La defensa de Roberto Gómez, el único acusado por el homicidio de Paulina Lebbos, planteó la existencia de dos líneas de teléfonos celulares con igual número de referencia, y que una de ellas habría sido incorporada al equipo móvil de la víctima tras la desaparición en 2006. El abogado Macario Santamarina remarcó que ambas señales estaban en poder de su cliente y de Maximiliano Gallardo, quien había estado vinculado durante la instrucción.
“No entendemos por qué se dejó libre a Gallardo, cuando aquí quedó acreditado no sólo que tenía la línea por la cual Gómez está imputado, sino también que se dedicaba a la venta de celulares”, expresó el letrado luego de la audiencia oral.
La defensa, además, sustentó su postura en que los registros telefónicos de la empresa prestadora Movistar “habían reflejado inconsistencias” de datos. En particular, destacó que, a la hora de comparar las listas, se habían registrado cantidades diferentes de llamadas entrantes y salientes.
“A partir de la instrucción del fiscal Diego López Ávila aparecieron una serie de chip (tarjetas de SIM), que fue incorporado al teléfono (IMEI) de la víctima. Cuando fueron requeridos por su antecesor, el fiscal Carlos Albaca, la compañía había dicho que ninguna otra línea se había vinculado a ese IMEI”, remarcó. Hizo hincapié, inclusive, en que Paulina “debió haber estado en Capital Federal el día de su desaparición, ya que su número fue detectado por una antena en esa jurisdicción”.
La causa tiene un abanico de informes de cruces de llamadas y de distintos usuarios. Muchos de ellos se presentaron a lo largo del juicio oral como testigos, entre ellos, Sergio Kaleñuk, hijo del ex secretario privado del ex gobernador José Alperovich, Alberto Kaleñuk.
“El teléfono es de mi defendido, pero Gallardo también se lo atribuyó en audiencia. Gómez afirmó que su servicio era prepago; mientras que Gallardo dijo que era pospago. Esto coincidió con los informes, que mostraron que una de las líneas se había dado de alta de forma pospago en noviembre de 2005 y que en 2013 seguía activa. Otro informe reflejó que había un teléfono pospago, con domicilio de facturación, que había sido dado de alta en diciembre de 2005 y de baja, en 2009. Gallardo dijo precisamente que había usado esa línea en este último período”, enfatizó Santamarina.
El defensor apuntó a que “no se ha determinado con exactitud qué línea había sido insertada al teléfono de Paulina Lebbos”: de Gómez o de Gallardo, tras su desaparición.
Por su parte, Gallardo alegó en instrucción que había comprado un celular para su padre con el número investigado, pero aclaró que los habrían robado en el barrio 11 de Marzo.
La acusación
En la instrucción se estableció que, a las 20.42, “en el celular de la víctima se había insertado un nuevo chip y que correspondía al abonado 381-154794657, línea asignada a un tal Carlos Daniel Chávez”. Según los registros, se habría disparado entonces un mensaje para consultar saldo al *100, que fue tomada por la antena ubicada en Ruta nacional 9, altura kilómetro 1.288, en Banda del Río Salí. También se habrían efectuado y recibido varias llamadas. El servicio se dio de baja en 2011.
Con el paso de la causa -en manos de López Ávila-, se supo que Chávez era un nombre falso, como así también el DNI que figuraba en los papeles. Este número correspondía al de una mujer, que había fallecido en Entre Ríos años antes.
En las sábanas de comunicaciones se registraron también contactos con otros abonados. Así, los investigadores dieron con Mercedes Beatriz Ramona Galeano y José Luis Gómez, quienes se habían contactado con el abonado Chávez.
Galeano declaró en instrucción que ese número pertenecía al hijo de José Luis Gómez, Roberto. Galeano contó que su madre le alquilaba en 2006 una propiedad en calle Alberdi al 400, en la capital. Además, aclaró que las llamadas habían sido para acordar el cobro del alquiler.
Con esas pruebas, los pesquisas llegaron a “determinar que el usuario de la línea resultó ser Roberto Luis Gómez”.
“Hoy (por ayer) dejaron algunas impresiones respecto de algunas inconsistencias en los informes telefónicos. Esas observaciones, sin embargo, han abonado nuestra teoría sobre la manipulación de las pruebas para el encubrimiento (del crimen). Sostenemos que Gómez forma parte de esa estructura delictiva”, dijo Alberto Lebbos, padre de la joven.
“Hay pruebas contundentes del uso del teléfono de Paulina por parte de Gómez, llamando a su casa, a su mamá y a otras personas”, dijo.
El dato del día
Declaración del perito
Maximiliano Bendinelli, ingeniero en Informática, consideró que no se puede clonar un IMEI (número de identificación) del celular. El especialista, de 41 años, afirmó, sin embargo, que sí se puede modificar el número de manera intencional. “Se puede poner el IMEI en otro teléfono. Ahora, ¿qué pasaría si la red detectara dos terminales con el mismo IMEI? No sé cómo podría actuar la red en ese caso. Imagino que algo puede hacer al registrar un conflicto”, expresó. “En los informes telefónicos había algunas incongruencias, con relación a algunos llamados que existían. No debería pasar eso: los llamados deberían ser los mismos, a pesar los años”, añadió.
Bendinelli aclaró que la compañía de teléfonos maneja los datos, por lo tanto, “podría hacer lo que quisiera con ellos”. “Creería que no los modificó. Tecnicamente, sí se puede hacer”, explicó.