“El Chapo”, de vendedor de naranjas a “rey de la cocaína”

“El Chapo”, de vendedor de naranjas a “rey de la cocaína”

El ex jefe del cártel de Sinaloa va a un juicio en el que puede ser condenado a perpetua Los experimentados abogados Balarezo y Lichman representarán al reo. Perfiles muy distintos y “el caso más difícil”.

UN MITO. Guzmán se escapó dos veces de cárceles de máxima seguridad y permaneció más de 15 años prófugo.  reuters UN MITO. Guzmán se escapó dos veces de cárceles de máxima seguridad y permaneció más de 15 años prófugo. reuters
12 Noviembre 2018

NUEVA YORK, Estados Unidos.- En algunos pueblos de Sinaloa dicen que Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, fue el benefactor que les mandó parrillas eléctricas, cobijas y colchones con la sigla JGL tras el paso del huracán “Willa”.

En su tierra muchos hablan con respeto del “señor” cuando se refieren a este hombre que vendía naranjas y refrescos siendo niño y que desde mañana será juzgado en Nueva York, acusado de haber liderado el peligroso cártel de Sinaloa.

Guzmán, de 61 años, aislado en una celda a 4.000 kilómetros de Sinaloa, se describió como un agricultor cuando fue detenido en 1993 por primera vez en México. Apenas se le empezaba a llamar el “rey de la cocaína”.

Eso fue mucho antes de construir, según acusa Estados Unidos, un imperio de tráfico de cocaína, marihuana, heroína y metanfetaminas que lo llevaría a enemistarse con el Cártel de Juárez y los Beltrán Leyva.

Ahora enfrenta 11 cargos de conspiración, narcotráfico y lavado de dinero con posible cadena perpetua, en un juicio oral que tendrá lugar en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn.

“El Chapo” nació en el poblado de La Tuna de Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, el 4 de abril de 1957. Después de una infancia de pobreza, empezó a sembrar marihuana a los 15 años y entró en el negocio del tráfico de drogas en los 80.

“Donde crecí no había otro camino -y aún no lo hay- para sobrevivir, no hay forma de trabajar en nuestra economía para poder tener una vida”, contó en una entrevista que dio al actor Sean Penn para la revista “Rolling Stone” en 2016.

Las dos fugas de cárceles de máxima seguridad lo convirtieron en un mito. La primera vez se escapó en 2001 escondido en un carrito de lavandería, según las autoridades, y tras casi ocho años en prisión. Estuvo prófugo los 13 años siguientes.

La segunda vez fue en 2015 por un túnel de casi 1.500 metros cavado hasta el baño de su celda y después de estar un año y cinco meses tras las rejas. Lo capturaron seis meses después.

Una pista para encontrarlo fue una entrevista que dio desde la clandestinidad a Penn y a la actriz mexicana Kate del Castillo porque quería una película sobre su vida. Después de esa captura, México dio luz verde a su extradición a Estados Unidos, que se llevó a cabo un día antes de la investidura de Donald Trump como presidente, el 19 de enero de 2017.

El “dream team”

Para la defensa, Guzmán designó a un equipo de abogados que encabeza Eduardo Balarezo. El letrado no duda en calificar el caso como el más difícil de su carrera. “Es uno de esos casos de los que están haciendo un símbolo”, dijo en una entrevista.

Con el juicio oral a punto de empezar, mañana, con las exposiciones iniciales de la fiscalía y los abogados de Guzmán, quizá es pronto para decir si la defensa del narco ha cambiado la vida a Balarezo para bien o para mal.

El origen ecuatoriano de Balarezo (nació en Guayaquil y llegó a Estados Unidos de niño) ha sido una ventaja para él y para “El Chapo”, que no habla inglés.

Balarezo -corpulento, con la cabeza rapada y gafas- asumió la defensa de “El Chapo” en septiembre de 2017, relevando a los dos abogados de oficio que tuvo en los primeros ocho meses.

Aficionado al fútbol, idolatra al Barça y a Leo Messi. En lo político, se define como liberal demócrata, que en Estados Unidos quiere decir “progresista”.

Aborrece a Trump, al que le pega desde Twitter: lo ha llamado “corrupto” y “traidor”. “Eres el Cerdo en Jefe”, le dijo hace poco.

Jeffrey Lichtman, el otro letrado principal de Guzmán, está en las antípodas ideológicas de Balarezo. Nacido hace 53 años en una familia judía de Newark, Nueva Jersey, estudió Derecho en la Duke University, después de haber dejado la carrera de Medicina.

Gran aficionado al béisbol, es de derecha y simpatizante de Trump. En Twitter arremete contra el ex presidente Barack Obama, los demócratas y contra todo al que considera antijudío.

Balarezo y él no se caen bien, pero en la corte están condenados a entenderse. Lichtman, conocido criminalista de Nueva York, se unió en agosto al equipo y pasó a coliderar la defensa.

Entre los dos conforman el “dream team” que defenderá al “Chapo” de la Justicia estadounidense, en el juicio que empieza mañana. (DPA)

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