Clienta frecuente del sistema penal, Margarita Toro hace funcionar hasta el cansancio, ya sea como víctima o como protagonista, a la Justicia y a la Policía. Ayer fueron 17 allanamientos realizados entre “El Sifón” y El Cadillal: hubo cinco detenidos e intervinieron 100 policías federales, en el marco de la causa por el secuestro que sufrió la llamada “Patrona” el 24 de abril.
Según la denuncia, ella iba en su camioneta Amarok blanca, con su hermana Verónica y su hija, por el barrio 130 Viviendas. Un grupo de cinco hombres la interceptó, bajó a la hermana y a la hija, y llevó a la “Patrona” al Cadillal, donde la golpearon. Recién la liberaron cuando, supuestamente, la familia pagó $ 500.000. Ella acusó al barrabrava “Gordo” González y a gente del “clan” Robles, de “El Sifón”.
Esto derivó en el operativo de ayer, organizado por el fiscal federal Pablo Camuña y autorizado por el juez Daniel Bejas, en el que actuaron policías de la Federal, de la Agencia Federal Tucumán y de la Dirección Operativa Central. Cien hombres. Hubo escuchas telefónicas determinantes.
No se sabe si también participaron en esta investigación los policías de Formosa que fueron atacados el jueves pasado por motochorros en la Costanera. Estaban camuflados, poniendo cámaras filmadoras. En el ataque murieron el cabo Pablo Rebollo y el delincuente “Pato Lucas” Albarracín. El fiscal Camuña no relacionó las dos pesquisas. Sólo dijo que “permanentemente hay agentes realizando investigaciones en las calles”. El 30 de octubre se supo que la Nación había pedido a las fuerzas federales intensificar las pesquisas sobre los Toro.
El “Gordo” González negó en su momento haber tenido que ver con el secuestro de Toro. Sí reconoció que habían tenido diferencias por la desaparición de una moto de competición de su hijo, que él había intentado recuperar. ¿Tuvo que ver eso con el ataque que sufrió el “Gordo” en Lomas de Tafí? El 16 de agosto, él y su mujer circulaban en su Chevrolet S10 cuando dos jóvenes los interceptaron, les quitaron la camioneta y huyeron haciendo tiros. Poco después fueron detenidos, pero quedó la duda.
El 13 de agosto fue capturado por la policía tucumana en “El Sifón” Víctor “Pipa” Robles, supuestamente por el secuestro de Toro.
El 8 de septiembre tuvo lugar el episodio del video de la ametralladora. Dos tipos (supuestamente “Maxi Toro”, también conocido como Maximiliano Martínez, y también un tal “Flaco”, supuestamente pareja de Margarita Toro) bajaron de una Amarok blanca e hicieron disparos en Blas Parera al 600 (Villa 9 de Julio) con una pistola ametralladora y una pistola 9 mm.
Según se especuló, ese tiroteo estuvo dirigido contra la casa del “Chavo” Carrión. El 12 de septiembre, el fiscal Pedro Gallo, con agentes de la seccional 10ª, de Infantería Capital, de Digedrop y de Criminalística hizo ocho allanamientos en cuatro casas de los Toro y “no hallaron nada”, aunque sí en viviendas de conocidos en El Matadero. Allí se secuestró medio kilo de cocaína, 15 bagullos, una pistola ametralladora y 340 balas 9mm. Según Ricardo Fanlo, abogado de los Toro, “no había razón alguna para involucrarlos”. Según Javier Lobo Aragón, abogado de los Carrión, “desde hace varios meses venimos denunciándolos por abuso de armas de fuego”.
El 30 de octubre se detuvo a un tal “Mudo Andrés”, que tenía pedido de captura por lesiones. Pero se decía que el “Mudo” habría participado en el secuestro de Toro. El operativo fue hecho por la División Delitos contra la Propiedad de la Policía tucumana.
El 6 de noviembre fue detenido Patricio Bellido, pareja de Margarita Toro. Se cree que era uno de los que tenía la pistola ametralladora. Fue en el allanamiento a un arsenal clandestino en avenida Independencia al 500. El fiscal Gallo actuó con la División Inteligencia Criminal.
El 12 de noviembre la fiscala Marta Mariana Rivadeneira, con policías de la Unidad de Investigaciones Criminales y Delitos Complejos, allanó ocho casas del clan Toro, en la investigación del secuestro de una persona, vinculada a “Pipa” Robles, ocurrido el 5 de noviembre. Un grupo había bajado de una EcoSport negra, lo sacó de su casa y lo llevó a otro lugar. Lo golpearon con armas en la cabeza, le hicieron un tiro a las piernas y lo ahogaron en un tacho con agua, según denunció. Después “lo higienizaron y lo liberaron desnudo y descalzo”.
“Maxi Toro” e Ismael Tevez, alias “Isma Toro”, son perseguidos por la División de Búsqueda y Captura de Prófugos. El viernes 16 pasaron por Blas Parera y Gobernador Gutiérrez (cerca de sus casas), los vieron los policías y se tirotearon. La camioneta policial recibió dos balazos. Ya antes se habían escapado: “se lo hostiga para obligarlo a salir”, dijo entonces una fuente. A “Maxi” lo buscan por lesiones. Se sabe que Margarita, condenada por drogas en 2003 y 2009, fue pareja del “Rengo Ordóñez” Tevez, quien introdujo el paco en La Costanera y murió en una revuelta en la Navidad de 2008.
Entre los detenidos ayer estarían “Pipa” Robles (el mismo que había sido capturado por la policía tucumana el 13 de agosto y, evidentemente, liberado después); un tal “Vaquita” (sería hijo del “Gordo”); un tal “Barza”, un tal “Oreja”, y “Laiones”, además de un menor de edad que fue liberado. Por falta de espacio en la cárcel, fueron llevados a las oficinas de la Policía Federal en calle Santa Fe. La detención es por secuestro extorsivo agravado.
Aunque las capturas son por diversos delitos, se supone que estos grupos se dedican al narcomenudeo. Evidentemente, a pesar de las condenas, a Margarita Toro le ha resultado beneficioso dedicarse a su actividad y todos dicen que ahora la droga se ha extendido por las barriadas y que su poder de fuego se va ampliando. Sus oponentes, los Robles y los Acevedo (González), están presos. Este año, ella ha mostrado cómo tiene jugando al gato y al ratón a las justicias y a las policías federal y tucumana. ¿Será contundente el megaoperativo? Hasta ahora todo parece hojarasca interminable en un mundo marginal, violento e impacificable.