto lateral (del animal sobre la camioneta accidentada), junto al “fino linaje” del equino, que lejos está de ser un pobre animal que acarrea un carro de basura. Una extraña realidad caleidoscópica, donde el caballo forma parte de una graciosa postal de pueblo, con el cerro de fondo, en una de las avenidas que embandera el pujante crecimiento de Yerba Buena hacia el norte. ¿Qué más falta que ocurra en nuestras sufridas comarcas citadinas, para que las autoridades, alguna vez, apliquen simplemente las leyes? ¿Acaso se puede dejar en una avenida atado un caballo para pastoreo? ¿Quién debería encargarse de velar que esas normas se cumplan? ¿Existen, acaso, dichas normas? ¿A quién deberá demandar el conductor damnificado: al dueño del caballo, al municipio o a ambos? Carne de diván para algún audaz abogado, tal vez. La única conclusión que se pueda arribar queda enteramente a disposición del estimado lector.
Alejandro Báscolo
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