Una distinguida figura de médico y político fue la del doctor Fortunato Mariño. Nació en Tucumán el 14 de febrero de 1865, hijo de don José María Mariño Zavaleta y doña Mercedes Baudrix. Bachiller del Colegio Nacional, en 1888 obtuvo su doctorado en Medicina, en la Universidad de Buenos Aires. Fue subdirector del Hospital San Roque de esa capital, y más tarde catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba. En esa provincia, tuvo una banca de diputado provincial, en 1891.
Vuelto a Tucumán, fue presidente del Banco de la Provincia; dos veces senador a la Legislatura; presidente del Consejo de Higiene y presidente del Concejo Deliberante. Desempeñó la cartera de Hacienda e Instrucción Pública durante el gobierno del doctor José Frías Silva. Posteriormente, fue diputado nacional (1912-16) y también intendente municipal de San Miguel de Tucumán (1918-19). Miembro de la Convención que sancionó la Constitución Provincial de 1907, participó en los debates respectivos con patriotismo y con inteligencia. Fue asimismo médico fundador de la Sala Cuna.
El doctor Mariño fue también un destacado agricultor cañero, en la finca familiar del departamento Burruyacu. Falleció en nuestra ciudad, el 17 de noviembre de 1920. “En la vida lo fue todo: médico filántropo, hombre público distinguido, amigo leal, laborioso pionero de la tierra, catedrático ilustre, buen esposo, excelente miembro social. Probidad y bonhomía: he ahí la síntesis de su vida”, lo retrató LA GACETA. Añadió que su acción “llevó un sello viril, que constituía el enérgico trazo que diseñaba su personalidad. Sembrador de belleza y de bien, curaba el cuerpo lo mismo que el espíritu. Tal vez por eso llevaba siempre estereotipado el sedante de su sonrisa afectuosa”.