Yerba Buena: harto de los accidentes pintó la senda peatonal de la esquina de su casa
Jorge Mariño no se perdonaría que a su esposa o a sus nietos les pasara algo. Por eso, si la montaña no va a Mahoma -"refranea”-, él irá a la montaña. El sábado se instaló en la avenida Solano Vera, a la altura de la calle Mendoza. Estuvo dos horas bajo el sol y sus casi 40°. En ese tiempo, marcó un espacio para permitir el cruce a pie. Todavía le falta el otro carril. Algunos automovilistas lo felicitaron, aunque ninguno se paró a ayudar. Tampoco el Municipio ha completado la tarea.
Me llamo Jorge Mariño. Tengo 62 años. Me dedico a los negocios inmobiliarios. Estoy casado con Adriana hace más de media vida. Hemos criado cuatro hijos y hoy ayudamos con los nietos: muchas veces, mi mujer va a pie hasta la casa de mi hija Laura Cecilia, para que ella y su marido salgan a trabajar. Se queda hasta que los chiquitos se despiertan; los cambia y los trae a nuestra casa. En esas caminatas de ida y vuelta, ha visto un montón de accidentes. Son apenas cinco cuadras de distancia, pero tiene que atravesar la esquina de la avenida Solano Vera y Mendoza, en Yerba Buena. Cruzar con las criaturas es un peligro, una odisea. No hay sendas peatonales. No hay semáforos. No hay inspectores de tránsito. Y los autos pasan como si fuera una pista.
Me sorprende la desidia de los conductores. Andan a toda velocidad. Y cuando no pueden hacerlo, se largan por la banquina. Ninguno quiere frenar. Ninguno quiere perder un minuto. Y ninguno mide los riesgos. Yo sí. Yo pienso en Adriana y en mis nietos. Jamás me perdonaría que les pasara algo. No puedo depender de los administradores; de que se decidan a hacer... alguna vez. Tampoco voy esperar a que otros vecinos tomen consciencia: aquí la gente es indiferente. Esto es como el refrán: si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña. El sábado pasado hacía 40° a la sombra. Mi familia estaba preocupada: tengo Parkinson. No me importó. Me paré en esa esquina, le pedí a una piba de la Policía que me ayude a cortar el tráfico, saqué el tacho y me puse a pintar una senda. Es un laburo de enanos. La pintura asfáltica toma un montón. Estuve dos horas y apenas hice un carril. Me pegué una insolada bárbara. Pero valió la pena. Cuando la franja esté terminada, mi mujer, mis nietos y todas las personas van a poder cruzar más tranquilas. Seguras. Van a saber por dónde cruzar. Y los autos van a tener que bajar la velocidad.
Mientras pintaba, algunos automovilistas me felicitaban. Pero ninguno se bajó a decirme ‘prestame el rodillo, te ayudo ‘. Otros me miraban y ponían cara de “¿y este marciano, de dónde salió?”. Si alguien quiere ayudarme a terminar, que lo haga. Ya me tomé el atrevimiento una vez y seguiré solo si es necesario. También haré unos banderines de plástico, color rojo. Esa será la segunda etapa. Estarán de uno y de otro lado de la calle. Para cruzar, la gente podrá tomar un banderín, agitarlo y, tras pasar, dejarlo en la otra vereda.
Durante meses, mi señora puso en peligro su vida y la de las criaturas. Ahora tienen un lugar fijo asignado. Esta senda vino a suplir varias falencias, porque en los horarios picos el tráfico es infernal. Gasté $ 2.500 entre la pintura, los rodillos y los pinceles. No quiero hablar de los políticos; tuvieron años para pintar esto y no lo hicieron. No voy a hablar de ellos ni de nadie. Hice lo que correspondía que se hiciera.
¿ Por qué ponen más lomos de burro que semáforos ?
La nueva senda peatonal pintada por un vecino de la avenida Solano Vera, en Yerba Buena, traslada preguntas a los gobernantes. ¿Hay algún programa para disminuir la inseguridad vial en esa ciudad? ¿Por qué un ciudadano tuvo que asumir él mismo la tarea de demarcar una senda peatonal? ¿Saben cuáles son los cruces más peligrosos que requieren trazado? ¿Cuántas sendas han pintado y cuántas restan por pintar? El subdirector de Tránsito del municipio, Nicolás Juárez Dappe -hijo de un ex intendente peronista de esa ciudad- contesta que han adquirido una demarcadora vial, que sirve para realizar sendas peatonales y otros trabajos de señalización. Con esa máquina -asegura-, en los próximos días pintarán franjas en la avenida Perón. Luego, seguirán por las zonas de los colegios y de otros lugares de tránsito, como los centros comerciales. Menciona también a los alrededores de la la avenida Aconquija.
Entonces se lo indaga por la esquina de Solano Vera y Mendoza, donde el vecino Jorge Mariño pintó una senda para que su esposa y sus nietos -principalmente- puedan cruzar seguros. “Esa avenida siempre tuvo un tránsito intenso. Una vez que culmine la obra del canal Solano Vera - San Luis, se colocarán reductores de velocidad”, responde.
- ¿Por qué pondrán más lomos de burro en vez de semáforos?
- No podemos semaforizar todas las avenidas de modo caprichoso. En la avenida Aconquija lo hicimos (y eliminamos los reductores) porque a las calles perpendiculares se les fijó un único sentido de circulación, en general. Para colocar más semáforos en Solano Vera, deberíamos hacer lo mismo. Pero eso es imposible por las características de esas arterias. Por el cruce de Chubut, por ejemplo, tenemos contabilizado el paso de unos 50 autos por minuto en horario pico. Los semáforos provocarían estancamientos.
- ¿Pero hasta cuándo Yerba Buena contendrá su tráfico con reductores? Cada vez hay más barrios en el sector de La Rinconada y en las localidades vecinas de El Manantial y San Pablo-
- En otras ciudades, la gente respeta al peatón. Basta que una persona ponga un pie en una calle para que los autos se detengan. Acá, falta cultura vial. Hemos llegado al punto de tener que asignar inspectores de tránsito a las rotondas porque no las utilizan como corresponde ¡Dónde se ha visto algo así!
Según las estadísticas que posee el funcionario, la mayoría de los conductores yerbabuenenses maneja a más de 60 kilómetros por hora por las principales avenidas. En la Aconquija se consiguió reducir la velocidad, aclara. “Inicialmente propuse colocar seis complejos semaforizados en la avenida Perón. No teníamos recursos para hacerlo, por eso optamos por los reductores en altura. Los que se colocarán en Solano Vera serán distintos”, aclara.
Además de las personas que viven en los alrededores de esta última avenida, se han sumado nuevos moradores a los barrios cerrados y countries que fueron levantándose tierras arriba. Divisadero, Vilanova, Quinta Azucena, La Ladera, Ianua Caeli, Las Yungas, Las Jarillas, Los Azahares, VeraTerra, La Delfina, Los Álamos, La Rinconada y Art Solano son algunos de esos vecindarios que crecieron a la vera de las calles perpendiculares, como Chubut, Mendoza, La Rioja, Río Negro y San Juan, principalmente. Esas trochas son, incluso, la puerta de entrada a una seguidilla de colegios privados. Y sobre la misma avenida -en El Manantial y en San Pablo, sobre todo- se sucede otra legión de urbanizaciones, como Los Aromos, Pedemonte, Solano Vera, Del Pilar, La Emilia, Aldora, Altos del Rosario, Fincas, San Pablo, Los Azahares, entre otros.