“Creemos que Monteagudo no ocupa el lugar que le corresponde en la historia tucumana, cuando fue una figura clave del proceso de emancipación americana. Tal vez sea por su condición de personaje controvertido, dueño de un discurso violento. Era un revolucionario al estilo jacobino, que no se detenía ante nada. Fue abogado, periodista y soldado; ayudante de San Martín y de Bolívar, y con su muerte se cerró buena parte del proyecto americanista bolivariano. Esa es la figura que pretendemos mostrar en el libro”.
A su manera, sin estridencias, el guionista Edgardo Albornoz se apasiona al hablar de “Monteagudo, mártir o libre”, la novela gráfica que presentará hoy a las 20.30 en el Círculo del Magisterio (Las Heras 25). La otra pata creativa del proyecto es el dibujante Tomás Díaz Bálsamo. Juntos se unieron para dar a luz una historieta a la que definen como un “proyecto de reconstrucción histórica alternativa”. Es ni más ni menos que el abordaje de la figura de Bernardo de Monteagudo desde el cómic. Otro lenguaje y otra estética para contar la historia de un tucumano que propagó el fuego revolucionario y murió consumido por esas llamas.
Según los autores, el libro tiene mucho de reparación histórica. Los restos de Monteagudo descansaron en Lima -donde fue asesinado en 1825- hasta hace menos de tres años, cuando Tucumán los repatrió. A la historiografía siempre le costó desentrañar a ese hombre de acción cuya contribución a la independencia continental fue más importante de lo que muchos suponen. Monteagudo tiene mucho de misterio y esa es una puerta que conduce a la fascinación.
Díaz Bálsamo explica que dibujó un Monteagudo acriollado, con rasgos “tucumanizados”. A fin de cuentas, durante años se lo representó a partir del cuadro equivocado. Allí también había una deuda: un prócer cuyas facciones no dejan de ser un enigma. Albornoz estructuró el relato como una tragedia en tres actos: el pronunciamiento de Chuquisaca de 1809, el cruce de los Andes y el encuentro con Bolívar. Tres episodios que moldearon el carácter indomable de Monteagudo.
En el medio van apareciendo personajes conocidos: Bolívar, Manuela Sáenz, Facundo Quiroga, el coronel Pringles, Necochea, todos vistos de otra manera. Lo de “Mártir o libre” hace alusión al periódico que Monteagudo publicó en 1812, un concepto que le cabe a su propio devenir histórico: luchó por la libertad y murió como un mártir.
El dibujo, en blanco y negro, apunta a transmitir la vibración de una vida apagada con apenas 35 años. A falta de color -lo que hubiera disparado el presupuesto- Díaz Bálsamo jugó con las tonalidades del gris y con las sombras.
El volumen de 60 páginas incluye un dossier documental que apuntala la investigación histórica emprendida por los autores. La Asociación Monteagudo y el grupo Dínamo son los auspiciantes junto al Círculo del Magisterio. Destacó Rubén Díaz Camacho, directivo de esa institución, que la presentación contará con la actuación del músico Diego Casimiro y con una mesa panel integrada por historietistas.
“El libro interpela al público actual -indica Albornoz-. Habla de la soberanía popular y de cómo queremos seguir viviendo. Monteagudo y sus contemporáneos se plantearon si el poder de quien los gobernaba era legítimo y decidieron que no. El de Monteagudo era un discurso duro y comprometido, y su curso de acción se vio interrumpido por un crimen que, en cierto modo, funcionó como un sabotaje. La cuestión es si ese proceso americanista todavía está en condiciones de implementarse”.